El apuro por publicar

Trabajo desde 2009 en una editorial universitaria y en 2010 comencé a dar charlas sobre redacción y publicación del artículo científico, espacios que se han ido transformando en cursos. Me he topado de todo, desde personas que por su grado científico creen no necesitar el contenido (todavía no conozco al autor académico al que no le hayan rechazado un artículo científico), doctores en ciencia que no han sacado un artículo desde sus publicaciones para la defensa, autores que creen que las revistas están esperando por su producción, que interpelan árbitros, retiran ofendidos sus artículos de revistas porque se demoran, etc., pero eso lo abordaré en otro post, en este me interesa compartir otra experiencia que repito mucho: los autores suelen no tener percepción de su papel en la difusión de la ciencia.

Comienzo siempre con la misma pregunta ¿para qué publicamos? Las respuestas, más o menos, se parecen: “publicamos para poder defender un doctorado, una maestría, para la evaluación departamental…”, y sí, el autor universitario debe publicar, la publicación —nos guste o no— se ha convertido en la medida actual de la calidad de la ciencia; y más que la publicación, la citación (Bermúdez, Negrín, y Lumbreras, 2019; Córdoba, 2019 y López, 2022), cuestión que igual que Castro (2022) tampoco comparto enteramente, pero que también pretendo abordar en otro post.

Entonces, el autor universitario debe publicar para diferentes evaluaciones académicas y científicas, para acceder a becas, premios, cargos, títulos pero en ese afán de publicar puede perderse de vista los principios que sustentan la publicación científica: causa del rechazo inmediato por parte de editores y revistas y que procedo a comentar acá:

  1. Los artículos científicos se escriben para ser leídos por su par académico. La revisión por pares no consiste en que un par de personas (dos) se lea lo que Ud. escribió, sino que su par (igual) intelectual lo leerá. Nunca, durante mis clases me han dicho que escriben para ser leídos, verdad muy consabida, pero no asumida. De ser así, se evitarían muchas notas de rechazo, pues se cumplirían los principios básicos de la redacción y publicación científica. Siempre pregunto a los autores quién es el especialista que más sabe del tema en su área, y luego sugiero que relean el artículo e imaginen que esa persona está leyendo su texto. Con esta orientación los despido ese día y al otro recibo originales con transformaciones, mucho mejor redactados.
  2. La redacción científica debe ser precisa, clara y breve, principios que no han variado por años (de Salazar, 2018; Huaire, 2019; Mut y José, 2013; López, Suárez, Herrera y Armas, 2023 y Quesada, Pérez, González y Martínez, 2014): saber lo que se tiene que decir, decirlo y no decir nada más.[1] Para ello el autor debe planificar su publicación, hacer una guía de los principales aspectos, autores y tesis que debe desarrollar en cada parte del artículo. Debe también hacer un calendario de redacción y envío a la revista teniendo en cuenta las fechas límite y el tiempo de publicación de la revista elegida, entre otros muchos aspectos (Bernal, 2022; Repiso, 2015 y Zaldívar, Guerrero, Ojeda, y Pupo, 2022;). Escribir ciencia no es cuestión de inspiración, es cuestión de disciplina (Castelló, 2009; Day, 2005; Sabaj, 2009 y Sánchez, 2011).
  3.  El principio de la publicación científica es la reproducibilidad (Day, 2005 y Kotsias, 2021), o sea, que el par académico pueda reproducir el estudio en condiciones y con muestras similares y obtener el mismo resultado, o parecido. Frecuentemente encuentro autores ávidos de mostrar sus resultados, mas, entienden la descripción del método como un formalismo. Error garrafal, el método es el paso más importante en una investigación y amén de los programas antiplagio (muy al uso actualmente), es la imposibilidad de reproducir un estudio lo que ha descubierto los más famosos casos de plagio científico —volvemos al principio 1: su lector sabe lo mismo o más que Ud. sobre el tema— como declaran de la Vega, Cubillas, y González (2021, p.19) “es necesario crear una conciencia colectiva acerca de la importancia y, sobre todo, las posibles consecuencias negativas de publicar una investigación irreproducible”. Esto me lleva a otro ítem muy interesante:
  4. Comúnmente los autores también entienden como una formalidad la correcta presentación de referencias en un artículo (Chura, 2022; Gutiérrez y Rodríguez, 2022; Martín y Lafuente, 2017 y Sabaj, 2009), algo molesto, tenido a menos, con lo que tienen que lidiar y se dan el lujo de no seguir una norma. Para un editor o un árbitro consciente de su papel en la difusión de la ciencia nada garantiza que un autor que no haya sido capaz de seguir una norma bibliográfica haya aplicado como debe un método de investigación. En consecuencia, querido autor, se está socavando el piso Ud. mismo. Eso para no hablar de que el principio de todo trabajo editorial es la uniformidad del texto, pero ¡bueno!, ya esta apreciación queda en el campo editorial.[2]
  5. Y no menos importante, Ud como autor debe proveer información de valor: algo que le sea útil a la sociedad (Deroy, 2022; Espinosa, 2017). Se puede leer cantidad ingente de jerga científica que en ninguna parte refiere la utilidad de ese resultado para el bienestar de la sociedad, las revistas deben difundir datos que permitan el progreso de la ciencia y esta debe ser útil a la sociedad. Con las normativas de cantidad se afecta mucho la calidad de los trabajos: se fraccionan investigaciones, se repiten marcos teóricos, etc.

Al conocer y aplicar estos 5 aspectos el autor tendrá muchas más posibilidades de ser aceptado por una publicación académica. Que no nos pierda el apuro de una fecha, de un examen… la urgencia de tener que publicar. Se publica para socializar algo que es útil, no para obtener un grado científico; se demuestra suficiencia para obtener un grado científico, no es lo mismo.

Referencias

Artiles, L. (1995). El artículo científico. Revista Cubana de Medicina General Integral, 11(4), s.p. http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-21251995000400015

Bermúdez-Tamayo, C., Negrín, M. Á., & Lumbreras, B. (2019). Implementación de medidas para mejorar la eficiencia y la integridad en la publicación científica. Gaceta Sanitaria, 33, 1-2.

Bernal, I. (2022). Herramientas y estándares para la ciencia abierta. Curso del Gabinete de Formación CSIC impartido a investigadores y personal técnico institucional en plataforma CONECTA los días 25-26-27 mayo, 2022. URI: http://hdl. handle. net/10261/271944

Castelló, M. (2009). Aprender a escribir textos académicos: ¿ copistas, escribas, compiladores o escritores? En Pozo, J. I. y Pérez, M.: Psicología del aprendizaje universitario: la formación en competencias 120-133.

Castro, A. B. S. (2022). Calidad de una revista científica: mucho más que impacto. NURE investigación. Revista Científica de enfermería, (117), 1. https://www.nureinvestigacion.es/OJS/index.php/nure/article/view/2271

Chura, E. L. (2022). Calidad de referencias bibliográficas en tesis de maestrías de las universidades licenciadas de Tacna durante los años 2018-2019. Tesis de maestría, Universidad privada de Tacna, Perú. https://repositorio.upt.edu.pe/bitstream/handle/20.500.12969/2191/Chura-Chura-Ever.pdf?sequence=1&isAllowed=y.

Córdoba, S. (2019). La publicación académica y los sistemas de evaluación:¿ qué son y para qué sirven? Palabra clave, 8(2), 7-8.

De la Vega, K., Cubillas, M. A. & González, B. L. H. (2021). Ciencia actual como trasfondo de la crisis de reproducibilidad. Bioética, 17-21, http://cbioetica.org/revista/213/1721.pdf.

De Salazar, A. M. P. (2018). Escritura en la Redacción Investigativa. Revista Scientific, 3(10), 7-18.

Deroy, D. (2022). Las revistas científicas y su rol en la difusión del conocimiento científico. Revista Cubana de Educación Superior, 41. (Supl. 1), 22. http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0257-43142022000400022&lng=es&tlng=pt

Espinosa-Larrañaga, F. (2017). La calidad de una publicación científica es resultado de esfuerzos y atributos. Gaceta Médica de México, 153(3), 293-296.

Gutiérrez, J. I., & Rodríguez, R. (2022). Una mirada crítica a los Trabajos de Terminación de la Especialidad en Medicina General Integral. Humanidades Médicas, 22(1), 148-160.

Huaire Inacio, E. J. (2019). Redacción científica.

Kotsias, B. A. (2021). Premuras para publicar y la validez de una publicación científica. Medicina 81(3), 488-488.

López, A. (2022). Búsqueda en indicadores de evaluación científica. https://digitum.um.es/digitum/bitstream/10201/119287/4/B%C3%BAsqueda%20en%20indicadores%20de%20evaluaci%C3%B3n%20cient%C3%ADfica.pdf.

López, E. G. M., Suárez, N. A. C., Herrera, A. A. C., & Armas, R. A. R. (2023). Expresión escrita: condición necesaria para el éxito en presentación de trabajos de titulación. Revista Científica Arbitrada Multidisciplinaria PENTACIENCIAS5(1), 48-58.

Martín, S. G., & Lafuente, V. (2017). Referencias bibliográficas: indicadores para su evaluación en trabajos científicos. Investigación bibliotecológica31(71), 151-180.

Mut, J. A. M., & José, A. (2013). Manual de redacción científica. Ediciones Digitales: http://edicionesdigitales.info/Manual/manual.pdf

Padrón, C. I., Quesada, N., Pérez, A., González, P. L., & Martínez, L. E. (2014). Aspectos importantes de la redacción científica. Revista de Ciencias Médicas de Pinar del Río18(2), 362-380.

Repiso, R. (2015). Cómo identificar una revista de calidad. Cardiocore50(2), 46-48.

Sabaj, O. (2009). Descubriendo algunos problemas en la redacción de Artículos de Investigación Científica (AIC) de alumnos de postgrado. Revista signos42(69), 107-127. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-09342009000100006

Sánchez, A. A. (2011). Manual de redacción académica e investigativa: cómo escribir, evaluar y publicar artículos. Católica del Norte: Fundación Universitaria.

Zaldívar, M. A. B., Guerrero, J. N. P., Ojeda, M. N. N., & Pupo, J. R. P. (2022). Metodología para la publicación de artículos científicos en revistas indexadas. Universidad y Sociedad14(S1), 365-374.


[1]Parafraseé una expresión atribuida a don Santiago Ramón y Cajal; quien realmente citaba las recomendaciones del Sr. Billing, especialista de la Biblioteca Nacional de Medicina de Washington (Artiles, 1995).

[2] Sobre este particular está el asunto de la cita de citas, tema también para otro post.

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