ABSTRACT

Todas las lenguas naturales tienen mecanismos para la expresión del tiempo. Cuatro de ellos son absolutamente fundamentales: el tiempo gramatical (en inglés tense), el aspecto gramatical, el aspecto léxico y los complementos temporales. El tiempo gramatical sitúa el evento denotado por el predicado en la línea temporal (asumiendo por tanto que el tiempo se puede representar mediante una línea recta que avanza de izquierda a derecha en un plano). Muchas lenguas expresan el tiempo gramatical con un morfema verbal; entre ellas estaba el latín y está el español y las otras lenguas romances. El tiempo es una categoría deíctica pues parte de su significado se calcula a partir del valor del momento de la enunciación. El aspecto gramatical, simplificando mucho, informa sobre si el evento ha llegado a su final (formas perfectivas) o no (formas imperfectivas). Las gramáticas occidentales no manejaron (o lo hicieron únicamente de modo intuitivo y confuso) durante siglos el concepto de aspecto a pesar de que denominaciones como ‘perfecto’ (completamente hecho) o ‘imperfecto’ (no completamente terminado) son términos que hoy se asocian al aspecto. El aspecto léxico, que hace años se solía llamar Aktionsart y hoy a veces accionalidad, proporciona información sobre el modo intrínseco en que se desarrollan los eventos en el tiempo y distingue, por ejemplo, un evento puntual como estornudar de uno durativo como escribir una novela; el valor accional de un predicado es una consecuencia de su estructura léxica en sentido amplio, es decir, puede depender del verbo y de los complementos, tanto de los que son seleccionados y que se llaman argumentales, como de los no seleccionados, que se llaman adjuntos. Por último, tenemos los complementos temporales, que expresan toda una serie de valores que se describirán en esta entrada. Con la precaución debida sobre las afirmaciones que se hacen sobre todas las lenguas del mundo, podemos decir que es seguro que hay lenguas que no tienen tiempo gramatical. Se ha dicho, por ejemplo en Smith (1991), que no hay lenguas sin aspecto, pero la verificación empírica de este hecho es, evidentemente, mucho más difícil, especialmente si se tiene en cuenta que para algunas lenguas que prima facie no expresan aspecto gramatical se ha propuesto que tienen aspecto ‘Neutral’. Por lo que se sabe del modo de acción, uno de los grandes temas de la investigación actual, parece que en todas las lenguas estudiadas las diferencias entre los distintos modos de acción propuestos en la bibliografía (estados, actividades, realizaciones y logros) tienen algún tipo de consecuencia gramatical. Por último, no hay ninguna lengua conocida en la que no haya complementos temporales y, de hecho, es difícil concebirla. En esta entrada nos vamos a ocupar del tiempo gramatical y de los complementos temporales.