ABSTRACT

El Caribe antillano es el primer territorio que conquistan y sientan bases Colón y los coloniza-dores en el continente americano. En este escenario, los españoles y sus dialectos reciben albergue desde tan temprano como en 1492, cuando las tripulaciones españolas, por primera vez, logran asentarse el 12 de octubre, específicamente, en La Española, hoy territorio que comparten República Dominicana y Haití. Este acontecimiento histórico-político abre el panorama de América y la lengua hispánica en el continente. El primer encuentro entre el elemento peninsular y el exotismo americano, particularmente antillano, propicia la entrada defnitiva de la lengua española en América, produciéndose, durante las primeras décadas, después de la conquista, un contacto de lenguas, entre las lenguas indígenas habladas en la región y el español “transplantado”, pero en evolución, desde diversos escenarios peninsulares, incluyendo las Islas Canarias. A los pocos años, ante la ausencia del indio y su lengua, y la necesidad de mano de obra, se inicia la compra y entrada de esclavos, desde las costas afri-canas al Caribe, hecho que provoca un nuevo encuentro etnosociolingüístico afrohispánico en el Caribe (Ortiz López 1998; Lipski 2005). Esta realidad históricolingüística, junto con los acontecimientos sociopolíticos más recientes, entre los que se destacan las luchas por las inde-pendencias, las invasiones militares, las intervenciones armadas norteamericanas y los movi-mientos migratorios continuos en la zona, han contribuido a la génesis y al desarrollo de lo que se conoce en la dialectología hispánica moderna como el español del Caribe Antillano (ECA). Desde el punto de vista sincrónico, el ECA posee unas características lingüísticas —fonológicas, morfosintácticas y léxico-semánticas— que le dan identidad propia y conforman una variedad de habla diatópica (regional), diastrática (estratificacional) y diafásica (estilística) bastante particular dentro del macrosistema del español americano (Lipski 1996). Esta moda-lidad geolingüística —cuyos hablantes reconocen intuitivamente— está compuesta por rasgos lingüísticos, que permiten delimitar ciertas isoglosas, dentro y fuera de los dialectales caribe-ños. Este trabajo se enfoca exclusivamente en ciertos rasgos que caracterizan la sintaxis del ECA, en interfaz con la semántica y la pragmática. A pesar de que existe un debate acerca de los límites geográficos del Caribe hispánico, este texto se centra en el Caribe hispánico insular o antillano (Cuba, República Dominicana y Puerto Rico), aunque, en ocasiones, se alude a zonas del Caribe continental, cuando los fenómenos trascienden la zona antillana.