Publicado

2022-07-01

Posibles explicaciones en torno al triunfo electoral de Pedro Castillo en las elecciones peruanas de 2021: un análisis desde la antropología política

Possible Explanations of the Electoral Triumph of Pedro Castillo in the 2021 Peruvian Elections: An Analysis based on Political Anthropology

Possíveis explicações em torno do triunfo eleitoral de Pedro Castillo nas eleições peruanas de 2021: uma análise a partir da antropologia política

DOI:

https://doi.org/10.15446/frdcp.n22.97450

Palabras clave:

Perú, antropología política, elecciones presidenciales, pandemia, Pedro Castillo (es)
Peru, antropologia política, eleições presidenciais, pandemia, Pedro Castillo (pt)
Peru, political anthropology, presidential elections, pandemic, Pedro Castillo (en)

Descargas

Autores/as

En el presente artículo el objetivo fue realizar un análisis político en torno a la victoria de Pedro Castillo en las elecciones presidenciales de Perú de 2021. Así pues, se utilizó una metodología mixta: mezcló el uso de datos cualitativos como cuantitativos. En ese sentido, este análisis se argumentó a partir de los conceptos provenientes de la antropología política para brindar una explicación sobre este resultado electoral. En este se concluyó que la unidad de los sectores rurales, producto de la cultura política de trabajo de bases de Castillo, pudo imponerse a un sector urbano afectado por la pandemia de COVID-19 y la división en torno a las preferencias electorales.

In this article, the objective was to carry out a political analysis on the victory of Pedro Castillo in the 2021 Peruvian presidential elections. Thus, a mixed methodology is used: combining the use of qualitative and quantitative data. In this sense, this analysis’ arguments are based on concepts of political anthropology to provide an explanation for this electoral result. It is concluded that the unity of the rural sectors, product of Castillo’s political culture of grassroots work, was able to impose itself on an urban sector affected by the COVID-19 pandemic and the division around electoral preferences.

Neste artigo, o objetivo foi realizar uma análise política em torno da vitória de Pedro Castillo nas eleições presidenciais do Peru em 2021. Assim, utiliza-se uma metodologia mista: mistura o uso de dados qualitativos e quantitativos. Nesse sentido, esta análise parte dos conceitos da antropologia política para dar uma explicação para esse resultado eleitoral. Conclui-se que a unidade dos setores rurais, produto da cultura política de trabalho das bases de Castillo, conseguiu se impor em um setor urbano afetado pela pandemia do COVID-19 e pela divisão em torno das preferências eleitorais.

Recibido: 23 de julio de 2021; Aceptado: 10 de febrero de 2022

Resumen

En el presente artículo el objetivo fue realizar un análisis político en torno a la victoria de Pedro Castillo en las elecciones presidenciales de Perú de 2021. Así pues, se utilizó una metodología mixta: mezcló el uso de datos cualitativos como cuantitativos. En ese sentido, este análisis se argumentó a partir de los conceptos provenientes de la antropología política para brindar una explicación sobre este resultado electoral. En este se concluyó que la unidad de los sectores rurales, producto de la cultura política de trabajo de bases de Castillo, pudo imponerse a un sector urbano afectado por la pandemia de COVID-19 y la división en torno a las preferencias electorales.

Palabras clave

Perú, antropología política, elecciones presidenciales, pandemia, Pedro Castillo.

Abstract

In this article, the objective was to carry out a political analysis on the victory of Pedro Castillo in the 2021 Peruvian presidential elections. Thus, a mixed methodology is used: combining the use of qualitative and quantitative data. In this sense, this analysis’ arguments are based on concepts of political anthropology to provide an explanation for this electoral result. It is concluded that the unity of the rural sectors, product of Castillo’s political culture of grassroots work, was able to impose itself on an urban sector affected by the COVID-19 pandemic and the division around electoral preferences.

Keywords

Peru, political anthropology, presidential elections, pandemic, Pedro Castillo.

Resumo

Neste artigo, o objetivo foi realizar uma análise política em torno da vitória de Pedro Castillo nas eleições presidenciais do Peru em 2021. Assim, utiliza-se uma metodologia mista: mistura o uso de dados qualitativos e quantitativos. Nesse sentido, esta análise parte dos conceitos da antropologia política para dar uma explicação para esse resultado eleitoral. Conclui-se que a unidade dos setores rurais, produto da cultura política de trabalho das bases de Castillo, conseguiu se impor em um setor urbano afetado pela pandemia do COVID-19 e pela divisão em torno das preferências eleitorais.

Palavras-chave

Peru, antropologia política, eleições presidenciais, pandemia, Pedro Castillo.

Introducción

La victoria de Pedro Castillo en las elecciones peruanas de 2021 guarda un fuerte componente simbólico dentro de la opinión pública nacional e internacional. Este componente gira en torno al origen del candidato: un maestro de escuela rural de izquierda y de origen muy humilde logró convertirse en presidente. Además, logró vencer por tercera vez a la hija de un dictador y todo ello bajo el contexto de las celebraciones del Bicentenario de la Independencia. Si bien se podría pensar lo contrario por el simbolismo de su candidatura, Pedro Castillo no fue la primera opción para la izquierda limeña. Esta se ha caracterizado por una cultura política más orientada al activismo que al trabajo sindical. En ese sentido, ellos apostaron más por la candidatura de Verónika Mendoza.

Esto se debe a que la izquierda, en tanto parte de la sociedad peruana, no escapa de tener prejuicios clasistas y racistas. Para la gran mayoría, Pedro Castillo es un líder sindical ignorante y tramposo, que puede ser radical cuando le conviene. Es decir, no tiene realmente una formación de izquierda sino que posee unas consignas que repite y repite. Por tanto para la izquierda limeña, la candidatura de este maestro rural les sorprendió y asustó tanto como a la derecha. Sin embargo, estas antipatías se vuelven secundarias cuando Castillo pasa a segunda vuelta con Keiko Fujimori. Es por ello que terminaron optando por brindarle el apoyo necesario en lo que respecta a proveer de cuadros técnicos capaces de gestionar el Estado y salir a los medios de comunicación para defenderlo dentro de la campaña.

En este artículo, se propone brindar una explicación sobre este triunfo electoral. Es por ello que se pregunta sobre cuáles han sido los factores que han motivado el triunfo electoral de un maestro rural de izquierda como Pedro Castillo en Perú. Para mí, como peruano, resulta interesante saber cómo ha sido posible que un maestro de escuela rural de izquierda haya ganado las elecciones teniendo a todos los grupos de poder en contra.

Para desarrollar estos argumentos, se parte de los conceptos de cultura política y la participación ciudadana. El primero refiere a las ideas y las normas operantes de un sistema político e incluye las actitudes subjetivas y los sentimientos. Por otro lado, la participación ciudadana refiere al involucramiento de las personas en los asuntos públicos.

Al tomar en cuenta esto, la cultura política y la participación ciudadana gobiernan el comportamiento político y dotan de estructura y orden al proceso político (Nureña, 2015). Así, por medio de la trayectoria de vida de un actor y el entorno en donde ha socializado es posible hacerse una idea de cómo piensa sobre las necesidades del país y lo que debería hacerse. En este artículo, se parte de la idea de que el hecho de vivir en una ciudad y el vivir en el campo condicionan las preferencias de determinados tipos de liderazgos.

En las ciudades, sobre todo en la Costa peruana, el ciudadano basa sus preferencias electorales tomando como referencia su vida cotidiana. Es decir, generalmente votaría como si se tratara de una entrevista de trabajo. Sin embargo, en el campo el tipo de liderazgo sería de tipo carismático debido a la necesidad de mantener cohesionado al pueblo (Meléndez, 2016).

En términos metodológicos, se ha desarrollado los argumentos con base en las experiencias de campo —como consultor en proyectos de desarrollo—, un seguimiento del proceso electoral a través de las encuestas 1 y un análisis del discurso de los mismos actores políticos. Es así como este análisis no es enteramente cualitativo o cuantitativo, sino que se interpretan datos y se contrastan con el objetivo de desarrollar una visión multidimensional. Este estudio se basa en el conocimiento de las correlaciones de fuerzas y se pregunta: ¿qué dice? ¿Qué hace? ¿Qué quisiera? ¿Hasta dónde puede llegar? Por ende, se sostiene que la victoria de Pedro Castillo solamente fue posible porque los sectores rurales han sido los menos afectados por la pandemia. Esto les permitió permanecer unidos e imponerse frente a una clase media y un sector popular urbano que estuvo durante todo este periodo dividido y golpeado. Es decir, el voto rural fue un factor decisivo al momento de imponer un candidato.

Esto ha sido posible porque, en primer lugar, ninguno de los otros candidatos pudo imponerse por amplio margen en la primera vuelta. Por otro lado, la cultura política de las zonas rurales se caracteriza por la existencia de organizaciones muy fuertes mientras que el voto urbano siempre se encuentra disperso. Después, la construcción del liderazgo del candidato se sustentó más en lo simbólico que en la existencia de un programa de gobierno de izquierda que fuera apoyado por la ciudadanía. Y por último, compitió con una candidata que representaba la continuidad de la clase política peruana de los últimos 30 años.

Por consiguiente, en la primera parte del artículo se propone contextualizar al lector sobre el escenario político peruano. Después, se profundiza más en los argumentos que se exponen sobre la victoria de Pedro Castillo. Para terminar, se brinda una opinión personal sobre un eventual primer gobierno de izquierda elegido democráticamente en el Perú.

Finalmente, este artículo se inserta dentro de los abordajes antropológicos sobre procesos electorales. Si se ve la democracia como parte del sistema cultural (Spencer, 2004), se encuentra que la antropología política tiene mucho que decir acerca del análisis de un proceso electoral. De esta forma, se incluye dentro de la corriente en que las elecciones son un sistema formal de distribución del poder formal (Aguilar, 2013). De esta manera, el valor de estos trabajos reside en analizar los fenómenos electorales desde la economía política, las condiciones de participación y las interacciones de los ciudadanos en las actividades electorales (González, 2010). Todo ello permite tener una mirada más amplia de los procesos electorales, capaz de entender la lógica de los actores que participan. Esto porque no todo es racionalidad política.

El Perú antes de las elecciones: entre neoliberalismo y el COVID-19

El Perú se ha caracterizado durante toda su historia republicana como un país con profundas desigualdades. Durante mucho tiempo, una elite criolla acaparó la vida política y económica, pero sin llegar a ser capaz de formar un proyecto nacional que aglutinara a otros sectores sociales. Sin embargo, desde los últimos 30 años las elites peruanas se caracterizaron por mantener cierta estabilidad después de la guerra interna (1980-2000). Esto se debe a que previo a la implantación del modelo económico neoliberal hubo una fuerte crisis del Estado oligárquico (Cotler, 1978, p. 40). Esto debido a un cambio en el patrón de dominación imperante en la sociedad peruana, donde el gobierno militar (1968-1980) promovió una agenda basada en la industrialización por sustitución de importaciones. Así pues este periodo estuvo caracterizado por un control fuerte del Estado de la economía, estatización de industrias y una profunda reforma agraria.

Durante toda la década de 1980 y con el retorno a la democracia empezó la guerra interna emprendida por Sendero Luminoso contra el Estado peruano (1980-2000). A ello se le sumó una fuerte crisis económica causada por la crisis de la deuda externa. Si bien los orígenes de la crisis pueden ser discutibles (Dancourt, 1994, p. 82), para las clases altas y media de Lima la culpa la tenía este modelo que simplemente producía que las cosas no funcionaran.

Es dentro de ese contexto que se produjeron las elecciones de 1990, donde compitieron Mario Vargas Llosa y Alberto Fujimori. En estas elecciones, triunfó el fujimorismo debido al miedo de la aplicación de un shock económico. Sin embargo, la situación era tan mala que Fujimori terminó aplicando la misma receta a la que se oponía. Es así como a partir del gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) se mantuvo lo que se ha denominado “el modelo económico”. Este se caracteriza por una serie de políticas públicas que se basan en limitar la acción del Estado respecto a su función reguladora del capital privado. De acuerdo con Poole (2012, p. 98), el neoliberalismo en el Perú se caracteriza por la formación de un Estado que busca universalizar a través de los poderes públicos los derechos individuales dentro de una lógica de mercado.

La característica central de este modelo económico se basa en el control absoluto de la inflación. Si bien podría pensarse que esto de por sí es bueno, el problema surge cuando se requiere incrementar el gasto público o cobrar impuestos. Así, en términos prácticos, el modelo se basa en una fuerte reticencia por parte de las elites políticas y económicas al gasto social y en cobrar pocos impuestos.

Esto se explica porque la elite peruana adoptó el neoliberalismo como la ideología sobre la cual construir el Estado. Ella consiste en que el país solamente puede salir adelante con la generación de riqueza material por medio de buenos empleos. Así pues, los empresarios son quienes producen el desarrollo del país gracias a que son ellos quienes realizan las inversiones.

Sin embargo, hay voces críticas que asumen que el modelo económico solamente ha generado beneficios a los más ricos. Esto se debe a que la izquierda culpa al modelo económico de todas las desigualdades existentes en el país. Para ellos, la existencia del modelo económico solamente ha producido que los derechos sociales sean aplastados por encima del lucro de las empresas grandes.

Ello ha motivado a que muchos movimientos de izquierda propongan cambiarlo. Es así como su propuesta central se orienta a un cambio de constitución donde el Estado pueda tener una mayor participación con la creación de empresas estatales, así como una mayor soberanía en su trato con las empresas transnacionales. Sin embargo, el problema radica en que se ha asociado el mantenimiento del modelo con estabilidad.

Es dentro de ese contexto que se tiene que tomar en cuenta el impacto de la pandemia de COVID-19. En términos históricos, no se conoce un evento que haya producido tantas muertes desde la época de la Conquista (López, 2021, p. 275). Así, con casi 200 mil muertos en un país con 33 millones de habitantes llegamos al bicentenario de nuestra independencia. Al mismo tiempo, se desarrolló una campaña electoral en medio de una segunda ola de contagio de COVID-19. Es decir, los peruanos estaban durante los primeros meses del año más preocupados en no enfermarse y enterrar a sus muertos que en los posibles candidatos para gobernar durante los próximos cinco años. Conviene subrayar que la gran cantidad de víctimas de la pandemia se debe a la ausencia de un Estado de bienestar y, con ello, de un sistema de salud capaz de enfrentarla.

Como posible explicación a estas carencias, diversos académicos y militantes de izquierda sostienen que esto se debe a la captura del Estado por parte de las elites (Crabtree y Durand, 2017, p. 30). Es decir, el neoliberalismo en tanto reestructuración económica y polarización de la riqueza ha generado profundas desigualdades donde el que tiene dinero puede salvarse (Ortner, 2015, p. 130). Este resultó ser el contexto sobre el cual se produjeron las elecciones.

Posibles razones que expliquen la victoria de Pedro Castillo

En primer lugar, varios candidatos competían en igualdad de condiciones por primera vez en la historia electoral peruana. Antes, lo normal era que los candidatos con más dinero terminaran imponiéndose dentro de las preferencias electorales debido a la capacidad de compra de publicidad a través de medios de comunicación o facilidades logísticas. Es así como se presentaban unos pocos candidatos más mediáticos frente a otros menos visibles. Sin embargo, el contexto para esta elección se vuelve distinta. Debido a la importancia del dinero en las campañas, muchos grupos de poder financiaban las campañas políticas. Esta corrupción rampante hizo que las reglas de juego cambiaran con leyes de partidos y leyes electorales mucho más rígidas.

Bajo este nuevo panorama es que se desarrollaron las elecciones de 2021. Así pues, la nueva ley electoral motivó a que nadie pudiera imponerse sobre los otros o acaparara gran cantidad de la votación. Es decir, el panorama político cambió porque todos jugaron con las mismas cartas en la mesa. Esto se veía con mayor fuerza en las ciudades porque la gran mayoría de candidatos contemplaban ir hacia los sectores populares urbanos. Sin embargo, todos ignoraban la posibilidad de conseguir una cantidad significativa de votos en las comunidades campesinas de los Andes. De esta forma, se encontró una gran sobreoferta electoral en el medio urbano frente a pocas alternativas que buscaban el voto rural.

A mi entender, esta fue una de las mejores decisiones de la campaña de Pedro Castillo: enfocarse en donde todos estaban ausentes y hacer campaña ahí. Es así como durante los días previos a las elecciones ya había ganado notoriedad frente al resto de candidatos gracias a un trabajo de bases consistente durante cerca de tres meses de campaña. Además, las condiciones hacían más favorable empezar por el campo para ir a las ciudades de a poco.

En concreto, era más fácil movilizarse dentro de las zonas rurales porque no necesitabas aglomerar a tantas personas y no existían demasiadas restricciones de movimiento entre los ciudadanos. Debido a que las comunidades rurales se caracterizan por la existencia de fuertes organizaciones de bases a lo largo de su historia (Matos-Mar, 1976, p. 35), regularmente toman sus decisiones políticas basadas en el consenso. Así, gracias a ese trabajo eres capaz de convencer al electorado rural sin necesitar grandes gastos en publicidad o relaciones clientelares costosas.

Para entender esta correlación de fuerzas, es necesario que se vean las relaciones de poder entre el campo y la ciudad. Si bien este fue pensado para el caso de las sociedades africanas, la teoría del conflicto puede ayudar a comprender la dinámica entre estos dos espacios. Con esto se quiere decir que el cisma y contradicciones entre el campo y la ciudad son el patrón de su integración en una comunidad (Gluckman, 2011, p. 18). Así pues, existe una relación de dependencia del campo frente a la ciudad en donde las comunidades campesinas de los Andes ocupan una posición subordinada frente a la posición dominante de las ciudades, especialmente en Lima.

Por ejemplo, las preferencias electorales entre Lima —la ciudad más grande del país— y el campo son tremendamente diferentes. Si para las comunidades campesinas Pedro Castillo podía generar esperanza o seguridad, los limeños sentían que la llegada del comunismo les arruinaría la vida. Y eso no ocurre solamente en esta elección, sino que se volvió un patrón constante durante los últimos veinte años (Oficina Nacional de Procesos Electorales, 2022a). Durante las elecciones de 2001 las comunidades campesinas votaron por Alejandro Toledo mientras que las ciudades eligieron a Alan García. Después, en las elecciones de 2006 las ciudades votaron más por García que por Humala. Luego, en 2011 el fujimorismo tuvo fuerte apoyo en las ciudades mientras que en el campo la tendencia favoreció a Humala. Finalmente, durante las elecciones de 2016, Kuczynski tuvo más votos en las zonas rurales que Fujimori (Oficina Nacional de Procesos Electorales, 2022b).

En ese sentido, los conflictos formarían parte de la estructura social peruana y cuyo equilibrio presente estaba pautado por la subordinación del campo a la ciudad. Al mismo tiempo, las comunidades campesinas han ofrecido una resistencia que se manifiesta a través del voto. Sin embargo, a causa de la pandemia la correlación de fuerzas ha tenido un cambio.

En efecto, el impacto de la pandemia en las zonas rurales fue menor que en las ciudades de la Costa. Esto si se toma en cuenta el número absoluto de muertos por COVID-19, porque fue en las zonas urbanas donde la gente tenía que cuidarse más debido a las constantes aglomeraciones. Al mismo tiempo, el gobierno central impuso una serie de restricciones con el objetivo de contener la propagación de la enfermedad (El 90% de las muertes asociadas al COVID-19, 2020).

Así pues, durante la mayor parte de la campaña las personas en las ciudades estaban más preocupados por sobrevivir al COVID-19 que pensar en los candidatos ideales. No obstante, esto no fue similar en las zonas andinas debido a factores demográficos y climatológicos. Ello les permitió que las comunidades campesinas desarrollaran sus vidas con cierta normalidad. En consecuencia, fue posible visitar una serie de pueblos de los Andes durante los meses de campaña. Esto debido a que no era necesario realizar aglomeraciones en espacios cerrados y no había restricciones que podrías encontrar en las ciudades. Si a esto se le sumaba que el candidato sabía qué hacer y qué decir en las comunidades justamente por su tradición de maestro, las posibilidades de éxito eran altas.

En pocas palabras, todos los candidatos compitieron en las ciudades y nadie se fijó en el campo. Además, las restricciones de movimientos provocadas por la pandemia hacían que las personas en las ciudades tuvieran cosas más urgentes en qué pensar que en las elecciones. Por esto, que diez o quince candidatos buscaran el apoyo de las ciudades y solamente unos pocos fueran al campo le brindó más posibilidades a Castillo de conseguir apoyo.

Por otro lado la cultura política del electorado rural, caracterizada por una forma de elección basada en organizaciones de base muy fuertes. Esto produce que todos voten por un mismo candidato y le den mucha fuerza electoral. Es decir, en las zonas rurales las personas tienden a votar todos juntos por un mismo candidato debido a la presencia de fuertes organizaciones de base que, una vez que los convenzan, hacen campaña por el candidato.

Por ejemplo, en mi propia experiencia de campo 2 como consultor de proyectos de desarrollo en pleno periodo electoral pude comprobar la fuerza de las organizaciones de base. En estas, la presidencia de la comunidad campesina es la institución más fuerte porque es capaz de aglutinar a todo el pueblo en torno a un objetivo común. Cuando son elecciones, regularmente se decide por la empatía y votan como grupo.

Esto sucede porque el proceso de elegir a un candidato se produce gracias a una discusión informal entre los miembros de la comunidad. Con el paso del tiempo, se genera un consenso en torno a un candidato y este va ganando poco a poco simpatía entre los miembros de la comunidad. Es decir, en las comunidades campesinas de los andes todos se conocen y van formando su preferencia como si fuera una familia extensa.

En ese sentido, no es que voten basándose en resentimiento social sino que ellos evalúan a los candidatos en función a la empatía y las propuestas que consideran “deberían realizarse”. Estas implican una visión de país diferente porque están dentro de un contexto social donde las necesidades del campo difieren bastante de las ciudades. En este sentido, el voto rural responde a sus propias dinámicas y no tiene mucho que ver con ir “en contra de las ciudades”. Desde la perspectiva limeña esta forma de votación se basa en la ignorancia y el resentimiento. Sin embargo, ello resulta ser una visión prejuiciosa y racista del voto campesino asumiéndolos como envidiosos porque no tienen nada mientras que Lima lo tiene todo. En ese sentido, conviene buscar otra posible explicación capaz de evidenciar una lógica en la elección.

Para tener más claro el fenómeno, conviene recordar que la vida cotidiana en el campo está atravesada por organizaciones de base e instituciones muy fuertes. Estas organizan las relaciones sociales al interior de las comunidades rurales. Dicho de otra manera, estas instituciones hacen que las comunidades se comporten como una familia extensa en donde todos comparten posiciones similares.

Por ejemplo, en las comunidades campesinas de la sierra sur resulta ser muy común el intercambio de trabajo cuando uno no cuenta con el suficiente dinero para pagar jornaleros (Mayer y Alberti, 1974, p. 45). Es dentro de estos momentos en donde se comparte el tiempo y con ello se discuten asuntos que pueden afectar al entorno. Cuando se comparte tanto con un entorno que se puede considerar como una familia, se tiende a reflejar los mismos pensamientos de los allegados (Meléndez, 2016, p. 29).

Este constituye el factor más importante en la dinámica de las elecciones en las zonas rurales de los Andes. Es decir, en el campo se realiza el proceso de toma de decisiones basándose en la mediación de organizaciones de base muy fuertes. En concreto, las comunidades campesinas son el actor central en la elección de un candidato en las zonas rurales y se llega a esta conclusión a través de la conversación cotidiana donde fácilmente todos toman posiciones similares. De este modo, los comuneros mueven todas las redes que conocen para favorecer a su candidato en la sierra sur. Esto es lo que genera la tendencia de que en el campo los candidatos ganen por amplia mayoría. Por ende, cuando las comunidades toman una decisión, la mantienen hasta el final.

Esta tendencia en la forma de votar probablemente se deba a la necesidad de la comunidad de mantener cierta unidad frente a agentes externos. Es decir, la forma en como toman sus decisiones se basa en cálculo político e identidad local donde se van uniendo por comunidad, luego por distritos y finalmente en provincias. De esta forma, los segmentos se van uniendo en función de un otro sobre el cual formar una unidad (Kuper, 1973, p. 150).

Si bien existe una serie de autoridades centrales en la toma de decisiones comunales, la distribución del poder puede verse en función de los segmentos. Esto es visible porque los conflictos territoriales entre comunidades con empresas extractivas van escalando tan rápido que llegan a tener alcance regional en poco tiempo. Así, la política dentro de las comunidades oscila entre segmentarse o combinarse con fragmentos del mismo orden (Evans-Pritchard, 1992, p. 50).

En cambio, en las ciudades no existen organizaciones sociales fuertes y eso motiva a que los votos se encuentren muy dispersos. Este fenómeno resulta ser todo lo contrario al que se encuentra dentro de las comunidades campesinas de los Andes. En otras palabras, la vida cotidiana dentro de las ciudades se caracteriza por una lucha constante de todos contra todos y donde los individuos no cuentan con organizaciones base que medien entre representantes y representados. Por ejemplo, Lima es una ciudad que cuenta con cerca de 10 millones de habitantes y concentra un tercio de los electores. Si bien durante la segunda mitad del siglo XX existieron bastantes organizaciones sociales —sindicatos, clubes de migrantes, comités de comedores populares, etcétera— con el paso del tiempo fueron debilitándose debido a la penetración de la economía neoliberal (Golte y Adams, 1987, p. 25; Matos-Mar, 1984, p. 37). Esto motivó a que la gran mayoría de limeños solamente tengan a su disposición, sus redes familiares y algunas relaciones amicales en su vida cotidiana. Es decir, las organizaciones sociales en las ciudades —y particularmente en Lima— tienen poca representatividad. Por tanto, la mayoría adscribe sus preferencias políticas basándose en lo que conocen y sobre lo que pueden informarse. Así pues, los medios de comunicación masivos cumplen un rol mediador pero con grandes deficiencias.

Debido a estas circunstancias, se tiene un electorado muy disperso y sin organizaciones de base con capacidad de generar discursos. Si a esto le añades las restricciones propias de una pandemia, la necesidad de sobrevivir al COVID-19 y una gran cantidad de candidatos; no se puede esperar a tener una alta votación por más que represente un tercio de los peruanos. Es decir, no se tenía a nadie que permitiera llegar a la gente y solo se dependía de medios de comunicación y redes sociales. En suma, para la campaña de Pedro Castillo fue mucho más provechoso obtener votos en las zonas rurales debido a que existen organizaciones de base capaces de mediar entre los electores y el candidato. Mientras tanto, en las ciudades cada elector resulta un mundo con preferencias tan distintas que no se podría mantener un discurso coherente. Si no se tiene el suficiente dinero para invertir en publicidad y cuentas con restricciones de movimiento, lo más sensato resultó ser moverse hacia las zonas rurales, donde las organizaciones de base que se convencieron harían campaña por el candidato.

Después, el candidato basaba su liderazgo en la empatía y lo simbólico más que en un programa político o ideología definidos. Esto le brindó la posibilidad de adaptar su discurso conforme pasaba el tiempo. Es decir, tenía la capacidad de moderar su discurso conforme iban cambiando las circunstancias de la campaña sin perder apoyo de sus electores. Si bien para unos esto podría ser oportunismos, para otros fue una señal de pragmatismo. Esto brindó más posibilidades para adaptar el discurso y conseguir una mayor cantidad de electores. Todo ello porque el objetivo de toda elección convencer a millones de personas que eres una buena alternativa.

De esta forma, decirle a las personas lo que quieren oír tiene la ventaja de no comprometerse con uno u otro. Por ejemplo, si un candidato adoptara un discurso muy ideologizado puede comprometerlo con el resto de electores. Es decir, eres el candidato perfecto para un 20 % de la población, pero no para el 80 %. Sin embargo, si se adopta una cultura política más pragmática se puedes atraer a más personas.

Esta tendencia al pragmatismo nace de la forma de hacer política dentro de los sindicatos peruanos. Debido a su debilitamiento durante el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000), se vieron en la necesidad de mantener el consenso dentro de los movimientos sociales. En ese sentido, los líderes que han tenido más éxito se caracterizan por mantener al grupo unido por encima de todo.

Es a través de estos medios donde Pedro Castillo fue cultivando la forma en cómo hace política. Ello le permitió valorar más el trabajo de bases y la búsqueda de consensos dentro de los grupos. Por el contrario, políticos tradicionales como Keiko Fujimori están acostumbrados a la lógica del “gran hombre”, donde hay un individuo que acapara posiciones con sus allegados y se constituye una pirámide de poder.

La diferencia fundamental entre Pedro Castillo con otros candidatos de izquierda es que representa a organizaciones populares en donde la necesidad de buscar consensos los hace ser muy prácticos en la manera de tomar decisiones. Esto ocurre porque dentro de muchos sindicatos es necesario mantener la unidad de todos los miembros para conseguir los objetivos planteados. Por tanto, para que estas organizaciones sociales mantengan su propia fortaleza, deben mantener el consenso así sea sacrificando algunas luchas que amenacen la unidad del grupo.

Por ende, un candidato como Pedro Castillo está acostumbrado a tener una visión de la política más pragmática que programática. Esta es una idea de la política como el arte de lo posible y si algo resulta muy costoso de conseguir, quizás sea mejor no tocarlo. En cambio, otros candidatos de izquierda prefieren perder y arriesgar la unidad con tal de mantener sus principios intactos. Dicho de otra manera, su liderazgo residía más en su performance de maestro rural y de origen humilde que en la existencia de un programa claro de izquierda que buscara cambiar el modelo económico. Es así como por el manejo de estos elementos simbólicos que pudo articular un discurso que le permitió generar empatía con sus votantes. Así, sus votantes lo prefirieron más por lo que representaba que por el hecho de ser un candidato de izquierda.

Por ejemplo, repite frases como “no más pobres en un país rico” o “palabra de maestro”. Si bien podrían parecer vacías, estas se van llenando de contenido de acuerdo al lugar al que va. Es así como va generando un sentimiento de empatía entre sus electores, también con la imagen de ser una persona humilde capaz de comprender las necesidades de los pobres.

Es así como se observa que la empatía fue lo que caracterizó el voto de Pedro Castillo en las zonas rurales del país. Es decir, por medio de la identificación con el candidato en torno a elementos simbólicos como la forma de vestir, el lenguaje coloquial y simple de los mítines y por medio del trabajo de organizaciones de base pudo generar sentimientos de comprensión en las zonas rurales. Si a esto se le suma el trabajo con organizaciones de bases, se ve un fuerte posicionamiento del candidato.

Según este punto de vista, esto solamente fue posible porque el candidato entendía la necesidad de comprender la política como un asunto de poder entre los individuos, así como también el examen entre la dinámica, el conflicto y el mantenimiento del orden (Swartz, Turner y Tuden, 1966). Es decir, toda persona que aspire a ganar una elección y gobernar un país debe tener presente mantener un consenso mínimo que permita a todos los grupos estar relativamente de acuerdo. Por tanto, si algunas propuestas generan más problemas que oportunidades —como el cambio de constitución o nacionalizaciones de empresas— resulta mejor dejarlas de lado.

En cambio, la otra candidatura basó su discurso en una propuesta ideológica bien definida pero que no tiene lugar dentro de la vida cotidiana de los peruanos. Ese mensaje solo podía calar dentro de los sectores medios de Lima, pero no en el sector popular urbano. Además, Fujimori no movilizaba a sus votantes en función de una empatía, sino que la veían como la opción menos mala. Si bien el miedo al comunismo ha calado fuerte dentro de las clases medias, este no resulta ser algo prioritario en los sectores populares de las urbes. En ese sentido, la campaña de Fujimori proyectó un discurso propio de personas de clase media que tienen una postura ideológica clara en torno a la derecha. Sin embargo, no tomaba en cuenta que la política tiene que ver con relaciones de poder y la importancia de un hecho en la vida cotidiana de la comunidad (Swartz, Turner y Tuden, 1966).

Por tal razón, para Fujimori y su entorno la política tiene que ver con una guerra sin cuartel contra los comunistas. Para ello, debe movilizarse a la masa de todas las formas posibles, desde la manipulación hasta las relaciones clientelares. Esto deriva en un desprecio al ciudadano y a relacionar la política con un juego de poder que solamente incluye a unos pocos. Entonces, para Keiko Fujimori la realidad se compone por grupos liderados por caudillos que deben convencer a las masas para ganar las elecciones. Ello solamente es posible movilizando recursos y dándoles dádivas a las personas, que siempre tienen un precio. De esta forma, no hay lugar para los movimientos sociales porque estos son una masa ignorante que se mueve por dinero o fanatismo.

En definitiva, debido a su experiencia como líder de un sindicato de maestros, Pedro Castillo era más consciente de este tipo de ejercicio de la política a diferencia de Fujimori. Es decir, no solamente se trataba de movilizar a las masas sino de construir un movimiento grande capaz de convencer a muchas personas de que era la opción más razonable. Ello lo llevó a ser más pragmático que Fujimori y llegar así a una mayor cantidad de personas que dejaron de verlo como un improvisado. Finalmente, el rechazo a la candidatura de Fujimori ha estado presente en la vida política peruana desde hace más de 10 años. Esta se ha visto alimentada por los problemas judiciales que ha tenido en torno a delitos como lavado de activos y que la han llevado a estar presa. Conviene subrayar también que ella ha sido vista como la responsable de las crisis políticas de los gobiernos de Pedro Pablo Kuczynski y Martín Vizcarra, acusándola de obstruir sus gobiernos.

Por otra parte, ella se presenta como heredera del gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) tanto en activos como en pasivos. A esto se le debe añadir otro elemento: han pasado cerca de 20 años desde que terminó el gobierno de su padre y ya no son mayoría los que votaron por él. Hoy por hoy, la mayoría de electores son personas que no habían nacido o estaban en los primeros años de escuela.

Este legado resulta ser una carga muy pesada porque su padre fue acusado de ser un dictador que no respetó las reglas mínimas de la democracia. Y con su caída, esto quedó registrado en la narrativa oficial que se enseñaron en los colegios los últimos 20 años. Es decir, el gobierno de Fujimori ha pasado a la historia en 2020 como un gobierno autoritario que dañó las instituciones, fomentó la corrupción y cometió crímenes de lesa humanidad en aras de la lucha contra el terrorismo (Comisión de la Verdad y Reconciliación, 2002, p. 34; Degregori, 1990, p. 32). En tal caso, la aprobación del gobierno de Alberto Fujimori solamente existe entre los mayores de 50 años. En cambio, para los jóvenes hay un consenso de que el fujimorismo es “una banda de rateros y asesinos”. Si a ello se le añade sus propios pasivos —como haber estado encarcelada—, tiene más cosas negativas que positivas para un gran sector de la población que votó en 2021.

En efecto, Fujimori buscó presentarse como una candidata fuerte y capaz de vencer al comunismo pero terminó dando la imagen de una derecha autoritaria, retrógrada y egoísta. Ello ocurre porque la persona busca transmitir información por medio de una performance donde su actividad total de participante frente a un público sirve para influir de algún modo (Goffman, 1997, p. 13). Sin embargo, debido al desgaste político de sus escándalos judiciales ya no pudo brindar una imagen coherente y quedó como una mujer ambiciosa de poder y que no se detiene ante nada con tal de llegar a cumplir sus objetivos.

De esta manera, la puesta en escena de la candidata Fujimori se desmoronó porque nadie le creyó la información que transmitió. Por consiguiente, la performance que ella tiene en tanto líder de una derecha firme solamente tiene como público a los propios fujimoristas, pero no al resto de los electores. Esto nos lleva a considerar que la forma en que una persona se presenta no solamente depende de ella sino del contexto en donde se desarrolla y, sobretodo, del carácter social del mismo al interactuar con un público (Goffman, 1997, p. 16).

En cambio, se podría catalogar de exitosa la presentación de Pedro Castillo en las zonas rurales como un candidato de origen humilde que brinda empatía. En otras palabras, pudo transmitir de forma exitosa la información sobre él por medio de su expresividad de individuo. Así, los mensajes de la acción estaban en concordancia con lo que decía y la expresión que emanaba de él.

Si se ve la performance de Pedro Castillo, se encuentra que el individuo actuante representa el mismo papel para la misma audiencia en diferentes contextos. Ello porque buscaba que lo trataran y lo valoraran de una manera en cómo se tendría previsto: un peruano común. En contraste, se tenía a una candidata que había estado en prisión por corrupción y hacía el papel de la heredera de una dictadura acusada de cometer crímenes de lesa humanidad, así como de promover una constante desigualdad económica entre el campo y la ciudad. En pocas palabras, Fujimori fue la peor candidata posible que los grupos de derecha pudieron tener porque representaba todo lo malo de la misma. Por el contrario, Castillo fue el mejor candidato posible para la izquierda porque representaba a un sector históricamente marginado de la ciudadanía: el campo. Si a esto se le agrega el legado del gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000), ello motivó a que muchas personas que votaron por otros candidatos conservadores terminaran apoyando a Pedro Castillo en la segunda vuelta.

Conclusiones

Es posible ver que la victoria de Pedro Castillo en las elecciones presidenciales de 2021 se dio gracias al fuerte apoyo que tuvo en las zonas rurales dentro de un marco en donde los sectores urbanos estaban divididos en términos de sus preferencias electorales. Es decir, la unidad del voto de las comunidades campesinas en los Andes permitió que por primera vez en la historia republicana un maestro de escuela rural de izquierda fuera elegido presidente. Todo ello dentro del contexto de la segunda ola de contagios de la pandemia de COVID-19 en plena campaña electoral.

Los factores que motivaron esta unidad de las zonas rurales de los Andes frente a la hegemonía de las ciudades de la costa —especialmente Lima— durante las últimas elecciones fueron consecuencias de la pandemia. En primer lugar, todos los candidatos buscaron el voto en ciudades con restricciones de movilidad que impedían realizar una buena campaña mientras que el campo no había sido tan afectado. Por otro lado, la presencia de organizaciones de base fuertes en las comunidades campesinas dio unidad al voto frente a un dividido voto urbano en donde no existen muchas organizaciones capaces de aglutinar votos.

Después, Pedro Castillo demostró tener un liderazgo más pragmático que programático frente a una candidatura fujimorista ideologizada en la lucha contra el comunismo que no logró aglutinar al sector urbano en su totalidad. Y finalmente, Fujimori fue la peor candidata de derecha posible frente a un candidato de izquierda que juntaba toda una serie de elementos simbólicos que reivindicaba al sector rural: maestro, provinciano y con un lenguaje simple que podía aglutinar una buena cantidad de votos en el sur. Sin embargo, el verdadero problema reside en las expectativas sobre temas polémicos al interior de la sociedad peruana. Es decir, no se sabe qué tan posible y beneficioso sea para un gobierno de izquierda que ganó por cerca de 50 mil votos promover un cambio en la constitución y menos del modelo económico. La victoria de Castillo puede ser interpretada como una reivindicación del mundo andino, pero también para la clase media sería el inicio de la llegada del comunismo al Perú. En ese sentido, se siente que promover un programa radical que busque cambiar el modelo económico tendría costos en la posibilidad de gobernar con una amplia legitimidad.

Frente a un próximo gobierno, Pedro Castillo va a tener unas fuertes dificultades para consolidar el poder que ganó el día de las elecciones. En primer lugar, por el margen estrecho con el cual ganó las elecciones. Segundo, por la oposición a cambios sustanciales por parte de la clase media y los poderes fácticos. Y, para terminar, por los propios prejuicios y consignas de sus aliados al gobernar. Cuando se refiere a un estrecho margen de ganancia, se habla de la diferencia de cerca de 50 mil votos frente a Fujimori. Esto quiere decir más que una victoria por su plan de gobierno o sus ideas, fue una derrota para Keiko Fujimori de parte de un gran sector de la población. Puede ser que hayan ganado las elecciones, pero esto solamente fue posible porque la oponente generaba mayores antipatías.

Concretamente, en el caso de la izquierda limeña no debería asumirse que su agenda fue la ganadora de las elecciones o que el pueblo quiere la transformación que propone. Por la dinámica de las elecciones, es más fácil pensar que la gran mayoría de electores no sabía lo que querían en vez de votar por un cambio radical. No debe olvidarse que existen mil y una razón por las cuales las personas apoya a determinado candidato aparte de la ideología: simpatía con el candidato, afinidad ideológica, pragmatismo, voto en contra de otro postulante, etcétera. Sin embargo, el peligro de los poderes fácticos y las clases medias está latente. Si bien la izquierda y su narrativa han tendido a despreciarla, esta ha sido un actor fundamental en la política peruana de los últimos 20 años en términos de determinar lo que se puede o no hacer desde el poder. Por ejemplo, basta con recordar que la caída del gobierno de Manuel Merino fue iniciada por este sector y duró menos de una semana.

De manera particular, lo que las elecciones muestran es que la mayoría de distritos de clase media prefirieron elegir a una “delincuente” que a un “comunista”. Puede que los miedos se dispersen, pero el gobierno de Pedro Castillo podría adentrarse en posiciones más vulnerables si no llega a establecer consensos mínimos y establece una lectura menos radical. Así pues, sería recomendable para los aliados en el gobierno escucharlos.

Los conflictos con la clase media también pueden derivar en dificultades para gobernar. Si bien Pedro Castillo no ganó en este sector, se debe tomar en consideración que todos los mandos medios que componen el Estado pertenecen a este sector y sería muy difícil manejar el barco cuando la tripulación es hostil al gobernante. En ese sentido, y por más que las clases medias son un grupo tremendamente heterogéneo, un eventual gobierno de Castillo debe considerar que sin su apoyo va a generar un frente más en medio de una crisis de legitimidad bajo el marco de una pandemia.

Y finalmente, no se debe dejar de tomar en cuenta que las futuras fuerzas políticas oficialistas basan su práctica en una lógica basada en consignas. Es decir, tienden a guiarse por prejuicios en torno a los sectores sobre los cuales no están interesados. Esto genera que sean reacios a aceptar hechos que no vayan acordes a sus esquemas de pensamiento. Así pues, cuando se tengan problemas de gobierno, un eventual gobierno de Pedro Castillo podría tender a culpar a otros en lugar de corregir sus errores al sentirse aislada dentro del enfrentamiento político. Por tanto, predominaría el discurso de que todo choque con la oposición sería un ataque de una derecha que no quiere perder sus privilegios.

En ese sentido, lo recomendable para el oficialismo sería ver qué límites se están estableciendo de forma implícita y explícita en las negociaciones políticas. Ello significa saber hasta qué punto los otros grupos políticos estarían dispuestos a tender puentes que permitan tener cierta capacidad de gobernar. De modo que, tendría la posibilidad de avanzar en torno a cumplir ciertas metas de justicia social. Todo esto se menciona porque no cuenta con el suficiente apoyo del Congreso, donde es más fácil que pueda ser destituido a que lo disuelva si no puede cumplir con sus promesas. Así pues, lo más sensato si quisiera terminar su eventual gobierno sería realizar cambios muy puntuales en vez de buscar refundar la República. De lo contrario, tendría una oposición muy fuerte por parte de la clase media, sectores de las fuerzas armadas, medios de comunicación y elites empresariales si es que tomara la decisión de emprender un nuevo proceso constituyente como muchos militantes de izquierda propondrían.

Es así que la posibilidad de un buen gobierno de Pedro Castillo dependería de su capacidad para ser más pragmático que programático. Esto quiere decir que sea capaz de evaluar los costos y beneficios de emprender sus iniciativas en un contexto donde tiene mucha desconfianza de varios grupos de poder. Por eso, la posibilidad de gobierno de Castillo va a residir en balancear las expectativas de sus bases de izquierda en el Congreso y de ganarse la confianza de las clases medias de las ciudades, particularmente de Lima para demostrar que un maestro rural provinciano tiene toda la capacidad de emprender buen gobierno.

Referencias

1. Aguilar, M. (2013). Cultura política, ciudadanía y alternancia electoral. Iztapalapa. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, 74(1), 209-234. https://revistaiztapalapa.izt.uam.mx/index.php/izt/article/view/109

2. Comisión de la Verdad y Reconciliación. (2003) Informe Final de la CVR. https://www.corteidh.or.cr/tablas/r08047-26.pdf

3. Cotler, J. (1978). Clases, Estado y nación en el Perú. Instituto de Estudios Peruanos.

4. Crabtree, J. y Durand, F. (2017). Perú, elites del poder y captura política. Red para el Desarrollo de las Ciencias Sociales en el Perú. https://repositorio.up.edu.pe/handle/11354/2674

5. Dancourt, O. (1994). Estabilización y deuda externa. Experiencia y perspectiva. En El Perú frente al siglo XXI (pp. 77-110). Pontificia Universidad Católica del Perú.

6. Degregori, C. I. (1990). El surgimiento de Sendero Luminoso: Ayacucho 1979. Instituto de Estudios Peruanos.

7. El 90% de las muertes asociadas a COVID-19 se encuentran en zonas urbanas. (2020, 10 de agosto). Ojo Público. https://ojo-publico.com/2003/covid-19-en-regiones-90-de-muertes-esta-en-zonas-urbanas

8. Evans-Pritchard, E. (1992). Los nuer. Anagrama.

9. Gluckman, M. (2011). Analysis of Social Situation in Modern Zululand. Bantu Studies, 14(1), 1-30. https://doi.org/10.1080/02561751.1940.9676107[CrossRef]

10. Goffman, E. (1997). La presentación de la persona en la vida cotidiana. Amorrortu.

11. Golte, J. y Adams, N. (1987). Los caballos de troya de los invasores. Estrategias campesinas en la conquista de la gran Lima. Instituto de Estudios Peruanos.

12. González, I. (2010). Antropología de la participación política. Amarú.

13. Kuper, A. (1973). Antropología y antropólogos. La escuela británica 1922-1972. Anagrama.

14. López, R. (2021). Ensayo sobre el COVID-19 en el Perú: algunas reflexiones en medio de la pandemia. Estudios Económicos, 38(76), 259-278. https://doi.org/10.52292/j.estudecon.2021.2156[CrossRef]

15. Matos-Mar, J. (comp.). (1976). Hacienda, comunidad y campesinado en el Perú. Instituto de Estudios Peruanos. https://centroderecursos.cultura.pe/es/registrobibliografico/hacienda-comunidad-y-campesinado-en-el-perú

16. Matos-Mar, J. (1984). Desborde popular y crisis del Estado: el nuevo rostro del Perú en la década de 1980. Instituto de Estudios Peruanos. https://repositorio.iep.org.pe/handle/IEP/666

17. Mayer, E. y Alberti, G. (comp.). (1974). Reciprocidad e intercambio en los andes peruanos. Instituto de Estudios Peruanos. https://repositorio.iep.org.pe/bitstream/handle/IEP/667/peruproblema12.pdf?sequence=2

18. Meléndez, L. (2016). La dimensión política del conflicto minero. Autoridades y gobiernos municipales en escenarios de conflictividad en Arequipa y Cajamarca [tesis de licenciatura, Universidad Nacional Mayor de San Marcos]. Repositorio de Tesis Digitales. https://cybertesis.unmsm.edu.pe/handle/20.500.12672/5983

19. Nureña, C. (2015). Juventud y cultura política en el Perú: el caso de los estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima [tesis de maestría, Universidad Iberoamericana]. http://ri.ibero.mx/handle/ibero/460

20. Oficina Nacional de Procesos Electorales. (2022a, 11 de enero). Presentación de resultados a Elecciones Generales y Parlamento Andino 2021. https://resultadoshistorico.onpe.gob.pe/EG2021/.

21. Oficina Nacional de Procesos Electorales. (2022b, 11 de enero). Histórico de elecciones. https://www.onpe.gob.pe/elecciones/

22. Ortner, S. (2015). Sobre el neoliberalismo. Antrópica. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, 1(1), 126-135. https://antropica.com.mx/ojs2/index.php/AntropicaRCSH/article/view/84

23. Poole, D. (2012). Corriendo riesgos: normas, ley y participación en el Estado neoliberal. Anthropologica, 30, 83-100. http://www.scielo.org.pe/pdf/anthro/v30n30/a05v30n30.pdf

24. Spencer, J. (2004). La democracia como sistema cultural. Escenas de las elecciones de 1982 en Sri Lanka. En A. M. Espinosa (coord.), El ayer y el hoy: lecturas de antropología política (pp. 53-74). Universidad Nacional de Educación a Distancia.

25. Swartz, M., Turner, V. y Tuden, A. (1966). Introduction. En Political Anthropology (pp. 1-41). Aldine Publishing Company.

Notas

Artículo recibido: 23 de julio de 2021 / Aceptado: 10 de febrero de 2022 / Modificado: 15 de febrero de 2022. Es un artículo de reflexión producto de una serie de análisis realizados en torno al curso antropología política realizados en la Maestría en Antropología Social en El Colegio de Michoacán, México. No contó con ningún tipo de financiamiento.
Estudiante de maestría en Antropología Social en El Colegio de Michoacán, México. Licenciado en Antropología por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú. Correo electrónico: lopeslozanorafael@gmail.com https://orcid.org/0000-0002-0316-3695
En Perú, se siguieron los informes desarrollados por las siguientes encuestadoras: IPSOS Perú, Datum Internacional e Instituto de Estudios Peruanos.
La estadía de campo se realizó en las zonas rurales de Apurímac entre la primera y segunda vuelta de las elecciones de 2021 en el marco de una evaluación de un proyecto de desarrollo para la ONG CESAL.

Referencias

Aguilar, M. (2013). Cultura política, ciudadanía y alternancia electoral. Iztapalapa. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, 74(1), 209-234. https://revistaiztapalapa.izt.uam.mx/index.php/izt/article/view/109

Comisión de la Verdad y Reconciliación. (2003) Informe Final de la CVR. https://www.corteidh.or.cr/tablas/r08047-26.pdf

Cotler, J. (1978). Clases, Estado y nación en el Perú. Instituto de Estudios Peruanos.

Crabtree, J. y Durand, F. (2017). Perú, elites del poder y captura política. Red para el Desarrollo de las Ciencias Sociales en el Perú. https://repositorio.up.edu.pe/handle/11354/2674.

Dancourt, O. (1994). Estabilización y deuda externa. Experiencia y perspectiva. En El Perú frente al siglo XXI (pp. 77-110). Pontificia Universidad Católica del Perú.

Degregori, C. I. (1990). El surgimiento de Sendero Luminoso: Ayacucho 1979. Instituto de Estudios Peruanos.

El 90% de las muertes asociadas a COVID-19 se encuentran en zonas urbanas. (2020, 10 de agosto). Ojo Público. https://ojo-publico.com/2003/covid-19-en-regiones-90-de-muertes-esta-en-zonas-urbanas

Evans-Pritchard, E. (1992). Los nuer. Anagrama.

Gluckman, M. (2011). Analysis of Social Situation in Modern Zululand. Bantu Studies, 14(1), 1-30. https://doi.org/10.1080/02561751.1940.9676107 DOI: https://doi.org/10.1080/02561751.1940.9676107

Goffman, E. (1997). La presentación de la persona en la vida cotidiana. Amorrortu.

Golte, J. y Adams, N. (1987). Los caballos de troya de los invasores. Estrategias campesinas en la conquista de la gran Lima. Instituto de Estudios Peruanos.

González, I. (2010). Antropología de la participación política. Amarú.

Kuper, A. (1973). Antropología y antropólogos. La escuela británica 1922-1972. Anagrama.

López, R. (2021). Ensayo sobre el COVID-19 en el Perú: algunas reflexiones en medio de la pandemia. Estudios Económicos, 38(76), 259-278. https://doi.org/10.52292/j.estudecon.2021.2156 DOI: https://doi.org/10.52292/j.estudecon.2021.2156

Matos-Mar, J. (comp.). (1976). Hacienda, comunidad y campesinado en el Perú. Instituto de Estudios Peruanos. https://centroderecursos.cultura.pe/es/registrobibliografico/hacienda-comunidad-y-campesinado-en-el-perú

Matos-Mar, J. (1984). Desborde popular y crisis del Estado: el nuevo rostro del Perú en la década de 1980. Instituto de Estudios Peruanos. https://repositorio.iep.org.pe/handle/IEP/666

Mayer, E. y Alberti, G. (comp.). (1974). Reciprocidad e intercambio en los andes peruanos. Instituto de Estudios Peruanos. https://repositorio.iep.org.pe/bitstream/handle/IEP/667/peruproblema12.pdf?sequence=2

Meléndez, L. (2016). La dimensión política del conflicto minero. Autoridades y gobiernos municipales en escenarios de conflictividad en Arequipa y Cajamarca [tesis de licenciatura, Universidad Nacional Mayor de San Marcos]. Repositorio de Tesis Digitales. https://cybertesis.unmsm.edu.pe/handle/20.500.12672/5983

Nureña, C. (2015). Juventud y cultura política en el Perú: el caso de los estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima [tesis de maestría, Universidad Iberoamericana]. http://ri.ibero.mx/handle/ibero/460

Oficina Nacional de Procesos Electorales. (2022a, 11 de enero). Presentación de resultados a Elecciones Generales y Parlamento Andino 2021. https://resultadoshistorico.onpe.gob.pe/EG2021/

Oficina Nacional de Procesos Electorales. (2022b, 11 de enero). Histórico de elecciones. https://www.onpe.gob.pe/elecciones/

Ortner, S. (2015). Sobre el neoliberalismo. Antrópica. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, 1(1), 126-135. https://antropica.com.mx/ojs2/index.php/AntropicaRCSH/article/view/84

Poole, D. (2012). Corriendo riesgos: normas, ley y participación en el Estado neoliberal. Anthropologica, 30, 83-100. http://www.scielo.org.pe/pdf/anthro/v30n30/a05v30n30.pdf

Spencer, J. (2004). La democracia como sistema cultural. Escenas de las elecciones de 1982 en Sri Lanka. En A. M. Espinosa (coord.), El ayer y el hoy: lecturas de antropología política (pp. 53-74). Universidad Nacional de Educación a Distancia.

Swartz, M., Turner, V. y Tuden, A. (1966). Introduction. En Political Anthropology (pp. 1-41). Aldine Publishing Company.

Cómo citar

APA

López-Lozano, R.-B. . (2022). Posibles explicaciones en torno al triunfo electoral de Pedro Castillo en las elecciones peruanas de 2021: un análisis desde la antropología política. Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, (22), 222–240. https://doi.org/10.15446/frdcp.n22.97450

ACM

[1]
López-Lozano, R.-B. 2022. Posibles explicaciones en torno al triunfo electoral de Pedro Castillo en las elecciones peruanas de 2021: un análisis desde la antropología política. Forum. Revista Departamento de Ciencia Política. 22 (jul. 2022), 222–240. DOI:https://doi.org/10.15446/frdcp.n22.97450.

ACS

(1)
López-Lozano, R.-B. . Posibles explicaciones en torno al triunfo electoral de Pedro Castillo en las elecciones peruanas de 2021: un análisis desde la antropología política. forum. rev. dep. cienc. politica 2022, 222-240.

ABNT

LÓPEZ-LOZANO, R.-B. . Posibles explicaciones en torno al triunfo electoral de Pedro Castillo en las elecciones peruanas de 2021: un análisis desde la antropología política. Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, [S. l.], n. 22, p. 222–240, 2022. DOI: 10.15446/frdcp.n22.97450. Disponível em: https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/97450. Acesso em: 13 may. 2024.

Chicago

López-Lozano, Rafael-Baldomero. 2022. «Posibles explicaciones en torno al triunfo electoral de Pedro Castillo en las elecciones peruanas de 2021: un análisis desde la antropología política». Forum. Revista Departamento De Ciencia Política, n.º 22 (julio):222-40. https://doi.org/10.15446/frdcp.n22.97450.

Harvard

López-Lozano, R.-B. . (2022) «Posibles explicaciones en torno al triunfo electoral de Pedro Castillo en las elecciones peruanas de 2021: un análisis desde la antropología política», Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, (22), pp. 222–240. doi: 10.15446/frdcp.n22.97450.

IEEE

[1]
R.-B. . López-Lozano, «Posibles explicaciones en torno al triunfo electoral de Pedro Castillo en las elecciones peruanas de 2021: un análisis desde la antropología política», forum. rev. dep. cienc. politica, n.º 22, pp. 222–240, jul. 2022.

MLA

López-Lozano, R.-B. . «Posibles explicaciones en torno al triunfo electoral de Pedro Castillo en las elecciones peruanas de 2021: un análisis desde la antropología política». Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, n.º 22, julio de 2022, pp. 222-40, doi:10.15446/frdcp.n22.97450.

Turabian

López-Lozano, Rafael-Baldomero. «Posibles explicaciones en torno al triunfo electoral de Pedro Castillo en las elecciones peruanas de 2021: un análisis desde la antropología política». Forum. Revista Departamento de Ciencia Política, no. 22 (julio 1, 2022): 222–240. Accedido mayo 13, 2024. https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/97450.

Vancouver

1.
López-Lozano R-B. Posibles explicaciones en torno al triunfo electoral de Pedro Castillo en las elecciones peruanas de 2021: un análisis desde la antropología política. forum. rev. dep. cienc. politica [Internet]. 1 de julio de 2022 [citado 13 de mayo de 2024];(22):222-40. Disponible en: https://revistas.unal.edu.co/index.php/forum/article/view/97450

Descargar cita

CrossRef Cited-by

CrossRef citations1

1. Alfonso Ramón Chung Pinzás, Jorge Luis Inche Mitma. (2024). Minería de datos aplicada a los discursos presidenciales de Pedro Castillo Terrones en Perú. Revista de Comunicación, 23(1), p.141. https://doi.org/10.26441/RC23.1-2024-3417.

Dimensions

PlumX

Visitas a la página del resumen del artículo

820

Descargas

Los datos de descargas todavía no están disponibles.