INTRODUCCIÓN
Los estándares de composición corporal en militares son el fruto del equilibrio entre el rendimiento físico, la salud y la preparación militar (Pierce et al., 2017). La composición corporal es un indicador de salud y se clasifica como uno de los cinco componentes de la aptitud física, también tiene consecuencias en la capacidad operativa militar, encontrándose efectos negativos del tejido adiposo en la fuerza, resistencia cardiorrespiratoria y velocidad (Knihs et al., 2018). En las fuerzas armadas, son diversas las exigencias físicas que experimentan los militares y se ha visto que la capacidad operativa militar tiene estrecha relación con el estado físico y la composición corporal (Maldonado & Calero, 2017). Es por esto, que las intervenciones buscan que los militares mantengan un elevado nivel de preparación física que permita desempeñar sus funciones en cualquier momento, por ejemplo en situaciones de guerra u otros, en las cuales se requiera la rápida acción militar (Friedl, 2012). En este sentido, cobra ínteres la sistemática monitorización y estándarización de los per- files de composición corporal en las fuerzas armadas, su aplicación se fundamenta en la correlación que existe entre las características antropométricas, el desempeño militar y la salud en general, además se ha visto que también existe una relación entre la composición corporal y el riesgo de lesiones (US Institute of Medicine, 1990).
La literatura actual ha mostrado que elevados niveles de grasa corporal afectan negativamente el rendimiento en las actividades militares, por lo que monitorizar la composición corporal asume una importancia vital en esta población (Naghii, 2006). Otro factor a considerar es el cambio constante en la morfología corporal, que puede ser analizado a través de la medición de las variables antropométricas (Barraza-Gómez et al., 2021), por lo que considerar la evaluación antropométrica durante el año es un camino que han seguido la mayoría de los ejercitos en el mundo. En la actualidad diversos métodos se ha utilizado para evaluar la composición corporal en militares. Dentro de los más utilizados se encuentra la bioimpedancia eléctrica (BIA), método utilizado para medir el agua corporal total, tejido adiposo, tejido muscular y masa libre de grasa a través del paso de corriente eléctrica de muy bajo voltaje por el cuerpo, siendo la masa libre de grasa la mejor conductora eléctrica ya que, a diferencia del tejido adiposo, posee gran cantidad de agua y electrolitos (Di Vincenzo et al., 2019). Lo ventajoso de utilizar este método es que no es invasivo, tiene un costo relativamente económico, su aplicación es fácil y rápida (Costa et al., 2015) y además presenta validación en distintas poblaciones, incluida la población militar (Aandstad et al., 2014).
Finalmente, se ha demostrado que la composición corporal está relacionada con el rendimiento físico (fuerza, potencia, capacidad aeróbica y resistencia muscular) y con las tareas ocupacionales especializadas que implican el transporte de cargas y levantamiento de pesos (Harty et al., 2021). Es por ello que, la evaluación e identificación de los perfiles de composición corporal según el tipo de actividad operativa permite enfocar las intervenciones nutricionales y la optimización del rendimiento físico militar (Pihlainen et al., 2018), disminuyendo también el riesgo de lesiones (Jones et al., 2017). En base a lo señalado, el objetivo de este estudio fue describir el perfil de composición corporal en militares de élite al final de la realización de un curso de especialización en un grupo de fuerzas especiales.
MATERIAL Y MÉTODO
Participantes. Participaron en este estudio 11 militares con un rango de edad entre 22 y 29 años. La evaluación se realizó inmediatamente finalizado un curso de especialización para militares elite. Antes de comenzar la recogida de datos, los participantes recibieron una charla con el detalle del protocolo a realizar y se expusieron los aspectos y consideraciones relevantes para el desarrollo del estudio.
Procedimientos. La evaluación mediante bioimpedancia se realizó en un hospital y el lugar fue acondicionado con calefacción por radiación eléctrica, para mantener una temperatura con rango entre 20 y 22 °C, permitiendo mantener una humedad entre el 60 y el 70 %. Al momento de la evaluación, los militares debían presentarse sin haber realizado ejercicio (moderado-intenso), ni haber ingerido alcohol en las 48 horas previas, con un ayuno de al menos 4 horas y habiendo realizado el vaciado urinario previo. Todos los participantes debieron estar vestidos con ropa interior o pantalón deportivo para llevar a cabo las mediciones, además no debían llevar accesorios decorativos, como relojes, pulseras, argollas, etc. Se limpiaron las zonas de análisis de BIA, como manos y pies, con alcohol isopropílico al 70 % y, siguiendo las recomendaciones del fabricante, se realizaron las evaluaciones de pie.
El índice de cintura y cadera (ICC) se cálculo dividiendo el valor en centímetros del perímetro de la cintura (Pci) con el valor obtenido en el perímetro de cadera (Pca); es decir, Pci (cm) / Pca (cm) (Burton, 2020). El índice de masa corporal se calculó con la fórmula peso (kg) / talla (m2) (World Health Organization, 2000). Los compartimentos evaluados fueron el agua corporal total, que equivale al agua contenida en los componentes intra y extracelular, expresado en litros y la masa libre de grasa, que equivale al valor en kilogramos del peso corporal sin considerar la grasa corporal. También se realizó un análisis segmental del tejido adiposo y muscular expresado en kilogramos y, finalmente, se detallaron los valores percentuales y en kilogramos del tejido muscular y adiposo corporal total. El índice de masa grasa y el índice de masa libre de grasa se calcularon dividiendo el valor de la grasa corporal (masa grasa (kg) / talla2) y masa libre de grasa (masa libre de grasa (kg) / talla2) en kilogramos con la talla elevada al cuadrado, expresada en metros. La relación músculo / grasa se calculó dividiendo el tejido muscular en kilogramos por el tejido adiposo en kilogramos (tejido muscular (kg) / tejido adiposo (kg).
Recolección de los datos. Se evaluó la talla de los militares con un dispositivo portátil (modelo 213, SECA®), con precisión de 0,5 cm. Se utilizó BIA de multifrecuencias y octopolar (modelo 270, Inbody®), con un error estándar para tejido adiposo grasa 0,77 % a 0,99 %, tejido adiposo (kg) 0,54kg a 0,87 kg y masa libre de grasa de 0,58 -0,84 kg (McLester et al., 2020) para evaluar el peso corporal y des- cribir la composición corporal. La tasa metabólica basal (TMB) se cálculo con la siguiente fórmula: TMB (tasa metabólica basal) = 370 +/- 21,6 x masa libre de grasa (MLG) (Cunningham, 1991). La bioimpedancia fue llevada a cabo con una frecuencia de 100 kHz. Todas las variables obteni- das con este método fueron calculadas utilizando el programa Lookin Body Software (Inbody®). Los datos obtenidos fueron de peso corporal, talla, IMC, tejido adiposo (% y kg), tejido muscular (% y kg), masa libre de grasa (kg), índice de masa libre de grasa, índice de masa grasa y relación músculo / grasa.
Análisis estadístico. Con la prueba de Shapiro Wilk se analizo la normalidad de los datos, encontrando una distribución normal de todos ellos. Se utilizaron los estadísticos media y desviación estándar, mínimo y máximo para presentar las variables. Se utilizaron los softwares IBM SPSS® Statistics versión 25 para Mac (IBM, Chicago, Illinois, EE.UU.) y Graphpad Prism® versión 7.0.
Consideraciones éticas. Antes de comenzar el estudio, todos los participantes firmaron voluntariamente un consenti- miento informado, en el cual, se detalla el objetivo del estudio y los aspectos metodológicos a utilizar. En esta investigación se siguieron todas las recomendaciones de Helsinki para estudios con seres humanos (World Medical Association, 2013). Debido a que en este estudio no se realizó ningún tipo de intervención y, como las evaluaciones forman parte del control regular de estos militares, no se consideró la aprobación de un comité de ética.
RESULTADOS
En la Tabla I se describen las variables antropométricas básicas de peso corporal de 84,3 ± 4,52 kg, talla 1,78 ± 0,06 m e IMC 26,5 ± 1,09.
En la Tabla IIse aprecian las características de composición corporal. Las evaluaciones en los militares sobre las variables fue a través de bioimpedancia y muestran un % tejido adiposo de 13,7 ± 3,65 %, tejido muscular 49,5 ± 2,34 %, masa libre de grasa 72,7 ± 5,23 kg y agua corporal total 53,2 ± 3,78 l, también se aprecia una relación músculo adiposa de 3,87 ± 1,15 (tejido muscular (kg) / tejido adiposo (kg).
DISCUSIÓN
Los resultados del presente estudio entregaron datos de referencia sobre el perfil de composición corporal y de las características antropométricas en soldados elite chilenos, encontrándose en ellos bajos niveles de tejido adiposo, con niveles elevados de tejido muscular y masa libre de grasa. Un resultado controvertido en nuestro estudio es que el promedio del IMC se encuentra en el rango de sobrepeso y la clasificación del porcentaje de tejido adiposo se encuentra dentro de los rangos normales, lo que muestra que el IMC no es un indicador confiable para estimar el estado nutricional en este grupo humano. Un estudio previo, realizado por nuestro grupo, en paracaidistas militares arrojó que el IMC no es un indicador adecuado con el cual se pueda determinar el efecto del entrenamiento en la composición corporal (Yáñez-Sepúlveda et al., 2021). También, en otro estudio se demostró que el IMC muestra una alta tasa de falsos negativos en comparación con la clasificación por porcentaje de grasa (Heinrich et al., 2008), lo que se sugiere que hay que utilizar con cautela este indicador de estado nutricional en población militar.
Al comparar nuestros resultados con un estudio realizado en militares españoles en donde utilizó un dispositivo InBody 720, con características similares al dispositivo utilizado en nuestro estudio, encontramos que los militares chilenos presentan un bajo nivel de tejido adiposo 11,6 ± 3,10 kg y un alto nivel de tejido muscular 41,7 ± 3,19 kg, al compararlos con los soldados españoles (Bustamante-Sánchez & Clemente-Suárez, 2020). Además, en él se mostraron valores de 13,5 ± 7,98 kg de tejido adiposo y 36,4 ± 4,51 kg de tejido muscular, que al compararlos con nuestros sujetos se aprecian diferencias en el peso corporal, ya que los soldados chilenos tuvieron 84,3 ± 4,52 kg y los españoles 77,5 ± 11,8 kg.
Diversos estudios muestran que el entrenamiento físico militar podría aumentar la masa muscular y la masa libre de grasa. Es así que en resultados de una investigación realizado en militares cadetes brasileños (Gobbo et al., 2022) se observaron valores de tejido adiposo (16,0 ± 3,3 %) superiores a los encontrados en nuestro estudio (13,7 ± 3,65 %) y, cuando se comparan estos resultados con los estándares internacionales, los participantes de nuestra investigación se encuentran bajo el 20 %, considerado como punto de corte (Institute of Medicine (US) Subcommittee on Military Weight Management, 2004). Los resultados se explican en parte, porque los militares que participaron en el presente estudio estaban finalizando un curso de especialización con una alta carga de entrenamiento físico y actividad física diaria en comparación con las tripulaciones evaluadas en el estudio español. Además, hay que destacar que la medición de la composición corporal toma importancia para categorizar a los soldados según su condición física ya que puede ser un indicador vinculado al rendimiento físico (Steed et al., 2016).
Una reciente revisión de la literatura (Farina et al., 2021) reveló que la composición corporal es un predictor del rendimiento físico que puede ser modificado, de esta manera; y es así que una buena composición corporal permite una mejor preparación para las exigencias de los cursos militares que requieren de altas demandas físicas. Al comparar la talla de soldados de distintos ejércitos se apre- cia que los soldados serbios (180,2 cm), finlandeses (180,0 cm) y montenegrinos (181,7 cm) serían los más altos, mientras que los canadienses (178,0 cm), los belgas (177,5 cm), los estadounidenses (176,0 cm) y los turcos (173,0 cm) son los más bajos (Spalevic et al., 2021). Los resultados de nuestra investigación muestran a los soldados chilenos con una talla promedio de 178,0 cm, un valor similar a lo que presentan los canadienses o los belgas y mayor que la observada en estadounidenses o turcos.
Existe escasa literatura sobre los índices de masa libre de grasa y de masa grasa en militares. Es así que, al comparar los resultados de esta investigación con valores obtenidos en hombres sanos, se aprecia que nuestro grupo presenta menores valores de indice de masa grasa (3,66 ± 1,09 kg/m2) en comparación con sujetos sanos normopeso (6,4 ± 1,4 kg/m2) y sujetos con bajo porcentaje de grasa (4,3 ± 0,5 kg/m2) (Tomlinson et al., 2019). En lo que concierne al índice de masa libre de grasa, los participantes de nuestro estudio (22,8 ± 0,65 kg/m2) se encuentran con valores sobre el promedio de los reportados en estudios previos (16,7 a 19,8 kg/m2) (Kyle et al., 2003), estas diferencias se atribuyen a los bajos niveles de tejido adiposo y los elevados niveles de masa libre de grasa y muscular encontrada en los militares chilenos.
Por otro lado, Gasier et al. (2015) investigaron la aplicación de los métodos de evaluación de la composición corporal en militares, comparando los métodos de la- boratorio más sofisticados y los de campo de fácil aplicación, demostró que la absorciometría dual de rayos x (DXA, en sus sigla en inglés) aunque es uno de los métodos de laboratorio más utilizados, con baja radiación, muy preciso para miembros y medición de tejido graso, no es tan fácil de utilizar, es un método costoso y necesita de un radiólogo especializado para manejarlo. La técnica utilizada por estos autores, permitió clasificar de manera correcta a aquellos soldados que fueron erróneamente categorizados sólo con el indicador de IMC; como obesos cuando en realidad no lo eran y, al contrario, diagnosticarlos erróneamente a algunos como no obesos cuando si lo eran (Gasier et al., 2015). Lamentablemente, aunque DXA es considerado el mejor método de evaluación de la composición corporal se hace imposible utilizarlo para medir a los militares de forma permanente debido a su alto costo y a los problemas de portabilidad en condiciones de terreno y actividades operativas militares (Shakibaee et al., 2015). En este sentido, la bioimpedancia es un método de campo que facilita su aplicación a una mayor cantidad de sujetos, ya que es económico, portátil, simple, seguro y rápido.
En el mundo militar, como en otras actividades, es importante emplear técnicas de medición que entreguen datos confiables y que permitan conocer el estado de la condición física real, ya que identificar un aumento del peso debido a la grasa corporal puede tener gran impacto sobre el entrenamiento de combate (Crawford et al., 2011). Generalmente hay estudios comparativos entre personal del ejército; por ejemplo, entre aquellos que tienen un desempeño activo y otros que realizan funciones administrativas y en los que se ha observado que los militares con menor actividad física muestran valores de grasa corporal por encima de lo recomendado (Knihs et al., 2018). Los datos recolectados con este método facilitan la información para identificar los factores dietéticos que están provocando el aumento de peso, ya que existe una fuerte relación entre ingesta y volumen de actividad física, que promueven el respeto de los principios básicos de una adecuada nutrición en los soldados (Anyzewska et al., 2020). Es por ello que la BIA permite generar información que puede mejorar las condiciones en los militares; abordando necesidades para la mejora de la salud, de la nutrición y del tipo de entrenamiento para el incremento del rendimiento físico (Russell et al., 2019), ya que una preparación física que esté acorde las actividades operativas militares, con una composición corporal equilibrada, permitirá aumentar el rendimiento y las posibilidades de éxito (Castañeda & Caiaffa, 2015).
En base a lo mencionado, se recomienda que el peso corporal y la composición corporal se controlen de forma rutinaria, antes y después de las actividades de campo, así como a intervalos más regulares según la duración, la intensidad y el tipo de actividad que se realice (Tassone & Baker, 2017). Actualmente el sistema de medición de la composición corporal a nivel militar, en Chile, considera sólo la clasificación en base a los valores de tejido adiposo e índice de masa corporal; un aspecto que presenta un sesgo en cuanto a la correcta clasificación del perfil de composición corporal, ya que no considera otros indicadores como la masa libre de grasa, el tejido muscular, los índices de masa libre de grasa y de masa grasa, entre otras variables que presentan alta asociación con la capacidad física y el riesgo de lesiones. Por ello, se recomienda en el corto plazo integrar este tipo de evaluaciones e indicadores en la evaluación anual de los militares, con el fin de tener una visión más amplia de los perfiles de composición corporal, de salud y de cómo éstos afectan la actividad operativa militar. A pesar de la coherencia de los resultados, la limitación del estudio debido al bajo volumen de la muestra, implica que los datos del presente estudio deben considerarse con precaución. Sin embargo, deben servir de estímulo a estudios con poblaciones militares más amplias, que debido a la escasa literatura desarrollada en Chile, sirvan como marco de referencia en el futuro.
Finalmente se concluye que los militares de elite presentan elevados niveles de masa libre de grasa, tejido muscular y bajos niveles de tejido adiposo, lo que favorece el desarrollo de las actividades militares especializadas y disminuye el riesgo de lesiones. La BIA es un método de bajo costo y fácil aplicación que permite identificar la composición corporal en militares.