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Revista médica de Chile

Print version ISSN 0034-9887

Rev. méd. Chile vol.137 no.11 Santiago Nov. 2009

http://dx.doi.org/10.4067/S0034-98872009001100021 

Rev Méd Chile 2009; 137: 1532-1533

CARTAS AL EDITOR

El enfoque de la salud mental

Mental health focus

Dirección para correspondencia


Sr. Editor: Los trastornos mentales reciben cada vez mayor atención y son temas prioritarios en muchos países debido a su alta prevalencia y carga económica1-3. A diario se pueden hallar artículos acerca de nuevos avances farmacológicos y moleculares, así como el interés de muchos grupos y países por mejorar sus sistemas de salud y enfocarlos a problemas de alta prevalencia en salud mental, tales como la depresión y la ansiedad.

A pesar de ser abordados frecuentemente, los frutos de la investigación científica están cada vez más alejados de la población. El desarrollo de nuevos psicofármacos sólo favorece al pequeño grupo de personas que puede costearlos y las terapias no farmacológicas tienden a ser demasiado extensas y caras. Las expectativas de investigación se tornan cada vez menos clínicas y accesibles, sus técnicas y metodologías más complejas y costosas, afectando sobre todo a los países con bajos recursos. Los sistemas de salud se encuentran principalmente enfocados en otras enfermedades, olvidando los altos niveles de prevalencia de los trastornos mentales y el alto gasto económico que generan. Incluso muchos programas de salud los han dejado de lado, catalogándolos como "problemas de carácter y de debilidad".

Uno de los principales problemas de los trastornos mentales radica en los conceptos que tiene la sociedad acerca de la salud mental4. Estas ideas se encuentran enraizadas a todo nivel social, afectando principalmente a países menos desarrollados. Las ideas populares acerca de la enfermedad mental son muy variadas ("débil mental", "no tiene voluntad para mejorar", "yo no estoy loco así que no voy a un loquero") siendo una constante consciente o inconsciente en casi todas las personas, incluido el personal de salud. Debemos considerar la idiosincrasia de cada población y los conceptos mágico-religiosos que fortalecen el rechazo a las personas con alteraciones mentales o a su tratamiento .

Consideramos urgente que la sociedad y el personal de salud abran los ojos a los problemas mentales y los enfoquen como verdaderas enfermedades. Pero no debemos iniciar la acción con pedidos desesperados de ayuda a otros países o nuestras instituciones, debemos comenzar con nosotros mismos. Esperar que una nueva política global o nacional de salud cambie toda la estructura de pensamiento colectivo social es utópico; la única forma de cambiar de manera importante estas ideas tan arraigadas es afectando lenta pero constantemente a la base del problema: cada individuo.

Como profesionales de la salud somos una fuente importante de difusión de conocimientos a la población, debemos ver más allá de sus males físicos e influenciar el pensamiento idiosincrásico, siendo una fuente confiable de información para la población. Es prioritario cambiar los conceptos de enfermedad mental y hacerlos cada vez más aceptables. Se debe impulsar la práctica clínica y la investigación original enfocadas al individuo y sus redes sociales, además de estimular la participación de todas las personas interesadas en el tema, tratando de hacer que los conocimientos sean fáciles de entender y recordar6.

El desarrollo de nuevas ideas no debe limitarse solamente al trabajo del laboratorio. Es importante también estudiar, evaluar e intervenir de forma efectiva en cada grupo humano, trabajando directamente con éstos, estimulando su entendimiento y tratando de crear nuevos y positivos nexos entre su cultura y los conocimientos actuales en salud mental.

 

Jorge Osada L1,2,3, Isaías Arriola-Quiroz1,2.

1Facultad de Medicina "Alberto Hurtado", Universidad Peruana Cayetano Heredia.
2
Sociedad Científica de Estudiantes de Medicina Cayetano Heredia (SOCEMCH).
3
Grupo de Trabajo en Salud Mental, Universidad Peruana Cayetano Heredia. Lima, Perú.

 

Referencias

1. Dewa CS, Lin E. Chronic physical illness, psychiatric disorder and disability in the workplace. Soc Sci Med 2000; 51: 41-50.

2. Rice DP, Miller LS. Health economics and cost implications of anxiety and other mental disorders in the United States. Br J Psychiatry Suppl 1998; 34: 4-9.

3. Ustun TB, Ayuso-Mateos JL, Chatterii S, Mathers C, Murray CJ. Global burden of depressive disorders in the year 2000. Br J Psychiatry 2004; 184: 386-92.

4. Kleinman A, Eisenberg L, Good B. Culture, illness, and care: clinical lessons from anthropologic and cross-cultural research. Ann Intern Med 1978; 88: 251-8.

5. Rosca-Rebaudengo P, Minuchin-Itzigsohn S, Gutman F. Integration of cultural elements in the therapeutic milieu of a psychiatric day care unit. Isr J Psychiatry Reiat Sci 1991; 28: 5-17.

6. Jaffe Y, Maoz B, Avram L. Mental hospital experience, classroom instruction and change in conceptions and attitudes towards mental illness. Br J Med Psychol 1979; 52: 253-8.

 

Correspondencia a: Isaías Enrique Arriola Quiroz. E mail: boidey@gmail.com

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