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Si Somos Americanos

On-line version ISSN 0719-0948

Si Somos Americanos vol.13 no.2 Santiago Dec. 2013

http://dx.doi.org/10.4067/S0719-09482013000200003 

Artículo original

 

¡QUITEN LAS MANOS DE NICARAGUA! SOLIDARIDAD ARGENTINA CON LA REVOLUCION SANDINISTA (1979-1990)*

Hands off Nicaragua! Argentinian solidarity with the sandinista revolution (1979-1990)

 

Paula Fernández Hellmund**

** Universidad Nacional del Sur, Departamento de Economía, Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: fernandezpaula81@gmail.com.


RESUMEN

El 19 de julio de 1979 triunfaba en Nicaragua la revolución sandinista, dejando atrás más de 40 años de dictadura somocista y abriendo una luz de esperanza para el pueblo nicaragüense y para miles de hombres y mujeres de todo el mundo. Sin embargo, desde el momento de la victoria, la revolución tuvo que enfrentar una guerra contrarrevolucionaria apoyada y financiada por el gobierno de los Estados Unidos. Esta situación de guerra y crisis generó numerosas expresiones de solidaridad de diferentes organizaciones y países de todo el globo, incluida la Argentina. No obstante, esta dimensión solidaria de la revolución ha sido poco estudiada, y menos aún desde una perspectiva socioantropológica. De esta manera, nos proponemos, a partir de la triangulación de fuentes escritas y orales, describir algunas expresiones de solidaridad provenientes de la Argentina para, finalmente, analizarlas desde un enfoque socioantropológico, en particular, desde la teoría del don.

PALABRAS CLAVES: Revolución sandinista, solidaridad argentina, teoría del don.


ABSTRACT

On July 19th, 1979, the Sandinista revolution triumphed in Nicaragua, leaving behind more than 40 years of Somoza's dictatorship and giving a light of hope to Nicaraguans and thousands of men and women around the world. However, after the victory, the revolution had to confront a counter-revolutionary war supported and financed by the US government. This situation of war gave rise to many expressions of solidarity from different organizations and countries around the world, including Argentina. The solidarity dimension of the revolution has not been studied enough, even less from a socio-anthropological view. Beginning with the triangulation of written and oral sources, we set out to describe some of the Argentinian expressions of solidarity, in order to analyze them from a socio-anthropological perspective, specifically through Gift Theory.

KEYWORDS: Sandinist revolution, Argentinian solidarity, gift theory.


 

I. INTRODUCCIÓN

Después del triunfo revolucionario del 19 de julio de 1979, el nuevo gobierno sandinista y el pueblo nicaragüense tuvieron que enfrentarse a una guerra contrarrevolucionaria, desatada por grupos conocidos como Contras1, apoyada y financiada por el gobierno de los Estados Unidos (EE UU). Estas hostilidades, sumadas a la coyuntura internacional de crisis económica2 y agudización de los conflictos regionales3, impactaron en todo el mundo, generándose numerosas expresiones solidarias de diversas organizaciones políticas y comités de solidaridad4. Estas entidades de distintos signos político-ideológicos se pronunciaron en favor de Nicaragua y solidarizaron de manera simbólica y material, mediante acciones de cabildeo para disuadir a la dirigencia política, actos de protestas, marchas, difusión de información, colectas, donaciones de útiles escolares, medicamentos, alimentos, indumentaria, dinero, ambulancias y el envío de médicos, enfermeras, técnicos e internacionalistas para colaborar en la reconstrucción de Nicaragua, trabajar en la recolección del café, en el programa de alfabetización, en salud, en la construcción de viviendas, hospitales, escuelas, entre otras tareas. Además, se conformaron nuevos comités de solidaridad con Nicaragua –otros existían antes del triunfo de la revolución– y los gobiernos de varios países y organizaciones supranacionales colaboraron enviando distintos tipos de donativos y estableciendo relaciones de cooperación, algunas de las cuales exceden el marco de la solidaridad, ya que se vinculan con cuestiones de índole mercantil, diplomáticas o de organismos de crédito internacional (Fernández Hellmund 2012). Igualmente, las incipientes Organizaciones No Gubernamentales (ONG) fueron un actor que participó en acciones de solidaridad y de cooperación con este país. Así, Nicaragua fue un punto de encuentro de expresiones solidarias de todo el globo que involucró a internacionalistas del mundo religioso, político, académico, cultural y a ONG (Perales 2009). En otras palabras, brigadistas, internacionalistas, cooperantes y voluntarios5 llegaron a Nicaragua para ayudar y ver la revolución6.

Además, este escenario de guerra y crisis motivó a la administración sandinista a fortalecer su política exterior, transformándola en un frente de defensa del poder revolucionario (Harto de Vera 1992). En este sentido, podemos decir que la solidaridad –y las relaciones internacionales– con la Revolución sandinista tuvieron un rol sobresaliente en el sostenimiento de la misma, teniendo el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) un papel activo en la creación y el desarrollo de muchas expresiones solidarias; por ejemplo, la creación y el cultivo de nexos persona a persona, el desarrollo de fuertes redes de comunicación con entidades de la sociedad civil, el envío de cuadros políticos y seguidores a giras de publicidad y la invitación a delegaciones extranjeras a visitar y/o trabajar en Nicaragua.

Estas múltiples solidaridades se produjeron antes y después del triunfo revolucionario. Por ejemplo, previo a 1979, el Frente Sandinista –y en especial la tendencia Tercerista7– tenían grupos de apoyo en el exterior, como los comités de solidaridad con Nicaragua, los cuales podían realizar tareas conjuntas con sandinistas y nicaragüenses en el exilio8. Ello significaba que en la retaguardia había organizaciones que no solo informaban sobre lo que acontecía en Nicaragua, sino también que buscaban respaldo para el sandinismo, procuraban apoyo para aislar internacionalmente a la dictadura somocista, juntaban dinero, colaboraban en las acciones del FSLN y en el suministro de armas (Cardenal 2004; Belli 2010). Paralelamente, numerosos extranjeros –muchos de los cuales ya provenían de organizaciones político/militares– se sumaron a la lucha armada9. Y no faltó la solidaridad individual, personas que enviaron suministros para facilitar la vida de los internacionalistas en Nicaragua (Lemos 2006, citado en Antognazzi y Lemos 2006: 111-12). Asimismo, muchos sandinistas se entrenaron militarmente en Cuba.

Como es posible observar, la solidaridad fue muy importante durante la lucha contra la dictadura somocista y durante el proceso revolucionario. Sin embargo, esta dimensión de la revolución ha sido poco estudiada y menos aún desde una perspectiva socioantropológica. De esta manera, nos proponemos, a partir de la triangulación10 de fuentes escritas y orales11, describir algunas expresiones de solidaridad provenientes de la Argentina para, finalmente, analizarlas desde un enfoque socioantropológico y, en particular, desde la teoría del don.

II. UNA APROXIMACIÓN AL MARCO TEÓRICO

Antes de adentrarnos en nuestro escrito, deseamos realizar algunas breves referencias sobre el marco teórico que sustenta nuestro análisis. De esta manera, cuando hablamos de teoría del don queremos decir que es toda prestación de servicios y bienes realizada sin garantía de devolución con el objetivo de crear, mantener o reconstruir el vínculo social (Caillé 2002). Ahora bien, analizar la solidaridad con Nicaragua desde esta teoría implica remontarnos dentro de una tradición socioantropológica que cobra forma en las primeras décadas del siglo XX y que tuvo un fuerte impacto dentro de la academia francesa. Así, podemos tomar como punto de partida los escritos del sociólogo francés Marcel Mauss y, en especial, su obra más famosa: Ensayo sobre el don (Mauss [1925] 2009).

Mauss es uno de los primeros sociólogos en preguntarse por qué se dona y qué hace que la cosa donada se devuelva. A través de un abundante material etnográfico, intenta dar respuesta a estas interrogantes observando la existencia de ciertos bienes intercambiados que teóricamente son voluntarios, pero que, en realidad, son entregados y devueltos por obligación. Este proceso de análisis conduce a Mauss a caracterizar este tipo de prestaciones como fenómenos sociales "totales", ya que en ellos se expresan todo tipo de instituciones: religiosas, jurídicas, económicas, morales, políticas y familiares (Mauss [1925] 2009: 70).

Esta obra influyó considerablemente en muchos intelectuales como Claude Lévi-Strauss ([1950] 2003), quien fue permeado por la teoría del don, pudiendo encontrar referencias sobre Mauss en textos clásicos como Las estructuras elementales del parentesco (Lévi-Strauss [1949] 1969) o El pensamiento salvaje (Lévi-Strauss [1962] 1964). Para Lévi-Strauss, la vida social es fundamentalmente intercambio porque este proporciona el medio para relacionar a las personas entre sí. En el caso de las relaciones de parentesco, el intercambio permite superponer a los vínculos naturales de parentesco, los vínculos de la alianza regida por la regla (Lévi-Strauss, [1949] 1969: 557). Asimismo, el intercambio posibilita establecer, según Levi-Strauss

una cantidad de menudos vínculos sociales, mediante una serie de oscilaciones alternadas, según las cuales uno se ofrece un derecho al dar, y se impone una obligación al recibir y, siempre en los dos sentidos, más allá de lo que se dio o aceptó ([1949] 1969: 99).

La lista de intelectuales que retoman a Mauss continúa, siendo Maurice Godelier otro gran referente dentro de esta tradición. En El enigma del don, Godelier (1998) analiza la presencia del don en las sociedades capitalistas. Así, el autor considera al don como un acto voluntario, individual o colectivo que puede, o no, ser solicitado por la/s persona/s que lo recibe/n y que se expresa en nuestras sociedades de un modo laico.

Además, no podemos dejar de mencionar a uno de los principales representantes de la Escuela Antiutilitarista: Alain Caillé. Este sociólogo francés considera a la triple relación dar-recibir-devolver –sobre la cual se sustenta el don– como universal socioantropológico y regla social primordial que permite construir el lazo social. Esta alianza sellada por el don instituye lo más precioso porque es el constituyente del lazo social.

De contar con un espacio más amplio podríamos continuar enumerando una larga lista de investigadores que trabajaron desde la teoría del don. No obstante, nos detendremos aquí con el fin de no sobrextendernos y limitarnos a los principales autores con los que abordaremos la solidaridad con Nicaragua.

III. LA SOLIDARIDAD DEL PARTIDO COMUNISTA DE LA ARGENTINA

Uno de los principales agentes solidarios de la Argentina para con Nicaragua fue el Partido Comunista de la Argentina (PCA) y su Federación Juvenil Comunista (FJC), cuya solidaridad se hizo efectiva tanto de forma material (envío de dinero, indumentaria, alimentos, lapiceras, cuadernos, etc.) y simbólica (declaraciones en solidaridad con Nicaragua, marchas por la paz, etc.). Sin embargo, la principal forma de solidaridad se expresó mediante la creación del Movimiento de Brigadistas Libertador General San Martín (MBLGSM) en 1984. Al igual que otros países y agrupaciones políticas del mundo, los jóvenes comunistas argentinos dieron nacimiento a esta entidad con el fin de enviar contingentes de militantes de la FJC a trabajar en la cosecha del café nicaragüense. La creación y el envío de esta brigada fortaleció los vínculos entre el FSLN y el PCA, así como entre sus respectivas juventudes, la Juventud Sandinista 19 de Julio (JS19J) y la FJC. No obstante, los vínculos entre ambas organizaciones comenzaron a forjarse, posiblemente12, con posterioridad al triunfo revolucionario. Sabemos, por ejemplo, que el PCA y la FJC enviaron médicos y sanitaristas a Nicaragua antes de 1984 (Aquí y Ahora la juventud 1983a: 6-7; 1983b: 7)13.

A lo largo de la década de 1980, el Partido Comunista y su juventud se involucraron en otras actividades solidarias convocadas por diversos comités de solidaridad que había en la Argentina y de los cuales participaban numerosas organizaciones y partidos políticos. Una de las acciones conjuntas que se llevaron a cabo fue la participación en la campaña internacional "Nicaragua debe sobrevivir" (Qué Pasa 1986b: 9; 1986c: 6).

Sin embargo, como decíamos, una de las expresiones solidarias más contundentes y conocidas fue la creación del Movimiento de Brigadistas. Según las fuentes, las brigadas comunistas se planificaron junto con representantes de la Juventud Sandinista entre 1983 y 198414, y comenzaron a viajar a Nicaragua a partir de 1985. La primera brigada contó con 120 brigadistas y fue la más numerosa. La segunda estuvo constituida por un contingente de 36 personas y partió hacia Nicaragua en enero de 1986. A principios de 1987, participaron dos brigadas más, una exclusiva de la FJC y otra denominada "Malvinas Argentinas" (Qué Pasa 1986d: 3), integrada por representantes de las juventudes de varios partidos políticos (Qué Pasa 1987a: 13). La primera era una brigada del MBLGSM y estaba conformada por 28 personas (Qué Pasa 1987b: 16). La segunda estaba integrada por 21 personas (Qué Pasa 1987c: 12)15, representantes de varias fuerzas políticas: FJC, Partido de la Liberación, Partido Demócrata Cristiano, Juventud Radical-Corriente Nacional de Liberación, Movimiento Peronista 26 de Julio, Juventud Intransigente, Peronismo Revolucionario y Juventud Peronista de Capital Federal (Qué Pasa 1987d: 3).

No obstante, según documentos fechados en 1988, ese año se envió otra brigada de argentinos al corte de café, la cual estaba constituida por miembros del MBLGSM. Esta viajaría junto a la Brigada Agustín Tosco, la cual estaba formada por jóvenes de varias organizaciones políticas (Radicalismo de Liberación, Movimiento Peronista 26 de Julio, Corriente Patria Libre, FJC) (Qué Pasa 1988a: 6; 1988b: 5).

Según los testimonios de ex brigadistas se enviaron brigadas hasta 1990, año de la derrota electoral del Frente Sandinista. Al respecto, Martín, ex brigadista y ex secretario general del FJC en la década 1990, manifiesta: "[Se enviaron brigadas en el] ochenta y cuatro, ochenta y cinco, ochenta y seis, ochenta y siete, ochenta y ocho, ochenta y nueve, noventa [sic]. Siete brigadas. […] era una brigada por año" (Martín 2008).

Sin embargo, Martín no fue en una brigada unitaria, sino en el último contingente de la Brigada General San Martín junto a otras nueve personas: "éramos diez y la historia quiso que fuese la última" (Martín 2008).

Ahora bien, los responsables de entablar conversaciones y elaborar planes para la concreción del contingente fueron las juventudes de ambos países. En particular, el FSLN delegó en la JS19J diferentes tareas como ocuparse de las actividades solidarias, en especial la participación de brigadas internacionalistas de todo el mundo. Sobre este punto, es importante destacar que la línea política de las juventudes no suele apartarse de las posiciones de los partidos (si ello ocurriera se podría producir una crisis con posibles rupturas o reestructuraciones como ha sucedido en la historia del PCA). El partido, como órgano madre, debe estar de acuerdo con las prácticas políticas de las juventudes. El actual secretario general del PCA, Patricio Echegaray, nos dijo que las brigadas si bien estaban organizadas por la JS19J y la FJC, lógicamente estaban avaladas por ambos partidos. Josefina Vijil, ex integrante de la JS19J, nos explica:

[Durante la Revolución Popular Sandinista] todo era absolutamente centralizado, aquí, digamos, nada se movía si la Dirección Nacional no estaba de acuerdo… igual que nosotros convocábamos para la juventud, el Departamento de Relaciones Internacionales del Frente convocaba por su lado y el Comité Nicaragüense de Solidaridad con los Pueblos también lo hacía, era una línea del Frente más bien. Entonces nosotros en la ejecución de esa línea, nosotros tomábamos todas las decisiones… lo que se aprobaba era la línea general y la línea general era traer brigadas a cortar café (Vijil 2009).

Irán Carera, ex miembro de la JS19J, recuerda la forma en que se organizaban las acciones internacionalistas:

Tuvimos pláticas, ¿verdad?, en términos de cuotas, de coordinación. Ya desde ese momento quedaba un lazo, un nexo de comunicación, que consistía en fax, teléfonos, etcétera, cuándo venían, por dónde venían, todo eso, qué día venían, qué días entraban, si tenían problemas de visas… todo eso. Había un equipo de la Juventud que se encargaba de esa parte, que era el equipo de comisión de relaciones internacionales (Carera 2009).

Sobre la delegación de tareas por parte del FSLN, Josefina dice: "Nosotros éramos los responsables [de] saber dónde metíamos a las brigadas, eso dependía directamente de nosotros" (Vijil 2009).

Muchas veces los vínculos entre juventudes políticas se iniciaban o profundizaban en diversos encuentros. Igualmente, cada encuentro internacional organizado por el bloque socialista, organizaciones por la paz y la amistad entre los pueblos, organismos estudiantiles, entre otros, era aprovechado por Nicaragua para reclamar solidaridad y por las dirigencias políticas del resto del mundo para solidarizarse con este país, ya sea de manera simbólica y/o material16.

En otras oportunidades, jóvenes representantes de la Juventud Sandinista eran invitados por las agrupaciones locales. A fines de 1984, Evelyn Pinto, miembro del Consejo de Relaciones Exteriores de la JS19J, fue invitada a la Argentina para participar en la X Conferencia de la FJC y en la reunión constitutiva del XII Festival de la Juventud (Qué Pasa 1984b: 13). Asimismo, jóvenes sandinistas solían invitar a dirigentes o delegaciones políticas de otros países a conocer Nicaragua, su revolución y los padecimientos del país y su población. Josefina nos cuenta:

[Lo que] nosotros solíamos hacer era hablar con todas las juventudes de todos los partidos políticos, con los grupos de solidaridad, las federaciones estudiantiles, en cualquier acto a llevar el mensaje de lo que pasaba en Nicaragua y pedir solidaridad para Nicaragua, quizás el momento era algo distinto, lo que pedíamos porque dependía mucho de cómo estuviera Nicaragua (Vijil 2009).

En este sentido, podemos decir que FSLN y la JS19J desarrollaron, en materia de política exterior, un frente de lucha mediante el envío de dirigentes de su juventud o partido a diferentes países de todo el mundo con el fin de entablar relaciones con las organizaciones locales, explicar la situación política, económica y social que estaba atravesando el país –en especial por la agresión "encubierta" de los EE UU y la Contra– e invocar a la solidaridad mundial. Paralelamente, organizaciones como el PCA y la FJC brindaron su solidaridad, intentándose adaptar a los pedidos de los sandinistas.

Igualmente, observamos que la JS19J –y otras instancias políticas del FSLN– invitaba a la FJC –así como a otras organizaciones de la comunidad internacional– a visitar y a desempeñar diversas actividades en Nicaragua. A su vez, los comunistas argentinos ofrecían su solidaridad a Nicaragua. Estamos en presencia de un actor que solicitaba ayuda –los sandinistas– (solicitar/ demanda de dones), pero que previamente necesitaba mostrar sus padecimientos y logros. Asimismo, existía otro actor –los comunistas– que ofrecían y brindaban su ayuda (dar).

Además, había una voluntad de fortalecer las relaciones bilaterales. Se intercambiaba para robustecer los vínculos y la comunicación entre las partes. También se intercambiaba para luchar contra un enemigo común: el imperialismo. Así, el don (la solidaridad) aparecía como un medio de crear confianza y crear alianzas (Caillé 2002: 57-8), generándose nuevos espacios de intercambio y fortalecimiento de vínculos.

IV. LOS COMITÉS DE SOLIDARIDAD EN ARGENTINA

Como señaláramos, otra expresión significativa de solidaridad con Nicaragua fue la creación, antes y durante la revolución, de comités de solidaridad en todo el mundo. Al respecto, Carlos Carrión señala que después del triunfo de la revolución, los comités de solidaridad empezaron a apoyar a municipios o alcaldías nicaragüenses: "Los comités venían y empezaban a promover que su ciudad se hermanara con una ciudad de Nicaragua, entonces empezaron a trabajar en eso, en recorrer fundos" (Carrión 2009).

Ahora bien, en el caso argentino, surgieron muchas organizaciones de este tipo, creadas e integradas por representantes de entidades políticas y civiles de distinto signo ideológico. En múltiples oportunidades diversas organizaciones trabajaron juntas por Nicaragua. Ello se puede apreciar en el caso de las brigadas destinadas a trabajar en la cosecha de café, integradas por representantes de distintos partidos políticos, en las marchas de solidaridad o en las campañas de recolección de insumos (Barricada 1984: 4; Qué Pasa 1985a: 4; 1986e: 10; 1986b: 9). Algunos de los principales comités de solidaridad fueron:

  • El Consejo Argentino de la Paz, cuyo secretario general, en 1985, era Jorge Alberto Kreyness (Qué Pasa 1985b: 10), funcionario del Partido Comunista de la Argentina (PCA) y actualmente secretario de Relaciones Internacionales y miembro de la Comisión Política del Comité Central del Partido Comunista de la Argentina.

  • La Comisión de Solidaridad con Nicaragua (Qué Pasa 1984c: 3; 1984d: 3), creada posiblemente entre fines de 1984 y los primeros meses de 1985 (Qué Pasa 1985c: 13), organizó todo tipo de actividades solidarias, desde eventos de carácter alusivo y recreativo hasta las campañas de recolección de alimentos, ropa, juguetes y medicamentos (Qué Pasa 1984e: 13; 1984f: 5; 1984g: 4; 1984h: 13; 1984i: 5; 1984j: 13).

  • La Coordinadora Argentina de Solidaridad con Nicaragua, creada en mayo de 1985, con el fin de "canalizar ayuda material al pueblo nicaragüense y fortalecer las iniciativas de paz" (Qué Pasa 1985d: 4), aglutinaba a personalidades, partidos políticos, organismos sociales, culturales, religiosos, de derechos humanos (Qué Pasa 1985e: 3) y comités de solidaridad, como la Comisión de Solidaridad con Nicaragua (Qué Pasa 1985f: 13).

  • Solidaridad Argentina con los Pueblos (SAP), creada en 1987, nucleaba a más de 100 organizaciones políticas, sociales, sindicales, estudiantiles, de derechos huma-nos, religiosas, culturales. Esta entidad, en una asamblea realizada en 1988, señaló que SAP es "un acuerdo de fuerzas políticas y sociales, que se expresa a través de una concepción que tiende a desarrollar la solidaridad en las estructuras de base e intermedias" (Qué Pasa 1988c: 15; 1988d: 16).

En cuanto a las expresiones solidarias y actividades de las organizaciones enumeradas con anterioridad, podemos decir que en 1984, la Comisión de Solidaridad con Nicaragua convocó a un plenario del que participaron distintas fuerzas, para discutir un plan nacional de solidaridad. Luego se realizó otro encuentro para dar a conocer las actividades solidarias que encabezaría y se expresó que "la agresión actual y sostenida, los planes declarados reiteradamente por el gobierno de EE UU de invadir a Nicaragua, atentan contra la dignidad de todos los pueblos latinoamericanos" (Qué Pasa 1984e: 4), destacando el derecho de autodeterminación de los pueblos. Ese mismo año, la Comisión presentó ante el Congreso de la Nación un petitorio con 5.000 firmas, pidiendo por el pronunciamiento de la Cámara de Diputados contra la agresión a Nicaragua (Qué Pasa 1984k: 12), repitiendo un petitorio de características similares en 1986 y que fue presentado ante Cancillería (Qué Pasa 1986d: 6).

Por supuesto, no faltaron las marchas, espectáculos, ofrendas florales, ciclos de cine, charlas, presentaciones y homenajes, pudiendo destacar la conmemoración por la muerte de Sandino que se hiciera en el centro de la ciudad de Buenos Aires y al que adhirieron organizaciones y personalidades (Qué Pasa 1984l: 5).

Por otra parte, la Coordinadora Argentina de Solidaridad con Nicaragua lanzó su primera campaña denominada "Ayudemos a los niños de Nicaragua a construir la paz", con el fin de reunir elementos para la construcción de un refugio destinado a los huérfanos de la guerra (Qué Pasa 1985g: 4). Además, la Coordinadora Argentina encabezó actividades como la celebración del sexto aniversario de la revolución sandinista (19 de julio de 1985) en la Federación Argentina de Box y de la que participaron más de 3.000 personas; entre ellas, delegados y dirigentes de partidos políticos (PCA, Partido Socialista Auténtico, Democracia Cristiana, entre otros), representantes de organizaciones civiles y religiosas (Servicio de Paz y Justicia, Consejo Latinoamericano de Iglesias) y portavoces de la Embajada de Nicaragua. El acto también recibió un sinnúmero de adhesiones (Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, la Liga por los Derechos del Hombre, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), la Juventud Peronista, el Partido Intransigente, entre muchos otros) (Qué Pasa 1985h: 7). Los documentos de repudio o reclamo emitidos por la Coordinadora tampoco faltaron:

  • El cese inmediato de la agresión a Nicaragua y de los preparativos para la invasión.

  • La efectiva neutralidad del gobierno costarricense ante las provocaciones norteamericanas y el apoyo a las propuestas de desmilitarización del área fronteriza entre Nicaragua y Costa Rica, bajo la supervisión internacional y el Grupo de Contadora17.

  • Un efectivo pronunciamiento del gobierno y de toda la comunidad argentina de condena a todas las provocaciones y de apoyo a una solución pacífica en la región (Qué Pasa 1985i: 12).

Solidaridad Argentina con los Pueblos también efectuó tareas de recolección de insumos para donar a Nicaragua, actividades para conmemorar los aniversarios de la Revolución nicaragüense, acuerdos de cooperación con otros organismos y personalidades a nivel internacional (Qué Pasa 1989: 11; 1988c: 15). Estas tareas solidarias no se limitaron solamente a Nicaragua, sino que involucraron a otros países como Chile.

Legisladores argentinos se pronunciaron a favor de Nicaragua. En marzo de 1984, el Congreso de la Nación Argentina realizó, en el marco de un homenaje al pueblo de Nicaragua, una condena al imperialismo estadounidense. Además, "se presentaron en el recinto distintos proyectos de declaración por parte de los bloques justicialista y radical, en los que se propicia que la Cámara Baja repudie expresamente la actitud intervencionista que desarrolla Estados Unidos en la región centroamericana" (Qué Pasa 1984m: 16).

En 1985, diputados radicales, peronistas, intransigentes y de la democracia cristiana se dirigieron a los congresistas estadounidenses, exhortándolos a rechazar una solicitud del presidente Ronald Reagan para destinar recursos económicos a las fuerzas contrarrevolucionarias que combatían en Nicaragua (Qué Pasa 1985j: 4; 1985k: 3; 1985g: 4). Ello se dio en el marco de la visita de los parlamentarios nicaragüenses Herty Lewites y Rafael Solís, y en vísperas del viaje del presidente de la Argentina, Raúl Alfonsín, a Washington.

De este modo, el apoyo y la ayuda de los comités de solidaridad también expresaban la importancia de luchar de manera conjunta contra el imperialismo y sus acciones solidarias presentaban características similares porque se enmarcaron en campañas internacionales de solidaridad, en encuentros de carácter internacional y se adecuaron a los pedidos de los sandinistas, estableciendo y fortaleciendo los vínculos entre quienes recibían la solidaridad y quienes la brindaban.

V. LA SOLIDARIDAD DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL Y DE LAS JUVENTUDES POLÍTICAS DE LA ARGENTINA

La coyuntura política local e internacional no ha dejado de tener repercusiones en el movimiento estudiantil y las juventudes de los partidos políticos de la Argentina. La división de clases, los intereses y las contradicciones que se presentan en la sociedad también se manifiestan al interior del sector estudiantil y juvenil. Así, la solidaridad formó parte de las relaciones internacionales entre organizaciones estudiantiles y juveniles. Al igual que la solidaridad de los partidos políticos y de los comités de solidaridad, las expresiones solidarias del movimiento estudiantil y las juventudes políticas se manifestaron de manera simbólica (declaraciones públicas en favor de la causa sandinista) y material (recolección de elementos de primera necesidad, donaciones y/o el envío de brigadistas para cortar café en Nicaragua).

No obstante, la solidaridad juvenil con Nicaragua se expresó antes del retorno a la democracia (10 de diciembre de 1983). Por ejemplo, el 19 de julio de 1983, cuarto aniversario de la revolución sandinista, distintas organizaciones políticas juveniles constituyeron el Movimiento de Solidaridad con Nicaragua.

Dirigentes de la Federación Juvenil Comunista (FJC), de la Juventud Socialista Argentina (JSA), de la Juventud Intransigente (JI), de la Juventud de la Confederación Socialista Argentina (JCSA) y de la Juventud Socialista Unificada (JSU) emitieron un comunicado que expresaba: "La juventud argentina que conoció en carne propia la agresión imperialista durante la guerra de Malvinas y que recibió en su momento la cálida solidaridad del pueblo nicaragüense, no ha de permanecer indiferente ante esta amenaza" (Aquí y Ahora la Juventud 1983c: 13. El destacado es del original).

Paralelamente, el Movimiento de Juventudes Políticas18 (MOJUPO) también condenó la agresión imperialista hacia Centroamérica, comparando esta situación con la Guerra de Malvinas y ratificando su compromiso frente a Silvio Vallecillos, de la Juventud Sandinista, quien por esos días se encontraba en Buenos Aires (Aquí y Ahora la Juventud, 1983c: 13).

En 1984, la Federación Universitaria Argentina (FUA) emitió un documento declarando su apoyo a Nicaragua, solicitando solidaridad activa para con este país y anunciando la puesta en marcha de la campaña "solidaridad con Nicaragua". El documento señalaba que "se ha decidido colaborar en forma activa con el proceso de consolidación de la soberanía popular nicaragüense" (Qué Pasa 1984n: 2). Además, se anunció el objetivo de generar conciencia sobre este problema y recolectar lápices, cuadernos y bolígrafos. De la misma forma, la Federación Universitaria de Cuyo (FUC), creada en 1984, y dirigida por Franja Morada19, realizó una declaración en su primer congreso de noviembre del mismo año, donde se manifestó en contra de la dependencia, proponiendo luchar por la liberación social y nacional, y transformar la estructura sociopolítica y económica que ha servido al imperialismo y a la oligarquía (Qué Pasa 1984n: 2).

Asimismo, en 1986, la FUA auspició una brigada a Nicaragua, integrada por un grupo de estudiantes, con el fin de participar en la recolección de café (Qué Pasa 1986f: 10). Los brigadistas de FUA provenían de las filas de la Franja Morada, la Juventud Universitaria Intransigente y el Movimiento para la Liberación Nacional (MULNA). Esta experiencia solidaria surgió a partir de una invitación hecha por la JS19J. Al respecto, Irán Carera nos describe las reuniones que delegados sandinistas mantuvieron con las juventudes de partidos políticos y de organizaciones estudiantiles:

Tuvimos reuniones con la gente de la Juventud Comunista, con la Federación de Estudiantes de Argentina… la FUA [Federación Universitaria Argentina] [en] La Plata, varias actividades en Córdoba, etcétera, ¿no?, varias universidades, promoviendo que vinieran. Nosotros normalmente los recibíamos a finales de diciembre, inicios de enero, febrero, más o menos, marzo (Carera 2009).

Este tipo de actividades políticas se relacionaba con un debate que se daba al interior del movimiento estudiantil y que versaba sobre el papel de la universidad y de los centros de estudiantes. Por un lado, estaban aquellas agrupaciones que pensaban la política universitaria como una herramienta gremial para la discusión y solución de temas meramente académicos y donde los partidos políticos no se tenían que entrometer. No obstante, existía un grupo mayoritario vinculado a los partidos políticos que propiciaba la participación política masiva, la intervención de los estudiantes en el gobierno universitario, la gratuidad de la enseñanza, "el compromiso social de la universidad con la sociedad, la solidaridad del movimiento estudiantil con los países del Tercer Mundo" (Touza 2007: 250). La expresiones de solidaridad para con Latinoamérica no escapaban a este posicionamiento.

Igualmente, durante la década de 1980, la FUA mantuvo vínculos con la Organización Continental Latinoamericana de Estudiantes (OCLAE)20 y con la Unión Internacional de Estudiantes21 que hegemonizaba el Partido Comunista. En Nicaragua, la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN)22 se relacionaba con organizaciones estudiantiles internacionales y de todo el mundo. Sobre este tema, Irán señala:

La UNEN, en esos primeros años [de la revolución sandinista], era la organización que más contactos tenía a nivel internacional, porque además había organizaciones fuertes a nivel regional y mundial… UIE, Unión Internacional de Estudiantes… era la gemela por así decirlo de la Federación Mundial de la Juventud, de los estudiantes (Carera 2009).

De hecho, Roger Uriarte, miembro de la mesa directiva de la UNEN visitó la Argentina y participó del Primer Congreso del Frente Amplio Estudiantil Santiago Pampillón (Qué Pasa en la Universidad 1987: 5).

Además, durante la presidencia de Marcelo L. García23 surgió la iniciativa de crear una Federación Universitaria del Cono Sur que se inspiraba en el antecedente de haber tenido procesos históricos parecidos en Latinoamérica, las facilidades de comunicación por la proximidad geográfica y la posibilidad de negociar internacionalmente desde un espacio mayor (Ayma y Cano 1998: 44).

No obstante, las relaciones entre agrupaciones locales y extranjeras podían tornarse conflictivas. Irán nos explica:

En relación a la solidaridad nuestra [la recepción de los sandinistas frente a delegados del movimiento estudiantil fue] excelente, pero por ejemplo en Uruguay creo que se sentía más, como ya habían tenido elecciones estudiantiles, todo el mundo [me] quería jalar y yo no podía ir de un acto aquí al otro, entonces se ocasionaron algunos problemas… de esa naturaleza… Igual no me iba a meter en los conflictos internos, pues, pero sí se veía si tal actividad la convocaba fulano de tal, entonces el otro no iba… Pero en algunas actividades estaban todos. Yo me acuerdo de que visitamos radios… estuvimos me acuerdo en una reunión de juventudes de… Misiones, todo en Argentina. Después regresamos a Buenos Aires… los radicales de Alfonsín, […] a través de ellos es que nosotros vamos a Misiones porque ya estaban las juventudes en el poder. Me acuerdo de que tuvimos un debate fuerte con unos chilenos… yo creo que eran de la Democracia Cristiana chilena, querían meterle en una resolución de la reunión de que en Nicaragua se violaban los derechos humanos y no sé qué, hubo un debate muy fuerte y en Chile que todavía estaba Pinochet, y nos pegamos una, al final no se aprobó (Carera 2009).

Se desprende del testimonio de Irán los conflictos y las diferencias políticas entre agrupaciones estudiantiles de la Argentina y del exterior, como el ejemplo de la Democracia Cristiana, las disputas por poder contar con la presencia de los delegados sandinistas y la relevancia que tenía el radicalismo en la década de 1980. Es muy posible que los radicales que habían llevado a Irán a la provincia de Misiones fueran de la agrupación estudiantil Franja Morada que por aquellos años dirigían la FUA y muchos centros de estudiantes del país24.

Las expresiones de solidaridad también se produjeron hacia aquellos países que estaban regidos por dictaduras militares, como el caso de Chile y Paraguay, manifestándose de forma material y simbólica. Por ejemplo, en marzo de 1985, un contingente de jóvenes argentinos arribó a Chile para participar de las actividades solidarias (sanitarias, de construcción, alfabetización, recreativas) con los damnificados por el terremoto del 3 de marzo (Qué Pasa 1985l: 11).

Asimismo, entre 1984 y 1985 se desarrollaron dos encuentros de jóvenes y estudiantes de relevancia nacional e internacional, donde se plantearon consignas antiimperialistas: el Congreso de la FUA de 1984 y el ya citado XII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes de 1985. El primer evento se llevó a cabo en la Universidad Nacional de Tucumán entre el 18 y 23 de julio de 1984. Este congreso fue histórico para la FUA porque en él estuvieron representadas todas las corrientes políticas estudiantiles luego de muchos años sin poder hacerlo. Los ejes de discusión del Congreso giraron en torno a la situación nacional e internacional, derechos humanos y problemáticas universitarias25, el papel del movimiento estudiantil en el proceso de democratización de la universidad y el problema de la unidad obrero-estudiantil. Además, la plataforma programática del Congreso tuvo un corte antiimperialista, planteando como eje central el compromiso por "profundizar y consolidar la democracia para luchar contra la dependencia y avanzar hacia la liberación nacional y social" (Qué Pasa 1984p: 14). Este posicionamiento implicó que igual se debatiera y se hicieran declaraciones en torno a la situación internacional. En concreto, durante el Congreso de FUA se manifestó la solidaridad con Nicaragua y El Salvador, la afirmación de la democracia en Bolivia y las luchas antidictatoriales en Chile y Uruguay, e impedir la militarización del Atlántico Sur, proponiendo, asimismo, una serie de puntos para combatir el imperialismo, el colonialismo y cualquier forma de dominación.

Analizando las acciones solidarias del movimiento estudiantil y las juventudes políticas podemos apreciar que, al igual que los comités de solidaridad, estos actores también dieron importancia a la lucha conjunta contra el imperialismo. Igualmente, participaron de eventos internacionales, viajaron a Nicaragua o invitaron a personalidades sandinistas, estableciendo y fortaleciendo vínculos entre entidades afines. En otras palabras, se forjaron y fortificaron los lazos entre quienes daban su solidaridad y quienes la recibían.

VI . LA SOLIDARIDAD COMO ALIANZA POLÍTICA. ANÁLISIS DESDE UNA PERSPECTIVA SOCIOANTROPOLÓGICA

Las expresiones de solidaridad son numerosas y sería imposible mencionarlas a todas en un solo artículo. Pese a ello, y sobre la base de lo planteado, podemos contemplar la magnitud de las acciones solidarias que se llevaron a cabo en América Latina, destacando algunos casos surgidos desde la Argentina.

De esta manera, es posible apreciar la coyuntura política en la que se enmarcaron las expresiones solidarias (procesos de transición democrática en algunos casos y regímenes militares en otros) y la necesidad de unirse ante un enemigo común: el imperialismo de los Estados Unidos. Igualmente, observamos que las expresiones de solidaridad mundiales presentan características similares, ya que se enmarcaron en campañas internacionales de solidaridad, en encuentros de carácter internacional y porque los partidos, sindicatos y organizaciones solidarias se adecuaron a los pedidos de los sandinistas. Las relaciones entre organizaciones locales e internacionales siguieron las mismas formas (cartas, envío de representantes a Nicaragua o de Nicaragua a la Argentina, o a cualquier otro país, brigadas de solidaridad, aporte de donaciones, marchas, acciones de cabildeo, etc.) y se establecieron vínculos entre entidades afines: partidos con partidos, juventudes con juventudes, sindicatos con sindicatos, comités de solidaridad con comités de solidaridad, organizaciones estudiantiles con organizaciones estudiantiles. Como hemos visto, ello no implicaba que un dirigente del FSLN no participara en una actividad de las juventudes políticas, de los comités de solidaridad o de cualquier otra organización, aunque el análisis de las fuentes escritas y orales sugiere que las relaciones se establecían entre entidades "hermanas". Asimismo, detectamos disputas entre organizaciones juveniles y estudiantiles por contar con la presencia de los sandinistas.

De este modo, consideramos que la solidaridad puede ser entendida como una práctica social capaz de presentar características similares al don. Como indicamos, el don es toda prestación de servicios y/o bienes realizada sin garantía de devolución con el objetivo de crear, mantener o reconstruir el vínculo social. Supone la existencia de una regla social primordial que se basa en la cuádruple acción de solicitar - dar - recibir - devolver. Así, las prácticas solidarias, al igual que el don, pueden contener esta cuádruple acción que permite construir lazos sociales. En este sentido, la solidaridad posibilita establecer, reconstruir o fortalecer una alianza sellada mediante el don. En las relaciones de tipo don, el vínculo es más importante que la cosa intercambiada. Es por ello que la solidaridad como el don es un medio de crear confianza, de establecer una relación social, de crear alianzas.

Igualmente, el don cuenta con otras características: el don (y la solidaridad) no es desinteresado, sino que privilegia intereses de amistad y/o de placer o creatividad en oposición a los intereses instrumentales. Los segundos se subordinan a los primeros (Caillé 2010). No obstante, que los privilegie no significa que no haya otras intenciones, además de generar o reforzar lazos de "amistad". Ante ello, las acciones solidarias no son desinteresadas, sino que cada una de las partes involucradas (agentes solidarios/donantes y sandinistas/donatarios) en esta alianza puede perseguir objetivos distintos y/o análogos, instrumentales y no instrumentales. De este modo, además de sellar una alianza, la solidaridad presenta un cúmulo de intencionalidades como por ejemplo: desde el ámbito político puede significar una estrategia política que, al menos en la teoría, busca luchar contra un adversario común, tratando de contribuir a la liberación de los otros, pero, simultáneamente, a la propia liberación nacional (por ejemplo, los partidos políticos internacionalistas); confrontar con otros partidos u organizaciones políticas (los conflictos estudiantiles anteriormente señalados); o establecer y/o fortalecer vínculos y alianzas con otras agrupaciones políticas. Procesos similares suceden del lado de los sandinistas: mantener el proceso revolucionario con vida, expresarle al mundo el carácter democrático y de no alineamiento de la revolución, a fin de obtener mayor apoyo material y político, solucionar el conflicto bélico y mantener vínculos con entidades y partidos de otros países. Así, la solidaridad, que suele considerarse como una acción altruista, involucra prácticas que no son meramente generosas o desinteresadas (Caillé 2002). De esta forma, podemos decir que:

1. Estamos en presencia de dos actores fundamentales:

a. Donantes: bajo esta categoría podemos aglutinar a los partidos políticos (PCA, Partido Justicialista, Unión Cívica Radical, etc.), así como a los actores de otras organizaciones civiles, religiosas, políticas, estudiantiles de la Argentina (comités de solidaridad, agrupaciones estudiantiles, organizaciones de derechos humanos, etc.) y del exterior;
b. Donatarios: bajo este concepto podemos mencionar a los sandinistas en particular, y a los nicaragüenses en general. La ayuda se destinaba al conjunto de la población y no a los sandinistas solamente.

2. La cuádruple acción del don (solicitar, dar, recibir, devolver) entre donantes y donatarios (Godelier 1998) se exteriorizaba de la siguiente manera:

    a. Pedido de solidaridad por parte de los sandinistas (solicitar). El FSLN tuvo un papel activo en la creación y el desarrollo de muchas de las entidades de solidaridad con la causa sandinista, envió cuadros políticos y seguidores a giras de publicidad e invitó a delegaciones a visitar o a trabajar en Nicaragua26;
    b. Acciones solidarias (dar) como conformación y envío de brigadas, médicos, técnicos, donación de artículos de primera necesidad, aporte de dinero; actos de protesta y repudio ante la guerra financiada por EE UU; marchas, reclamos y acciones de cabildeo por parte de organizaciones nacionales y extranjeras;
    c. Recepción de la ayuda por parte de los sandinistas y de los nicaragüenses en general (recibir);
    d. Reconocimiento a la solidaridad internacional (devolver): gratitudes, agradecimientos públicos en actos y publicaciones, apoyo y ayuda a las reivindicaciones y luchas de otras organizaciones políticas (los sandinistas brindaron apoyo a otras causas y agradecieron la solidaridad para con su país).

3. De esta cuádruple acción se desprenden dos formas en que los dones (y las solidaridades) se pueden exteriorizar: materiales (envío de dinero, artículos, médicos, técnicos, cosechadores, etc.) y simbólicas (declaraciones, reconocimientos, menciones, peticiones a las autoridades nacionales y/o extranjeras, etc.).

4. Se generaron nuevos espacios de intercambio, fortalecimiento de vínculos y defensa de causas propias y ajenas (encuentros, congresos, etc.).

Siguiendo nuestra definición de solidaridad, se desprende que esta práctica constituye un tipo de relación social que posibilita el compromiso entre, al menos, dos partes, permitiendo una alianza, base del vínculo social; en otras palabras, el don y la solidaridad sellan las amistades, es un medio de crear confianza y de establecer alianzas. Se desprende, así, que estas características que poseen el don y la solidaridad entrañan una dimensión política. Don y política se relacionan, siendo el don y la solidaridad un acto político que circula al servicio de los vínculos y, a su vez, de los grupos que liga. De este modo, la solidaridad también se constituye en un acto político.

VII. CONSIDERACIONES FINALES

En el presente trabajo hemos realizado un recorrido por algunas de las principales expresiones solidarias para con la revolución sandinista que emergieron de la Argentina entre 1979 y 1990. Así, hemos descrito las manifestaciones de solidaridad del Partido Comunista Argentino y la Federación Juvenil Comunista, en especial la creación de la Brigada General San Martín, así como las expresiones de comités de solidaridad, del movimiento estudiantil y de las juventudes políticas.

Asimismo, hicimos un abordaje socioantropológico de la solidaridad como práctica social posible de ser analizada desde la teoría del don. De esta manera, consideramos que la solidaridad supone la existencia de una regla social primordial que se basa en la cuádruple acción de solicitar, dar, recibir, devolver (regla que pudimos observar a través de las acciones solidarias) y que permite construir lazos sociales. En este sentido, la solidaridad que se expresó desde las organizaciones políticas, civiles y estudiantiles de la Argentina para con Nicaragua, si bien tuvo varias intencionalidades (como luchar contra el imperialismo), posibilitó establecer alianzas políticas entre estas y los sandinistas. En otras palabras, la solidaridad es una práctica que puede tener múltiples intencionalidades, pero cuyo principal objetivo es, en nuestro caso, establecer alianzas políticas.

 

NOTAS

* El presente artículo forma parte de las investigaciones que se desarrollaron en el marco del Proyecto de Investigación 24/ZE24: "Estructura socioeconómica y fuerzas sociales: organizaciones y movimientos sociales en América Latina contemporánea (1966-2011)" de la Secretaría General de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional del Sur. Director del proyecto: Mg. Fernando G. Romero Wimer.

1 La Contra estaba integrada por diversos grupos que, a grandes rasgos, podemos distinguir como los siguientes: las Fuerzas Democráticas Nicaragüenses (FDN), que agrupaban a ex miembros de la Guardia Nacional de Somoza; la Alianza Revolucionaria Democrática (ARDE), dirigida por Edén Pastora; MISURASATA y MISURA (sus nombres se refieren a las poblaciones de la costa atlántica nicaragüense: miskitos, sumos y ramas), dirigidos por Brooklin Rivera y Stedman Faghot, respectivamente.

2 Durante la década de 1970 se fue produciendo, en forma gradual, el deterioro del Estado de bienestar y del régimen de acumulación fordista –basado en la organización científica del trabajo y el consumo de masas– como consecuencia de la crisis del petróleo de 1973, generando la aplicación de políticas de corte neoliberal. Durante la década de 1980, continuó la inestabilidad económica, en especial en aquellos países con monumentales deudas externas.

3 En otros países de Centroamérica y el Caribe también se produjeron conflictos armados.

4 A modo introductorio, podemos decir que entendemos la solidaridad como un tipo de acción social que puede presentar características similares al don. El don es toda prestación de servicios y/o bienes realizada sin garantía de devolución, con el objetivo de crear, mantener o reconstruir el vínculo social. Supone la existencia de una regla social primordial que se basa en la triple acción de dar-recibir-devolver (Caillé 2002: 142-43). A esta triple acción, nosotros incorporamos una cuarta: solicitar. Estas cuatro acciones no se deben concebir por separado, sino que forman parte de una misma relación (Fernández Hellmund 2012).

5 Cada uno de estos términos implicaría un compromiso diferente para con la revolución, así como tareas distintas (Equipo Envío 1986). No obstante, dado que no hay un criterio unificado respecto al uso de estas categorías, nosotros utilizaremos los conceptos de brigadista e internacionalista como sinónimos.

6 Muchos internacionalistas fueron heridos, secuestrados o asesinados por la Contra, como el caso del francés Joel Fieux que cuando regresaba de arreglar radios en algunas cooperativas, fue herido y finalmente rematado en el suelo (Perales 2009).

7 Hacia mediados de la década de 1970, el FSLN se dividió en tres tendencias: la Tendencia Proletaria, la TendenciaGuerra Popular Prolongada y la Tendencia Tercerista.

8 Costa Rica fue una de las principales retaguardias de los sandinistas.

9 Existieron varias organizaciones que participaron de la lucha armada en Nicaragua como la que describe el investigador Claudio Pérez Silva (2008), quien analiza la participación de militantes comunistas chilenos en la lucha armada nicaragüense y la influencia que tuvo esta experiencia en la creación de una fuerza militar propia contra la dictadura pinochetista: el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Otra caso fue la experiencia de la Brigada Simón Bolívar. Esta brigada nació en 1979 de la mano del dirigente argentino del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) Hugo Miguel Bressano, más conocido como Nahuel Moreno, quien se encontraba exiliado en Colombia desde 1976. Siguiendo una concepción de tipo internacionalista, así como intentando profundizar su trabajo político en el exterior, el PST de Colombia comenzó a trabajar para reclutar y trasladar brigadistas a Nicaragua. Más de un centenar de personas participaron de esta brigada integrada por colombianos, costarricenses, argentinos, mexicanos, chilenos, entre otros. Su objetivo era colaborar con el proceso revolucionario nicaragüense, propagar su ideario político y ponerlo en práctica. Esta brigada tal vez sea la más controversial, porque es el único contingente del que sabemos tuvo conflictos con el Frente Sandinista, por tener intenciones de intervenir en el proceso revolucionario de una forma en que la dirigencia sandinista no estaba de acuerdo. Ante ello, fueron expulsados de Nicaragua por orden de la Dirección Nacional Sandinista (AAVV 2009; Barricada 1979a: 1). No podemos dejar de mencionar la participación de otra organización político-militar de la Argentina: el PRT-ERP (Partido Revolucionario de los Trabajadores y Ejército Revolucionario del Pueblo). También la organización argentina Montoneros dejó su huella en tierras nicaragüenses.

10 La confrontación de fuentes, muchas veces es vinculada con la estrategia denominada triangulación, la cual no posee un criterio único para definirla. Vasilachis, siguiendo a Denzin, describe la triangulación como "un plan de acción que le permite al sociólogo recuperar los sesgos propios de una determinada metodología. El proceso múltiple de triangulación se da cuando los investigadores combinan en una misma investigación variadas observaciones, perspectivas teóricas, fuentes de datos y metodologías" (Vasilachis 2001: 65). Rosana Barragán señala que "triangular es el acto de tener más de una fuente o datos que apuntalan a un solo punto. Implica reunir datos desde distintas perspectivas o ángulos, permitiendo aumentar la ‘validez': se trata de un control cruzado. La triangulación permite que diferentes fuentes puedan ser utilizadas para corroborar o no la información" (Barragán 2001: 101).

11 El presente escrito se basa en fuentes orales y escritas recopiladas en Nicaragua y Argentina entre el 2007 y 2011.

12 Al respecto las fuentes son contradictorias. El actual secretario general del PCA, Patricio Echegaray, señala que la relación entre el FSLN y el Partido Comunista comenzó antes de la revolución, y otros dirigentes comunistas y sandinistas dicen que se iniciaron con posterioridad. Además, no nos fue posible hallar en reservorios bibliográficos y archivos privados fuentes escritas anteriores a 1979 que hicieran alusión a este tema.

13 En 1984, el secretario general del PCA, Athos Fava, visitó Nicaragua durante las celebraciones del quinto aniversario de la revolución sandinista, se entrevistó con el comandante Humberto Ortega y le entregó 20.000 dólares provenientes de una colecta popular realizada por su organización. A ese monto se agregó una donación de 2.000 dólares provenientes de la FJC. (Qué Pasa 1984a: 13). Igualmente, en 1986, durante una celebración por el 125 aniversario de la independencia de Nicaragua, realizado en el Comité Central del PCA, Fava le entregó al embajador nicaragüense, Fernando Guzmán Cuadra, 15.000 dólares (Qué Pasa 1986a: 10).

14 La tarea de emprender una brigada argentina –así como otras acciones solidarias– contó con el apoyo de la Juventud Sandinista e involucró a varios dirigentes, entre los que podemos destacar a Carlos Carrión Cruz, coordinador general de la Juventud Sandinista; Silvio Vallecillos, miembro de dirección y responsable de relaciones exteriores de la JS19J; Josefina Vijil, miembro de la dirección de la Juventud Sandinista; y Patricio Echegaray, secretario de la FJC. Según el periodista Roberto Mero (1985: 34-69), estas personas habrían tenido diferentes encuentros, sobre todo durante 1984, a fin de concretar la brigada.

15 Los materiales hallados no brindan información precisa sobre estos últimos contingentes de brigadistas y suele ser confusa. Es probable que la brigada comunista más promocionada haya sido la de 1985 porque se estaban viviendo los momentos previos al XVI Congreso del PCA. Sobre esto último, permítasenos señalar que durante las celebraciones del XVI Congreso de 1986, el Partido Comunista adoptó una nueva línea política que buscaba agrupar diferentes sectores políticos y sociales, realizó una autocrítica por la posición benévola tomada durante la última dictadura cívico-militar argentina (la declaración de convergencia cívico-militar), cuestionó su tradicional prosovietismo –adoptando una mirada hacia Latinoamérica y los procesos que estaban ocurriendo en la región–, se planteó romper con el sectarismo (en especial con el peronismo) y el reformismo, proponiendo una línea más revolucionaria, y se tomó la figura de Ernesto Guevara como referente, personaje que durante varios años estuvo desaparecido de la liturgia comunista. Como parte de este proceso de transformaciones se promovieron a numerosos dirigentes y militantes de la FJC al PCA, se produjo una revalorización de la Revolución cubana y una fuerte reivindicación de las islas Malvinas. Es en este contexto de cambios que se produjo la creación y el envío de brigadas a Nicaragua.

16 Por ejemplo, entre el 27 de julio y el 3 de agosto de 1985 se realizó en Moscú el XII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes. En este encuentro se analizaron varios temas; entre ellos, algunos relacionados con la deuda externa y la lucha antiimperialista.

17 El grupo de Contadora fue creado, en 1983, para solucionar los conflictos bélicos que se vivían en América Central. Los ministros de Relaciones Exteriores de Colombia, México, Panamá y Venezuela se reunieron en la isla de Contadora para firmar el Acta de Contadora para la Paz y la Cooperación en Centroamérica. Este plan de paz contó con el respaldo del Consejo de Seguridad, de la Asamblea General de las Naciones Unidas y de varios organismos regionales e internacionales. En 1985, se crearon grupos de apoyo en Argentina, Brasil, Perú y Uruguay, que trabajaron en torno a los consejeros del Grupo de Contadora y que a partir de ese momento se reunieron conjuntamente.

18 La Coordinadora de Juventudes Políticas se conformó en 1972, recobrando fuerza durante el proceso de transición democrática.

19 Franja Morada es la organización estudiantil enrolada en la Unión Cívica Radical.

20 Desde el inicio de la revolución sandinista, la OCLAE envió delegados al país centroamericano (Barricada 1979b: 5).

21 Por lo menos desde el triunfo de la revolución nicaragüense, la UIE tuvo vínculos con el estudiantado de Nicaragua (Barricada 1979c: 6).

22 La UNEN es la organización oficial de los estudiantes universitarios de Nicaragua y agrupa a los estudiantes de las principales universidades del país.

23 Marcelo García, de Franja Morada, fue presidente de la FUA entre 1984 y 1986 inclusive.

24 Durante el congreso de la FUA de 1984, de 1.600 delegados estudiantiles de todo el país, 600 eran de Franja Morada (Qué Pasa 1984o: 6).

25 Los temas del debate trataron sobre la renovación y jerarquización del claustro docente, continuación del proceso de democratización de la universidad, discusión y renovación de los contenidos curriculares, jerarquización científica de las carreras al servicio de una universidad inserta en la realidad nacional y regional del país.

26 Esta estrategia consistía en enviar representantes sandinistas a todo el mundo en busca de apoyo y solidaridad, así como la invitación de agrupaciones y ciudadanos de todas las naciones para que fueran testigos del proceso revolucionario y de los padecimientos que sufría el pueblo nicaragüense. Es decir, que la presencia de internacionalistas tenía como objetivo sustituir el faltante de mano de obra en múltiples tareas y, fundamentalmente, dar a conocer al mundo lo que realmente acontecía en Nicaragua.

 

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Recibido: 30 de octubre de 2012. Aprobado: 16 de marzo de 2013.

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