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Psykhe (Santiago)

On-line version ISSN 0718-2228

Psykhe vol.15 no.2 Santiago Nov. 2006

http://dx.doi.org/10.4067/S0718-22282006000200002 

PSYKHE 2006, Vol.15, Nº 2, 13 - 24

ARTICULO

Trauma Social, Modernidad e Identidades Sustraídas: Nuevas Formas de Acción Social

Social Trauma and Substracted Identities: New Ways of Social Participation

Juana Kovalskys
Instituto Latinoamericano de Salud Mental y Derechos Humanos
Universidad de Chile

Dirección para Correspondencia


RESUMEN

Esta investigación aborda dimensiones constitutivas de la subjetividad individual y grupal que están en la base de una práctica social cuyo objetivo es la reivindicación de la memoria de traumas sociales del pasado reciente en Chile. A partir de las entrevistas realizadas a ocho jóvenes entre 20 y 29 años miembros de la Comisión FUNA se analizan los principales ejes discursivos donde se articulan lealtades afectivas e ideológicas con nuevas representaciones propias del contexto de la modernidad reciente. Los hallazgos muestran que la integración de nuevos referentes sociales da lugar a un proceso de cambio a nivel individual, grupal e institucional que permite el gradual desplazamiento de la marginalidad y la dimensión traumática de su biografía hacia la recuperación de aspectos constitutivos de su identidad.

Palabras Claves: trauma social, memoria y olvido, prácticas sociales y modernidad.


ABSTRACT

This research looks at the main aspects that constitute individual and group subjectivity, underlying a social practice whose goal is to give meaning to the memory of Chile's recent social trauma. The study is based on eight in-depth individual interviews of FUNA Comission members, whose ages go from 20 to 29 years old. The central elements of discourse are analyzed looking at the encounter between ideological and affective loyalties and the new representation belonging to modern times. Findings shows that integration of new social referents introduce a change at the individual, grupal and institucional level process and allows a gradual change of historical damage anf marginality to the recovery of main identity dimensions.

Keywords: social trauma, social memory, social practices.


La comprensión de las consecuencias subjetivas de la violación de los Derechos Humanos en las décadas del 70 al 90 en Chile constituye un difícil desafío. La ambivalencia, confusión o desperfilamiento que caracterizan las representaciones sociales respecto a esos hechos han contribuido a su invisibilización en la trama de las prioridades económicas, políticas y culturales que definen el modelo de organización social en el Chile de hoy, entregando señales preocupantes acerca del impacto de las grandes transformaciones ligadas al fenómeno de la globalización (Agger & Buss, 1996; Amati, 1986; Galli, 1986; Kovalskys, 1988, 1993, 2001; Kovalskys & Lira, 1996; Lira & Castillo, 1991; Lira & Piper, 1997; Pelento & Baraun, 1986; Puget, 1991; Tisseron, 1997). Este estudio apunta a dilucidar la posible articulación entre este nuevo contexto y la creación de una práctica social cuyo objetivo es la reivindicación de la memoria de los eventos traumáticos de ese período y de las personas concretas que los sufrieron.

Para ello se define como objeto de estudio a jóvenes que participan en la creación de la Comisión FUNA, cuyos fundamentos se orientan a la implementación de una estrategia de acción social cuyo propósito es restaurar la memoria de la violación de los derechos humanos. Dicha elección obedece a dos consideraciones: su pertenencia a un estrato juvenil heredero del daño inflingido a sus familiares directos respecto al cual diferentes autores (Araujo et al., 1999; Becker et al., 1994; Castillo & Piper, 1996; Díaz, 1992; Juricic & Reyes, 1999; Kovalskys, 1999) abordan la particular representación de los traumas sociales en amplios grupos de jóvenes pertenecientes a la segunda y tercera generación de víctimas de la violencia de Estado. La segunda consideración obedece al hecho de que los jóvenes conforman un segmento de la población particularmente influido por los profundos cambios estructurales en Chile y al mismo tiempo serán los portadores privilegiados del tipo de historización que hereden (Ortega & Güell citados en PNUD, 2002; Rozichner, 1990).

La hipótesis de este estudio es que la participación de los jóvenes de la Comisión FUNA se sustenta en la vigencia de necesidades de carácter repara-torio en la que confluyen variables de índole histórico-familiar, variables evolutivas relacionadas con los procesos identitarios y variables sociales coyunturales ligadas a las transformaciones socio-culturales. Se postula la presencia simultánea de tres dimensiones subjetivas que estarían a la base: las lealtades afectivas propias de su biografía personal; el desarrollo de una visión crítica respecto a su marco ideológico, y la identificación con demandas juveniles ligadas a los cambios socioculturales.

Antecedentes Teóricos

Eventos Históricos Traumáticos y sus Consecuencias a Nivel Individual y Social

El daño producido por la violencia institucio-nalizada a sujetos concretos, se extiende a los miembros de la sociedad en su conjunto; a las estructuras que los albergan, a las normas que rigen su convivencia y a las instituciones que regulan la vida ciudadana en base a valores y principios que fueron hegemónicos. Se trata de un proceso de alteración profunda de la institucionalidad política, cultural y social y por ello no puede ser pensado sólo en relación a las víctimas directas. (Becker & Lira, 1989; Lira, 1996)

La demanda de reconciliación social que surge inicialmente como una propuesta generalizada y común a distintos sectores sociales es irrebatible en su legitimidad, pero al mismo tiempo imposible de construir socialmente en tanto exista la ilusión o la pretensión de que el perdón y el olvido pueden constituirse por un mero acto de voluntad sin que medie un proceso colectivo de resignificación de los hechos ominosos. La urgencia del tiempo individual oscurece la percepción sobre el tiempo histórico, sin embargo la pertinaz permanencia de los mismos temas en el discurso social confirma la urgencia de reconocer que se requiere un largo tiempo para reparar los hechos traumáticos que han afectado a sujetos individuales y a la sociedad en su conjunto (Kovalskys, 2001).

La Memoria Como Construcción Social

Diversos autores (Ibáñez, 1989; Shotter, 1992; Tocornal & Vergara, 1998; Vásquez, 1997) conceptualizan la memoria social como una co-construcción que opera en el espacio de las relaciones intersubjetivas, lugar en el cual los hechos del pasado son resignificados en la experiencia misma de nombrar, significar e interpretar a partir del bagaje ideológico y experiencial de cada sujeto en articulación con los otros que constituyen su referente. Desde esta perspectiva queda en cuestión la afirmación vastamente aceptada de que la memoria individual es una experiencia que atañe privadamente al sujeto ya que ésta y la memoria social pueden llegar al punto de negarse mutuamente (Vásquez, 1997). Esta paradoja desaparece si se admite que las memorias individuales en lugar de ser sólo expresión de una realidad interior, son en rigor construcciones eminentemente sociales ya que la capacidad del sujeto de constituirse en su propio objeto de reflexión permite que emerja un mundo de nuevos significados en el espacio intersubjetivo. Desde esta perspectiva la memoria social pasa a ser un componente indisociable del quehacer de los sujetos en sus respectivos contextos e impregna una parte sustancial de los procesos en los que están insertos, permitiendo la continuidad temporal donde presente y pasado constituyen un proceso en permanente construcción. En consecuencia, es a través del proceso de hacer memoria que los acontecimientos pasados adquieren un status de realidad, la que puede ser reconstituída una y otra vez como parte del proceso de recordar. En la misma lógica, Lechner y Güell (1998) consideran que la memoria da cuenta de acontecimientos y experiencias pasadas que se recuperan y resignifican a partir de un presente donde sólo una parte del pasado es algo dado de una vez para siempre, el resto es ficción, imaginación, racionalización y la verdad de la memoria debe buscarse en el relato y su interpretación.

Memoria y Olvido de los Traumas Sociales

En el marco de las grandes catástrofes políticas del siglo XX, diferentes autores (Bettelheim, 1943, 1979; Braunstein, 2003; Keilson, 1992 citado en Becker, 1994; Levi, 1989; Páez & Basabe, 1993; Wiesel, 1995) han abordado el impacto psíquico y la tendencia a la repetición que suceden a esas experiencias traumáticas. Para Freud (1931) cuando los pueblos no han podido procesar los aspectos ominosos de su historia, apelan al olvido enfrentando la paradoja que éste tampoco puede constituirse como tal ya que memoria y olvido son trabajos de historización. La génesis de las tradiciones y de la historia de los pueblos muestra que las sociedades tienen que apelar al olvido para enterrar los recuerdos penosos para el sentimiento nacional. Si asumimos que el tiempo histórico es una reconstitución colectivamente elaborada que modifica y muchas veces transgrede la memoria individual, el desafío consiste en descubrir cuáles son los recursos que tiene la sociedad para evitar que ello sostenga la perturbación del cuerpo social. Käes (1991) señala que en las experiencias de catástrofe social las personas necesitan eludir aquellas situaciones de violencia social cuya representación mental produce una desarticulación que amenaza el vínculo entre sujeto y sociedad dado que las resignificaciones colectivas de eventos del pasado se organizan finalmente en el sujeto mediando un proceso psicoafectivo que incluye su biografía, su trama familiar y social actualizados en un presente donde se articulan con otras historias y otras significaciones. Lechner (2002) denomina "memoria silenciosa" a un proceso propio de la sociedad chilena en referencia a la manera particular como se construyen las nociones de pasado y futuro respecto a los eventos sociales conflictivos, respecto a los cuales se ha editado un tipo de "memoria por olvido" como una opción no consciente para soslayar el dilema de nombrar y reflexionar respecto a lo siniestro.

La ruptura de las dimensiones de espacio y tiempo constituye así mismo un fenómeno inherente al fenómeno de la globalización, instituyendo la paradoja de que se constituyen en referentes simultáneamente cercanos y lejanos vividos subjetivamente con extrañeza y ajenidad. A este respecto, Todorov (2002) señala que la dimensión temporal ha cambiado sustancialmente y la preservación del pasado está amenazada debido a que en la época actual el paso del tiempo es ignorado y sustituido por un imaginario situado en un presente perpetuo. Para este autor si aparece una revelación brutal sobre el pasado, ello obliga a los sujetos a reinterpretar la imagen de sí mismo y de los grupos de referencia.

En el contexto de la modernidad reciente el anudamiento traumático entre memoria y olvido no puede ser resuelto mientras no sea reconocida la magnitud de lo perdido y destruido, condición básica para el reconocimiento de lo que aún sigue vivo al interior del sujeto. De aquí que el espacio intersubjetivo se constituye en el lugar donde el acto de recordar adquiere una connotación que siempre está abierta a nuevas significaciones (Groppo, 2003; Kovalskys & Lira, 1996; Piper, 1999).

En el Chile de la última década ha cobrado fuerza la idea de que la amnesia es terapéutica y que la memoria del pasado traumático solo puede profundizar y acrecentar la fragmentación social. Se trata de una premisa que se funda simultáneamente en una verdad y en un artificio. Es evidente que el ser humano cuenta biológica y psicológicamente con la facultad de eliminar las huellas de una multiplicidad de experiencias, pero es un hecho que cuando opera un mecanismo de represión1, los contenidos de lo reprimido son imposibles de borrar. Una perspectiva que considere la circularidad entre lo subjetivo y lo social puede aportar criterios claves para alentar socialmente un proceso que restablezca, en palabras de Ricoeur (1977), "..la justa distancia entre el delito y la cólera privada de la víctima por la falta de reconocimiento del daño sufrido..." La implemen-tación de espacios grupales de reflexión y discusión permiten que el pasado deje de ser una construcción congelada abriéndose a una multiplicidad de significados respecto a la memoria replegada en el pasado.

Modernidad, Procesos Subjetivos e Intersubjetivos

El impacto de los profundos cambios sociales en la subjetividad se debe a lo que Elliott (1995) denomina "el efecto de filtro de la cultura sobre la experiencia psíquica, lo que da lugar a un proceso continuo donde la comunicación del sujeto consigo mismo y con los otros emerge, cambia y se sostiene a lo largo del tiempo histórico constituyendo el soporte de las representaciones psíquicas tanto a nivel cognitivo como emocional. El campo represen-tacional organizado en el contexto de la modernidad da cuenta de una crisis psíquica que autores como Lipovetsky (1986), Elliot (1996) y Tisseron (1997) atribuyen al impacto de nuevas dimensiones sociales que desafían los recursos adaptativos y remiten a los sujetos a un ámbito de conflicto y fragmentación psíquica.

En la modernidad reciente se produce el entrecruzamiento de riesgos que provienen tanto de los profundos cambios tecnológicos como del ejercicio mesiánico del poder que en virtud de su proximidad, real o virtual, invade masivamente la cotidianidad e intimidad de las personas (Guiddens, 1997). El campo representacional propio de la modernidad reciente da cuenta de una crisis psíquica que diferentes autores atribuyen al impacto de nuevas dimensiones sociales que desafían los recurso adaptativos y remiten a los sujetos a un ámbito de conflicto y fragmentación psíquica (Braunstein, 2003; Elliott, 1996; Guell, 2001).

La definición de experiencia secuestrada con que Guiddens (1979) se refiere al particular modo de control que ejercen las instituciones de la modernidad sobre la producción social de significados, con el consecuente impacto en aspectos identitarios del sujeto y en la represión de un conjunto de componentes morales y existenciales básicos que terminan relegados a los bordes. En una perspectiva similar, Elliott (1995) señala que en la época actual hay una fuerte tendencia a subestimar la capacidad imaginativa de los sujetos entendida como instancia psíquica donde se articulan el deseo, la ansiedad y la represión. Esta afirmación alude a la escisión de los afectos y al daño subjetivo propios de la modernidad que demanda la búsqueda de respuestas en los siempre cambiantes márgenes de la ambivalencia y la incertidumbre.

Ambas perspectivas son particularmente atingentes a la pregunta de este estudio en el que se hipotetiza una relación entre los cambios asociados a la modernidad reciente y la emergencia de nuevas formas de acción grupal ligadas a los traumas sociales. En rigor no se trata de una pregunta nueva, ya que la escuela de Frankfurt en el contexto de los estragos del nazismo sostuvo la tesis de la declinación del ciudadano marcada por el fin de la individualidad autónoma, la emergencia del consumismo pasivo y el vaciamiento de la vida personal (Vázquez, 1997).

Modernidad y Nuevas Formas de Práctica Social

A nivel mundial han aparecido iniciativas de acción grupal que se autodenominan "de resistencia a la globalización" en referencia a la extendida modalidad de conducción político-económica responsable de la pérdida de sentido de la existencia (Touraine, 2003). El signo de este nuevo tipo de práctica social es la defensa del ciudadano respecto a una multiplicidad de necesidades y reivindicaciones que se perfilan con una singularidad propia. Diferentes estudios (Güell, 2001; Lechner, 2002; Pennebaker, 1993) sostienen que el desafío consiste en que los jóvenes recuperen sus esperanzas de cambio, constituyan demandas, definan objetivos, se organicen y desarrollen acciones para conseguirlo. Se trata de un desafío que está lejos de ser asumido ya que la multiplicidad de prácticas juveniles conocidas, aun cuando cubren un amplio espectro que va desde la expresión de malestar psíquico hasta comportamientos violentos, no alcanzan un sustento reconocible por sus propios actores.

Frente a este panorama surgen nuevas propuestas que apuntan a redefinir la diversidad, como una forma de existencia cuya implementación ha de buscarse en los espacios que carecen del poder socialmente delegado. Sandoval y Ortolani (2002) definen este tipo de acciones grupales como "construcciones históricas que no delegan la necesidad y el deseo de justicia sino que lo transforman en construcción y creación como un modo alternativo de vivir la justicia". Para el logro de este propósito proponen la adopción de formas creativas que denominan "nuevas estéticas" desplegadas alrededor del lema de la denuncia como una práctica que ocurre en un tiempo y lugar determinados y en espacios cuyo sentido es habitar el presente confrontando el olvido del pasado.

La Comisión FUNA: Un Modelo de Práctica Social

La Comisión FUNA se crea en el año 2000 a partir de una iniciativa que nace de una carencia dada la insuficiencia de las medidas estatales de reparación a nivel judicial y simbólica que impide restituir la dignidad de quienes fueron víctimas de la represión política en Chile y la memoria del pasado reciente (Gahona, 2003).

Las acciones públicas que diseñan e implementan son bautizadas con el nombre de "funas"2 en referencia a "una producción colectiva de justicia allí donde no la hay a través de manifestaciones de carácter pacífico abiertas a la comunidad, respetuosas del espacio donde tienen lugar y de sus habitantes", constituyendo un ejercicio de debate público y colectivo que diferencian explícitamente de actos de venganza personal (Gahona, 2003). Sus creadores son jóvenes que en su mayoría han sufrido experiencias traumáticas como la desaparición, ejecución, detención o exilios prolongados de sus padres y grupos familiares. Desde sus inicios comienzan a plasmar la idea de trabajar con el tema de la impunidad a partir de acciones de develamiento de los responsables directos de acciones represivas al margen de los canales formales de sanción punitiva. Inspirados en las experiencias latinoamericanas, en particular la argentina, asumen el lema "Nunca más" y su metodología de acción denominada "escrache" que consiste en actuar la justicia a través de acciones donde se identifica a los responsables de los delitos apelando a la responsabilidad colectiva de reconocimiento y sanción moral.

Método

Este estudio se inscribe en el llamado paradigma interpretativo que postula que el objeto de investigación orienta a comprender los significados que los actores sociales atribuyen a su realidad personal, al ámbito relacional en el que están insertos y al mundo global (Avendaño et al., 1993; Catalán & Ahumada, 2000; Guba, citado en Krause, 1995, 1996; Krippendorf, citado en López-Aranguren, 1993). El análisis de contenido se basa en una metodología cualitativa coherente con el propósito de realizar una exploración confiable del mundo representacional y subjetivo de los jóvenes respetando el efecto del contexto relacional investigador-investigado que es particularmente sensible en temas ligados a la violación de los derechos humanos, ámbito en el cual la participación testimonial requiere minimizar los efectos adversos de un contexto social refractario a crear cercanía y confianza respecto al tema de la violación de los derechos humanos.

La Narración Como Instrumento de Análisis

El análisis de contenido de la narración testimonial parte de la base de que ésta forma parte de un discurso que se ha constituido en términos de proceso y en este carácter entrega información relevante de cada persona respecto a su biografía, a su marco ideológico y a su práctica social (Serrano, 1995). El rol que juega la dimensión temporal es particularmente importante en la técnica de la narración y en este sentido adquiere un significado especial en los relatos biográficos de los entrevistados cuya representación del tiempo ha estado subvertida. Dice Ricoeuer (1995) que el tiempo se hace un tiempo humano en la medida que se articula en un modo narrativo y alcanza su plena significación cuando la narración se convierte en una condición de la existencia temporal. Para este autor la narración respecto a sí mismo constituye en rigor una mediación entre la descripción y la prescripción, ya que lo que lo que está en la base no es solo acontecimiento sino que tiene un carácter estructural que permite establecer una vinculación con aspectos identitarios del sujeto.

Dispositivo Metodológico

La implementación del dispositivo metodológico requirió la implementación de una relación confiable entre el investigador y los sujetos del estudio por las razones previamente señaladas, por lo cual se realizó una exploración previa que consistió en dos entrevistas de aproximadamente dos horas cada una con un miembro fundador de FUNA (no incluido en la muestra), a fin de explicitar los objetivos del estudio y validar la persona del investigador en base a su larga experiencia en la investigación de las consecuencias psíquicas de la violación de los derechos humanos. Esta opción incidió en que el consentimiento informado solicitado para los efectos del registro testimonial fuera desestimado por todos los entrevistados quienes señalaron que el sólo hecho de su participación daba cuenta de su confianza en el uso de la información.

Estrategia de Recolección de Datos:
La Entrevista Abierta


La entrevista abierta constituye un recurso técnico que permite implementar la co-construcción entre narrador e investigador facilitando una mirada comprensiva e interpretativa de los significados subyacentes a una determinada práctica individual y social. Se constituye así un modo de conversación del sujeto consigo mismo a partir de la conversación con el otro, a través del recurso de la reformulación e interpretación de contenidos específicos (Ibáñez, 1989; Orti, 1986).

Diseño de las Entrevistas

Las entrevistas se realizaron en dos sesiones de aproximadamente dos horas cada una a fin de facilitar el vínculo entre investigador y participantes a fin de permitir el despliegue confiable de los relatos y los esclarecimientos necesarios para su interpretación posterior. Para este efecto se consideraron áreas temáticas que cumplieran con el propósito de contextualizar la entrevista y estimular la iniciativa y espontaneidad necesarias para el despliegue de la narrativa personal. Los temas fueron ordenados en una secuencia suficientemente flexible a fin de respetar la espontaneidad de los relatos respectivos y conformaron finalmente una guía referencial.

Caracterización de los Participantes

Se trata de una muestra no aleatoria e intencional, ya que se escogieron aquellas personas con participación activa en la creación de la Comisión FUNA y en el proceso de funcionamiento posterior. En su conjunto conformaban un grupo de alrededor de 12 personas, razón por la cual el criterio de inclusión respondió básicamente a criterios de factibilidad.

Características de la muestra. En la selección de estas variables se consideró la compatibilidad entre la condición de joven según criterios de la O.M.S. -rango entre 20 y 30 años- y la condición de pertenencia activa a la Comisión FUNA según los criterios señalados en el punto anterior. Respecto a la variable sexo se estimó adecuada su representación espontánea, la que se distribuyó como se indica en la Tabla 1.

Tabla 1

Metodología de Análisis de las Entrevistas

Con el objeto de cubrir los niveles descriptivo e interpretativo se consideraron los contenidos temáticos emergentes siguiendo los criterios de Iñiguez (1995) y Cottet (citado en López & Aranguren, 1993) entendidos como aquellos significados manifiestos capturados en un contexto metodológico determinado que permiten ser de-construidos y reconstruidos en un proceso analítico progresivo conducente a la síntesis interpretativa. Esta opción permitió que las áreas temáticas no fueran definidas a-priori a fin de facilitar la entrega espontánea de información y la consecuente intervención del investigador.

Se implementó un proceso en el cual los datos fueron fragmentados, categorizados y finalmente articulados analíticamente de acuerdo a la siguiente secuencia: 1º, Transcripción de las grabaciones respectivas; 2º, Segmentación del texto global en unidades que dan cuenta de un aspecto específico susceptible de ser reformulado en su dimensión descriptiva o en una sub-categoría conceptual; 3º, Ordenamiento y agrupación de las sub-categorías conceptuales en categorías específicas .

La categorización secuencial permitió el tránsito desde los contenidos explícitos a la formulación de categorías descriptivas globales y posteriormente de categorías específicas, lo que permitió sistematizar y definir cinco categorías temáticas de carácter general que abarcaron aspectos globales y relevantes comunes a todas las entrevistas. Posteriormente se realizó el análisis descriptivo-interpretativo de los contenidos que configuraron cada una de las categorías generales los que fueron sistematizados en las categorías específicas que se analizan a continuación

Análisis de las Entrevistas

1. Creación de la Comisión FUNA

1.1. Contexto sociopolítico

"... yo participé en las vigilias de la Agrupación de D.D. esperando los resultados del juicio de Pinochet en Londres. Ahí empezamos a reorganizarnos ya que muchos de nosotros estábamos como alejados de la participación política". "... fue un reencuentro y empezamos a sentir la necesidad de plantearnos el tema de los Derechos Humanos..." (Myriam). "...creo que la primera FUNA se hizo cuando Pinochet todavía estaba detenido en Londres, nos juntábamos en las veladas esperando los fallos, ahí es como que nace esa necesidad..." (Danilo).

El cariz que adquiere el enjuiciamiento fuera del país a una figura emblemática de la violación a los derechos humanos desencadena una dinámica a nivel social que desafía la debilidad del reconocimiento que hasta ese momento imperó en la sociedad chilena. Esta visibilización introduce una dimensión novedosa en tanto confronta a los jóvenes de la FUNA con la necesidad de diseñar modos de acción diferentes a aquellos consolidados por los organismos tradicionalmente ligados a la denuncia. Al mismo tiempo emerge la inquietud por encontrar un perfil más acorde con su cronología y con los nuevos discursos emergentes sobre derechos humanos. En los discursos emergentes se superponen las historias traumáticas familiares que requieren ser habladas, la constatación de la falta de reconocimiento social y la necesidad de aunar diferentes visiones sobre lo social en el marco generacional.

1.2. Emergencia de nuevas lecturas generacionales: La denominación "funa"

"... conociendo la experiencia de los escraches argentinos, empezamos a pensar en una estética distinta a la anterior que estuvo marcada por la tristeza y nosotros no queríamos hacer lo mismo a pesar de que la tristeza, más bien el dolor, forma parte de nuestra experiencia, pero no queríamos que se traduzca en una dinámica, digamos... lacrimógena, de manera que había en nosotros una relación muy ambigua con la historia, por un lado la rescatamos totalmente y por otra tratamos modestamente de reelaborarla..." (Danilo).

La memoria de los traumas familiares remite a una mirada crítica de las estrategias tradicionales que son legitimadas en el contexto del pasado, pero cuestionadas en términos de su efectividad actual. El sustento argumentativo alude a la idea de que el dolor no es convocante y debe ser sustituido por propuestas que recuperen el valor que caracterizó a las víctimas. Se trata de un intento que apunta al cambio de la investidura victimizante que de la cual necesitan despojarse.

"... la FUNA es hacer cosas en movimiento, cosas nuevas, cosas amplias, trabajar con las diferentes visiones de izquierda..." (Alonso). "... el nombre de FUNA lo elegimos porque sentíamos que era como el lenguaje de nosotros, tuvimos muchas reuniones hasta que llegamos al nombre y al final lo tomamos de la canción de Joe Vasconcellos que dice `pasó que se funó, se endeudó se vacunó'..." (Myriam).

El término "funa" nace como un neologismo que alude a la inconsciencia frente a los elementos enajenantes de la cultura , significado que extienden a la ignorancia social respecto a los traumas históricos y sus responsables. Se instala grupalmente un término que es simultáneamente verbo y sustantivo y que encierra una multiplicidad de significados en los que convergen representaciones de carácter social, político y emocional.

2. Subjetividad y Práctica Social

2.1. Los recursos subjetivos en la reivindicación del protagonismo social: La grupalidad como espacio de contención

"... estar en la FUNA es una necesidad personal porque fue importante reconocer cosas, escuchar a otros, armar la historia de uno mismo, recuperar la igualdad y el respeto por la otra persona, es una nueva forma de estar con otros que estaba como perdida..." (David). "... es como empezar a cortar el cerco del individualismo y del miedo, entonces la cosa deja el estrecho marco de la impunidad de fulano y mengano y se transforma en un debate social que puede comprender a muchas personas..." (Danilo).

El proceso de definición de objetivos y estrategias da lugar a la estructuración de un espacio grupal de contención y resignificación de las experiencias traumáticas, en tanto que el tupido velo que comienza a despejarse en la sociedad se constituye en un acontecimiento que les permite reconocer su propia marginalidad e imaginar caminos para revertirla. En el intento de historizar el pasado pueden reconocer y asumir lo que está perdido y lo que es posible recobrar. En este ejercicio intersubjetivo está depositada la esperanza de crear nuevos aspectos identitarios que validen su ingerencia en lo social.

2.2. La acción de "funar" como rito de participación social

"... una FUNA tiene mucho de eso, de transformar algo y transformarse, uno llega a un barrio y se borra el adentro y el afuera, porque ahora todo el mundo vive recluido. Cuando eso se logra es una experiencia hermosa porque la gente en vez de verte como el extraño que viene a asolar el barrio ven que hay un espacio público en el que todos pueden participar, de estar en un acto de justicia..." (Armando). "... las funas son casi siempre muy alegres, pero hay veces que el lugar donde se hace nos obliga a algo muy recogido y eso impacta mucho. Cuando uno va al barrio la alegría se impone, uno grita, se ríe, los otros también. Hay un castigo social pero con alegría, ahí está lo diferente..." (Myriam).

En la metodología propuesta relevan el imperativo emocional e ideológico de abrirse al espacio público para confrontar el encierro y ensimismamiento del sujeto social. La ansiedad inicial se diluye en la acogida y el tono emocional de las acciones cumpliendo una función catártica y de regulación de los sentimientos de ira, angustia y odio que aparecen como disonantes respecto a la metodología lúdica de denuncia. Al interior de esta experiencia emerge la necesidad imperiosa de liberarse de los duelos interminables y del congelamiento de la experiencia traumática. En la experiencia de romper la fragmentación del tiempo histórico y repensar los nuevos contextos se inicia el tránsito del sujeto ensimismado hacia el sujeto social.

2.3. Las acciones de FUNA y la resignificación de la violencia

"... estar en la calle no es sinónimo de ser violento por eso no podemos definir nuestras acciones como pacíficas porque es como darles la razón de que toda acción pública es una amenaza, es caer en el juego..." (Armando). "... después de bastantes años de letargo nuestras denuncias son una forma de hacer justicia que no tiene nada que ver con la venganza, tiene que ver con la verdad, tiene que ver con mirémonos a los ojos y tengamos derecho a saber..." (Ana).

Estas viñetas muestran cómo emerge la necesidad de considerar y al mismo tiempo confrontar las representaciones sociales sobre la violencia institucionalizada quitándole toda connotación violenta que pudiera atribuirse a sus acciones públicas, reconociendo al mismo tiempo que la denuncia de hechos ominosos inevitablemente produce una movilización emocional que puede inducir interpretaciones equívocas que debiliten su repudio a la violencia.

2.4. De la identidad victimizada a la identidad reivindicada

"... creo que esa cosa de la victimización es fatal para avanzar en el ámbito de la justicia,provoca una paralización, un efecto de inmovilidad, como quedarse solo en la pena y creo también que provoca como un desinterés de los más jóvenes..." (Camila). "... como segunda generación empezamos a hablar, tengo la sensación que éramos una generación más bien callada, como más bien imitando a nuestros padres en silencio llevando a cabo las tareas de ellos..." (Alonso).

El diseño e implementación de las acciones desencadena espontáneamente un proceso elaborativo donde toma fuerza la necesidad de desplazar los aspectos subjetivos dañados al nicho social en tanto pueda validar y acoger la realidad de los hechos ominosos que forman parte de su biografía. De este modo las nuevas representaciones sobre lo social inician el tránsito gradual hacia una identidad reivindicada.

3. Memoria de los Traumas, Modernidad y Práctica Social

3.1. De la memoria encapsulada a la memoria compartida

"... se trata de reconfigurar la vida de una manera muy profunda que va mucho más allá de la conciencia, salirse de los modos de vida marcados por el terrorismo, el mercantilismo, el individualismo..." (David). "... creo que solamente teniendo prácticas que nos incorporen vitalmente, que nos saquen como colectivo de estos modos de vida y nos empiecen a hacer experimentar otras formas de vivir, es la única manera de transformar algo y transformarnos nosotros mismos..." (Danilo).

Las acciones que tienen lugar en el ámbito público producen una lectura crítica sobre los cambios propios de una sociedad mercantilizada, lo que amplía la experiencia social de hacer memoria de los traumas hacia una mirada crítica sobre el presente. Así el encapsulamiento de lo traumático comienza a desplazarse hacia una memoria compartida.

3.2. De la estrategia de denuncia a la estrategia propositiva

"... no se trata de buscar votos y convencer a la gente, se trata de sacar la voz y hacerse cargo de lo que se está diciendo, de repente en las funas sale gente que se salía del libreto y hablaba de sus cosas, de lo que pensaba y se sentía alguien" (Camila). "... vivimos un momento histórico de desconcientización de los más grandes que ha vivido la humanidad, y eso es absolutamente funcional al sistema así que creo que es muy importante ir a la calle y expresar la rebeldía de manera más organizada..." (Alonso).

La "nueva estética" en palabras de los jóvenes entrevistados adquiere una connotación que va más allá del significado originalmente asignado. La puesta en acto en el ámbito público y la resonancia que logran en diferentes grupos introduce la necesidad de ampliar su visión de mundo a partir de una estrategia propositiva que incluye, pero amplía, la estrategia de la denuncia.

3.3. Ser sujeto en la Modernidad

"... se trata también de contarle el cuento a estos jóvenes que no cachan nada pero con lo que tú le entregas ellos se pueden reconocer, con la alegría, con hacer ruido, con la falta de censura, es súper liberador..." (Alonso). "... creo que en estos años en los jóvenes hay una búsqueda, como de movimiento, de ver cuál es el tema que más les atrae, entonces ahí pueden popular por distintas cosas, les puede atraer la protesta contra el BID, y el tema del Mc Donald, hasta lo que pasa con Ralco, o sea es un abanico amplio..." (Alejandra).

La modalidad lúdica cumpliría una función reparatoria en la medida que permite simultáneamente reivindicar la memoria de los traumas y legitimar el compromiso con los grandes temas que convocan el interés de sectores más amplios de la sociedad.

3.4. Nuevos horizontes de la práctica social: Los males conjurables de la modernidad

"... necesitamos saber qué está sucediendo hoy más allá del tema de la FUNA, discutir sobre lo que pasa, estar conscientes de nosotros y de todo, salir de lo que hemos hablado siempre, eso es lo que a mí me mueve..." (Myriam). "... la gente va haciendo experiencias colectivas que no están transitadas por la ideología, que es impresionante porque se lo come todo..." (David). "... la ideología es capaz de fagocitarlo todo a partir de un abordaje reduccionista de las experiencias colectivas, lo que va en desmedro del potencial transformador de las prácticas sociales..." (Danilo).

Comienza el reconocimiento de la ambigüedad e imprevisibilidad que caracteriza a los cambios de la sociedad chilena cuyo discurso confronta a los jóvenes de FUNA con la linealidad ideológica que ha sido parte de su concepción de mundo. Reconocimiento que se articula con los postulados que emanan de los grupos juveniles anti-sistema que nacen en países europeos cuyo objetivo es confrontar lo que denominan los "males de la modernidad".

4. El Proceso de la Comisión FUNA: Movimiento, Desarrollo y Crisis

Dado que las entrevistas se realizan dos años después de la creación de FUNA, la historia que recuperan da cuenta de su lectura sobre el proceso global y la crisis contingente.

"... teníamos un debate, si la FUNA es más una construcción positiva de justicia de la sociedad o si lo que prima es la denuncia, si es solo esto, una está menos dispuesta..." (Ana). "... nuestras diferencias pasan por una cuestión ideológica, entonces tiene que ver con el modo como uno encara la vida, la lucha y todo..." (David). "... yo les decía que nosotros podemos funar hasta que seamos ancianos, pero el hecho es que se ha diversificado mucho el concepto de derechos humanos, la cosa ecológica, los derechos vulnerados de los indígenas, entonces parece que tenemos que pensar con más amplitud..." (Myriam).

La receptividad social frente a las acciones de FUNA contribuye al surgimiento de miradas diversas respecto a su futuro y los cambios que se requieren. Esto desencadena una dinámica que desafía la estructura grupal, que no posee los recursos para procesar dichas divergencias dando inicio a un desprendimiento amable y silencioso por parte de algunos de sus miembros. La modalidad que adquiere esta desinvolucración sugiere una profunda necesidad de evitar experiencias de pérdidas y rupturas que han sido centrales en sus biografías. Es probable que el impacto amenazante de este éxodo inicial sea subsumido por la estructura grupal ajena a la rigidez de las organizaciones tradicionales y por la permanencia de los argumentos fundacionales que sostienen que cada miembro y cada responsabilidad pueden ser cubiertos por otros. Si esto fuera sostenible en el tiempo, daría cuenta de la capacidad elaborativa lograda a través de la propia práctica lo que habilitaría el camino hacia la amplificación de los objetivos fundacionales. En consecuencia, el destino de ese sueño es aún muy incierto.

Discusión

La indagación a la que dio lugar este estudio se benefició gracias a un hecho que excede los parámetros investigativos y que en este caso es producto del impacto subjetivo de la experiencia testimonial, en tanto se constituyó en un espacio donde los jóvenes pudieron desplegar confiadamente su pasado y su presente. La metodología utilizada generó un espacio vincular que les permitió resignificar la mirada sobre sí mismos y su entorno. Sin duda esta particularidad del contexto investigativo incide en las conclusiones que siguen tanto en términos de su validación, como quizás en cierta relatividad propia de la indagación en el campo de lo subjetivo e intersubjetivo.

La perspectiva del estudio planteó una mutua relación entre los cambios socio-culturales ocurridos en Chile en las últimas décadas y los dispositivos de memoria y olvido de los traumas sociales. Se intentó responder a esa pregunta explorando aspectos subjetivos de un grupo de jóvenes que crean una práctica social novedosa en nuestro medio tendiente a hacer visible lo invisibilizado por el olvido y la negación. En las preguntas directrices se planteó la confluencia de lealtades afectivas e ideológicas y la presencia de una incipiente receptividad social frente al develamiento de los hechos siniestros como un estímulo potente para la emergencia de una práctica social significativamente diferente a las acciones tradicionales de denuncia. Los testimonios de estos jóvenes tienen la particularidad de exceder las formulaciones de carácter ideológico ya que se sustentan en un proceso experiencial de intensa movilización emocional frente al reconocimiento de la dimensión sustraída de su identidad.

Las acciones de FUNA promovieron una dinámica individual y grupal que contribuyó a establecer la necesaria distancia y diferenciación respecto a la generación que les precede, lo que se tradujo en un gradual desplazamiento de su visión de mundo marcada por un legado generacional de certezas y verdades inamovibles hacia el reconocimiento de la incertidumbre e incertezas propias de la modernidad. Este proceso se desenvolvió en el trasfondo de dinámicas psíquicas que inician el desprendimiento de la dimensión más dañina del trauma. Se aprecia una relectura de la lógica lineal respecto al pasado traumático asumiendo la inevitable tensión con el presente de modo tal que el encapsulamiento de los recuerdos traumáticos va cediendo el paso a nuevas significaciones que habilitan el tránsito desde la repetición hacia una lectura creadora y receptiva de nuevos discursos que aluden a la experiencia de exclusión social y cultural que comparten con amplios sectores juveniles.

La experiencia de grupalidad ha sido decisiva en la medida que constituyó un impulso hacia la acción y la creación de un discurso que no anticipa, sino que se sumerge en la acción integrando los hechos objetivos, la interpretación de los mismos y la dimensión afectiva que representa para cada uno. En consecuencia, el gran desafío para la Comisión FUNA reside en sostener su capacidad incipiente de integrar lo nuevo a lo antiguo. Convertir lo extraño en familiar contribuirá a reinstalar la continuidad del tiempo histórico que opera como una condición básica en la constitución del sujeto social. La disposición que demuestran en resituar sus objetivos en contextos referenciales más amplios puede contribuir a la construcción de nuevos significados donde el pasado traumático pase a ser una dimensión constitutiva de nuevas representaciones sobre las injusticias e inseguridades propias de la modernidad reciente. Esta perspectiva de amplificación de la memoria de los traumas sociales adquiere mayor relevancia si se la relaciona con la idea expuesta por Huyssen (2004) quien sostiene que el trabajo de la memoria recuperada y transformada al interior de las propias prácticas sociales tendría el potencial de confrontar la negación de la continuidad del tiempo histórico y su impacto en la constitución identitaria.

La visión de sociedad que se va constituyendo al interior de la práctica de FUNA integra gradualmente el reconocimiento de un malestar difuso, de sentimientos de vulnerabilidad, inseguridad y desconfianza al interior de las relaciones sociales. Este registro presenta una similitud interesante con los hallazgos entregados por el Informe PNUD (2002) que concluye la presencia de "un estado psicológico de desvalidez frente a la lógica del sistema cuyos ejes son la ambigüedad y la incertidumbre". Si éste fuera realmente el perfil del estrato juvenil mayoritario, la emergencia y sostenimiento de expresiones juveniles como las de FUNA al confrontar el olvido, el silencio y la injusticia, pueden constituir un estímulo para la construcción de nuevos discursos que apunten a la recuperación de la capacidad reflexiva y crítica como constituyentes del sujeto social. Un indicio de que esto puede ser posible lo constituye el hecho de que aunque la experiencia de FUNA ha sido corta en el tiempo, ha dejado su impronta en la sociedad como lo muestra la incorporación incipiente pero sostenida del término "funa" al lenguaje coloquial de la sociedad chilena. Como verbo, alude a iniciativas o acciones que por su naturaleza ameritan la sanción social o el fracaso y como sustantivo, remite a la denuncia de hechos ilegítimos o de injusticia de diferente orden, como por ejemplo la desconsideración respecto a derechos laborales femeninos; el uso arbitrario de información por parte de los medios de comunicación o la discriminación de las minorías sociales.

Comentario Final

El siguiente texto escrito por la hija de un ejecutado político, habla por sí mismo de la dualidad de esperanza y desesperanza respecto al potencial reparatorio tanto de las políticas públicas como de las iniciativas de la sociedad civil, las que requieren como la figura mitológica de Jano, mirar simultáneamente el pasado y el futuro.

"…Escribo sobre lo único que tengo ganas de escribir en una época de retraimiento a lo privado. Es una suma de historias personales, lamentos, percepciones sociales y citas culturales. Escribo sobre el pensamiento doloroso, el pudor del dolor y el silencio. Sobre la inadecuación y la desadaptación. Al escribir rescato la invitación a nombrar lo que pasó y sus réplicas, a buscar un lenguaje para expresar una realidad solitaria e irreductible, pero que concierne al mundo público. La memoria es el recuerdo de algo. La facultad de recordar y la práctica de hacerlo. La experiencia de la imaginación herida tiene su raíz en el pasado, pero no enfrenta el ahora del recuerdo con el antes del objeto recordado. Es un caudal de pensamiento sujeto a la metamorfosis y a las inclemencias del tiempo. Circula, desaparece en las manos del olvido, para reaparecer siempre como un virus, cuando bajan las defensas del organismo. Como un trauma, se origina en el pasado y se alimenta de las heridas del presente..."3.

Notas

1 Se utiliza el concepto de represión como extensión metafórica del concepto psicoanalítico.

2 El término "funa" fue tomado de una canción de Joe Vasconcellos cuyo protagonista encarna las precariedades, frustraciones y enajenación del ciudadano medio, quien internaliza las promesas e ilusiones del mercado y termina a merced de éste.

3 Josefa Ruiz Tagle, "La imaginación herida" (Diciembre de 2000). Circula en Internet.

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Correspondecia a: La correspondencia relativa a este artículo deberá ser enviada a la autora, Maitenes 2365 Depto. 305, Providencia. E-mail: jkovalskys@mi.cl

Fecha de recepción: Marzo de 2005.
Fecha de aceptación: Julio de 2006.

Juana Kovalskys Szvarc, Instituto Latinoamericano de Salud Mental y Derechos Humanos. Departamento de Psicología, Universidad de Chile.

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