La celebración de la Pascua en las parroquias ortodoxas rumanas de España

Cuestiones de pluralismo, Volumen 3, Número 1 (1er Semestre 2023)
14 de Abril de 2023
DOI: https://doi.org/10.58428/BJLO1548

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Por Óscar Salguero Montaño

La casuística de cómo la Iglesia Ortodoxa Rumana celebra la noche de Pascua en España es variada. La condición de confesión minoritaria, el gran volumen de fieles que reúne o ubicaciones del templo en zonas periféricas, polígonos o calles de difícil tránsito multitudinario, son, a veces, determinantes en su desarrollo.


 

Actualmente estamos asistiendo a una participación cada vez mayor de las confesiones religiosas minoritarias en el ámbito público a través tanto de estrategias diversas de institucionalización e interlocución pública, como de acciones eminentemente performativas que van desde la presencia de autoridades religiosas en actos públicos hasta las manifestaciones cultuales y proselitistas en el espacio público. Tanto en unas como en otras, resulta clave el papel del Estado en su correspondiente dimensión territorial, garante del cumplimiento efectivo del derecho fundamental de libertad religiosa y de culto, así como del de reunión, que contemplan respectivamente los artículos 16 y 21 de la Constitución. En el caso de las manifestaciones religiosas en las calles y plazas de nuestros municipios -véanse desde procesiones varias hasta espacios colectivos de oración ubicados ad hoc-, entran en relación el derecho que asiste a los fieles y las autoridades religiosas para reclamar el uso del espacio público en igualdad con el resto de confesiones y de la ciudadanía en general, y la gestión del Gobierno local, que ha de responder a estas pretensiones de la forma más acorde con los principios constitucionales de libertad de convicciones, igualdad, laicidad y cooperación.

Una de estas manifestaciones religiosas en el espacio público que viene cobrando mayor relevancia desde los últimos años en algunas localidades españolas es la Pascua ortodoxa, celebrada por las diversas iglesias ortodoxas y orientales implantadas en nuestro país. El caso rumano es especialmente significativo al tratarse de la iglesia ortodoxa con mayor implantación tanto en lo relativo al número de fieles, como al de parroquias con los que cuenta, con lo cual esta celebración atrae a un gran número de personas. La comunidad rumana celebra la Pascua en los hogares familiares, pero también y muy especialmente en sus lugares de culto y, cuando es posible, en el espacio circundante. Qué significados tiene la Pascua ortodoxa, cómo celebran las parroquias ortodoxas rumanas de España esta importante festividad o cuáles son las principales dificultades que encuentran para su ejercicio, son algunas de las preguntas a las que trataremos de dar respuesta a lo largo de este texto.

El contexto ritual de la Pascua ortodoxa

La Pascua, que conmemora la resurrección de Cristo después de su muerte en la cruz, es probablemente la festividad más “grande” del cristianismo en toda su heterogeneidad. La tradición católica celebra la “Semana Santa”, mientras que la ortodoxa -que es la propia de los países en los que priman iglesias autónomas o autocéfalas- la conoce como “Semana Grande”, nomenclatura que pone de manifiesto su más alta relevancia. La Pascua ortodoxa es celebrada por unos 260 millones de personas repartidas en países de Europa del Este y de Oriente Medio y África, y cada vez en mayor número también fuera de las fronteras de estos, coincidiendo con una serie de diásporas internacionales procedentes de estos territorios.

En España el flujo ortodoxo más significativo es de la comunidad rumana, la cual es ya parte activa de nuestra sociedad gracias a un consolidado colectivo migrante que ronda las 650 mil personas censadas en 2022, a las que hay que sumar otro colectivo español ya arraigado y de origen rumano conformado por personas nacionalizadas y por los hijos e hijas nacidas en España de familias rumanas. Junto a un porcentaje minoritario de personas rumanas que se adhieren a otras denominaciones cristianas (pentecostales, adventistas o católicos) o a ninguna, una gran parte de ellas se consideran ortodoxas en diferentes grados de religiosidad; el Obispado Ortodoxo Rumano en su solicitud de Notorio Arraigo hace una década cifraba en 500.000 el número de fieles repartidos en 68 parroquias agrupadas en 4 Arciprestazgos. Diez años después se cuentan 129 grupos, entre parroquias y comunidades, y 12 arciprestazgos. En este contexto, la celebración de la noche de Pascua en España también se conforma como la misa con más afluencia de fieles.

Una primera cuestión a tener en cuenta es que la Iglesia ortodoxa, organizada en sus diversos patriarcados, celebra la Pascua más tarde que la Iglesia católica y las iglesias protestantes, respondiendo a los cálculos del calendario juliano, o, en su caso, del juliano adaptado. Como resultado, la Pascua ortodoxa es el primer domingo de luna llena -o “luna llena de Pascua”- después del equinoccio de primavera, y siempre que se haya celebrado la Pascua judía o Pésaj, esto es, entre los meses de abril y mayo y siempre durante la estación primaveral. Así, la Pascua, más que un rito, es el contexto ritual donde tienen lugar muchos otros ritos religiosos, y también seculares, cuya sinergia configura a la misma como el período más trascendente del año para los creyentes, practicantes o no. En este orden, la Pascua ortodoxa va precedida por la Cuaresma, un período de siete semanas durante el cual, entre otros ritos, se practica el ayuno mediante la abstinencia de productos animales -tanto cárnicos, como lácteos- y también del mismo aceite, cuando el ayuno es más estricto. El ritmo litúrgico durante la Cuaresma es distinto al del resto del año y cuenta con celebraciones litúrgicas y misas cada día, como la Eucaristía presente durante todo el ciclo salvo el Viernes Santo.

La misa de resurrección y la procesión nocturnas

La tradición ortodoxa rumana dicta que la liturgia dé comienzo en el templo a oscuras en torno a las doce de la noche con las palabras “Venid, coged la luz”, basadas en las palabras atribuidas a Cristo “Soy la luz del mundo, el que me siga nunca andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8: 12). A la media noche se anuncia con alegría que Cristo ha resucitado y el templo, que ha permanecido a oscuras, es ahora iluminado repentinamente por un cirio encendido que porta el sacerdote al salir del iconostasio y que simboliza la resurrección de Cristo. Este momento se conoce como la “captura de la luz sagrada”, en el que el sacerdote invita a los fieles a tomar de él “la luz sin ocaso”, la “luz de Jerusalén”. Cuando cada uno de los fieles ha encendido ya su propia vela, y en aras de anunciar la buena nueva, la luz sale del templo en una procesión precedida por una gran cruz y dirigida por el sacerdote, acompañado de los fieles que portan cada uno su vela encendida como símbolo del sepulcro vacío. El itinerario tradicional son tres vueltas al templo, en conmemoración de los tres días que según el evangelio estuvo Cristo muerto. El mismo finaliza con la entrada del grupo nuevamente en el templo iluminado. La liturgia prosigue tras la procesión en un luminoso escenario diametralmente opuesto a la penumbra anterior. Tras el último sermón de la noche y sin cesar los cánticos litúrgicos, comienza la parte más jubilosa y festiva de la noche. Los fieles hacen fila para recibir un vaso con pan mojado en vino litúrgico bendecidos por el sacerdote que llevarán a sus casas, y para que les bendigan los alimentos que no han podido consumir durante la Cuaresma y que muy probablemente serán degustados en la comida del domingo. Tras ello, la confraternización y la degustación de algunos platos alargan la celebración hasta la madrugada. Al regresar a casa, la tradición dicta que los fieles lleven su vela encendida y traten de mantenerla así hasta la mañana del domingo.

No obstante, la casuística de cómo la Iglesia Ortodoxa Rumana celebra la noche de Pascua en España es variada y la condición de confesión minoritaria, el gran volumen de fieles que se dan cita (hasta dos mil en parroquias como las de Alcalá de Henares, Arganda, Coslada, Madrid, Parla, Torrejón, Barcelona, Zaragoza, Valencia, etc.-, y en otras incluso más), o la ubicación del templo (en zonas periféricas, polígonos industriales o pequeñas calles de difícil tránsito multitudinario) son, a veces, determinantes para su desarrollo de una u otra manera. En primer lugar, pese al dictado de la tradición de que la misa de resurrección se celebre a las doce de la noche (primera hora del domingo de resurrección) y tras ella la Eucaristía, las necesidades pastorales y circunstancias como la alejada ubicación del lugar de culto y las malas conexiones de transporte público en horario nocturno, hacen que en algunas parroquias la noche de Pascua finalice en torno a la una de la madrugada y reserven la celebración de la Eucaristía para el domingo sobre las diez de la mañana, como es el caso de la parroquia Santo Apóstol Andrés de Arganda de Rey. En otras, en cambio, se celebra la misa y la Eucaristía en la misma noche, comenzando la misa a las once o doce de la noche y prolongándose la celebración hasta las tres o cuatro de la mañana.

En segundo lugar, la procesión no es sólo el único momento de la noche de Pascua que reclama el uso de la vía pública. Hay parroquias en las que los fieles siguen la liturgia desde el exterior del templo, cuando el aforo de este no puede albergar el gran número de personas reunidas; en estos casos algunas parroquias instalan equipos de megafonía y televisión.

Por último, en lo relativo a la procesión, existen algunas parroquias que celebran la procesión alrededor del templo porque su ubicación lo permite y la administración local garantiza su desarrollo en condiciones de seguridad; o bien que procesionan alrededor del templo sin realizar comunicación alguna porque su ubicación y un menor número de fieles lo permiten sin generar molestia alguna. Sin embargo, el caso mayoritario es el de las parroquias que no celebran la procesión. Un primer motivo es no querer desarrollar un itinerario procesional extremadamente largo cuando, por ejemplo, el templo se ubica en una nave de un polígono industrial, casos de Arganda y Parla, o en un local integrado en una manzana de inmuebles, caso de San Pacomio de Gledin en Madrid.

También son muchas las parroquias que ni siquiera se plantean el uso de la vía pública argumentando “no molestar al vecindario” o “porque aquí la gente es católica”. Algunas de las que sí se lo plantean, por su parte, en ocasiones se encuentran con obstáculos administrativos por parte de las autoridades municipales (“el recorrido no es adecuado”, “respondieron cuando ya había pasado”, “me pedían una serie de cosas que no teníamos”, etc.). Se han dado casos, incluso, de dificultades municipales no ya para la celebración de la procesión, sino para la propia congregación de personas en el templo y sus inmediaciones. Las formas de sortear estas diversas dificultades son igualmente variadas, distinguiéndose entre aquellas parroquias que realizan una procesión alternativa dentro del templo; y, en mayor medida, las que no la realizan tampoco dentro porque los templos ortodoxos rumanos generalmente no están consagrados, al tratarse de espacios alquilados por un tiempo limitado.

Otra práctica es la solicitud de espacios como polideportivos e instalaciones municipales o el arrendamiento de grandes locales privados, reuniendo en ocasiones más de cinco mil personas en una liturgia de larga duración en la que entran y salen fieles durante toda la noche. En Fuenlabrada, por ejemplo, ante el volumen de fieles, la parroquia de Santa Catalina de Alejandría solicita espacios públicos como el parque de La Paz para celebrar la liturgia completa: con la puesta de sol, los fieles se dirigen al parque, y como si fuera en el interior del templo, a las doce de la noche el sacerdote enciende las velas de los fieles. Entre las que optan por espacios privados, la parroquia de Santo Gran Mártir Jorge de Barcelona, por ejemplo, celebra la Pascua en el hospital católico de Sant Pau, pero no salen en procesión, solo “entran y salen” por el gran volumen de fieles que se dan cita, unos tres mil.

Notas para la gestión pública

El caso de la Pascua ortodoxa pone de manifiesto la relevancia del papel de las administraciones públicas, y en particular de las locales, para asegurar las condiciones necesarias para acceder al espacio público en condiciones de igualdad para el ejercicio efectivo del derecho fundamental de libertad religiosa y de culto. De esta manera, el acceso al espacio público se convierte un derecho ciudadano de primer orden que ha de ser avalado por los poderes públicos, tanto para las mayorías religiosas, como podrían ser las procesiones católicas de Semana Santa, como para las minorías, caso de la liturgia y procesión nocturnas de Pascua de la Iglesia Ortodoxa Rumana.

Se requiere también la atención y gestión de las peticiones de las parroquias a fin de hacer posible tales celebraciones en condiciones razonables, teniendo en cuenta las características de la festividad en cuestión -la más importante del calendario ortodoxo- y las exigencias públicas de seguridad, salubridad, impacto medioambiental, otros usos del entorno, etc. Para ello es importante que los gestores tengan ciertos conocimientos sobre estas citas, que en el caso de la Pascua se trataría de una reunión multitudinaria de personas en horario nocturno y que estarán en tránsito durante la procesión en un radio no muy amplio, los alrededores del templo o del lugar ad hoc elegido para la celebración de la liturgia. De este modo, la procesión de la Pascua, así como la católica del Jueves Santo o la chií de la Ashura, requieren una serie de medidas de especial protección que permitan la seguridad, tanto desde el ámbito material en sentido estricto, como desde el ámbito de la protección civil, incluso, en ocasiones, cuando las celebraciones se puedan llevar a cabo también en recintos privados, puesto que el volumen de personas puede aconsejar la adopción de medidas de protección propias del derecho de reunión y manifestación que en muchos ámbitos son de su competencia.

Ulteriormente, prestar esta debida atención a festividades, conmemoraciones y acontecimientos de confesiones minoritarias redunda en un mayor reconocimiento social e institucional de la diversidad religiosa local, a la vez que permite a los gestores integrar estos acontecimientos en las agendas y a las autoridades responder planificada y equitativamente a los retos de gestión pública que implica atender a las necesidades de la ciudanía.

Conclusiones

El acceso y la visibilización en el espacio público en condiciones de igualdad con otros actores, confesionales y civiles, es comprendido como un derecho a la ciudad, propio de una sociedad plural. Es en el espacio público, por tanto, donde mejor se expresa e identifica socialmente la diversidad religiosa, y que habrá de materializarse en una real y efectiva participación comunitaria junto a la Administración y, en su caso, otros actores locales.

En el caso de la Iglesia Ortodoxa Rumana en España, son muchas las parroquias que directamente optan por no realizar la procesión en la calle, y otras, que pese a intentarlo, finalmente se encuentran con algún tipo de traba administrativa impuesta por los órganos municipales. Otras circunstancias que determinan el modo de celebración son las relativas al alto volumen que la comunidad rumana ortodoxa alcanza en algunos municipios españoles, produciendo problemas de aforo o que la irrupción de los fieles en el espacio público tenga lugar no ya con la procesión, sino durante el seguimiento mismo de la liturgia. Ambos usos del espacio público son manifestaciones del derecho al espacio público para la celebración de actos religiosos, y ambas han de estar igualmente garantizadas y salvaguardadas por los poderes públicos.

Cómo citar este artículo

Salguero Montaño, Óscar, "La celebración de la Pascua en las parroquias ortodoxas rumanas de España", Cuestiones de Pluralismo, Vol. 3, nº1 (primer semestre de 2023). https://doi.org/10.58428/BJLO1548

Para profundizar

  • Binns, John (2010). Las iglesias cristianas ortodoxas. Madrid: Akal.
  • Díez de Velasco, Francisco y Salguero, Óscar (2020). “Las iglesias ortodoxas entre lo global, lo nacional y lo transnacional: apuntes sobre el caso español”. Revista Cultura y Religión, 14(1): 41-57. https://doi.org/10.4067/S0718-47272020000100041
  • Fundación Pluralismo y Convivencia (2018). Guía de apoyo para la gestión de las festividades, celebraciones y conmemoraciones de las confesiones religiosas minoritarias en el espacio público. Madrid: Observatorio del Pluralismo Religioso en España.
  • Rodríguez González, Roberto (2015). “La Iglesia Ortodoxa Rumana en España”. En Díez de Velasco, Francisco (Dir.), Las iglesias ortodoxas en España. Madrid: Akal, 149-218.
  • Rodríguez González, Roberto (2020). “Los nuevos retos de la Iglesia Ortodoxa Rumana en España”. En Díez de Velasco, Francisco (Ed.), Las iglesias ortodoxas en España: retos y perspectivas. Madrid: Ediciones Clásicas, pp. 143-156.

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