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Revista médica de Chile

Print version ISSN 0034-9887

Rev. méd. Chile vol.136 no.4 Santiago Apr. 2008

http://dx.doi.org/10.4067/S0034-98872008000400011 

 

Rev Méd Chile 2008; 136: 496-501

Casos Clínicos

 

Quimioembolización hepática en el manejo terapéutico del hepatocarcinoma. Reporte de dos casos

Chemoembolization of hepatocarcinoma. Report of two cases

 

Mario Fava1, Luis Meneses1, Robinson González2, Soledad Loyola1.

1Radiología Intervencional y Terapia Percutánea, Departamento de Radiología,2Departamento de Gastroenterología, Hospital Clínico, Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago de Chile.

Dirección para correspondencia


Chemoembolization is a therapeutic alternative for those patients with hepatocarcinoma that cannot be excised surgically or that are waiting a liver allograft. We report two patients with hepatocarcinoma who were subjected to chemoembolization. A 65 years old male with a chronic liver disease and right lobe hepatocarcinoma, waiting for a liver transplantation, was subjected to two sessions, of chemoembolization four weeks apart. A magnetic resonance showed a 80% reduction of tumor volume one month later. A 72 years old diabetic male with an alcoholic liver disease with two hepatocarcinoma in the right lobe was subjected to two sessions of chemoembolization, separated by four weeks. A magnetic resonance one month later showed the absence of blood flow in both lesions, suggesting complete necrosis.

(Key words: Chemoembolization, therapeutic; Liver cirrhosis; Liver neoplasms)


El hepatocarcinoma (HCC) es la quinta neopla-sia más frecuente en el mundo y la tercera causa de muerte por cáncer1. Se estima una incidencia anual de 3% a 5% en pacientes cirróti-cos. En 80% de los casos el HCC se genera en pacientes con daño hepático crónico (DHC) secundario a alcohol o hepatitis C2. La quimioembolización hepática es una alternativa en un subgrupo de estos pacientes, basándose en la racionalidad de lograr mayor concentración de quimioterapia con menor dosis y obtener necrosis isquémica por oclusión arterial con material de embolización3.

Presentamos dos pacientes con DHC y HCC tratados con quimioembolización, en uno como puente al trasplante y en el otro en consideración a contraindicación de la cirugía y falla de otra terapia percutánea.

Caso 1. Hombre de 65 años con DHC Child A y HCC único de 2 cm en lóbulo hepático derecho (Figura 1a). Los hallazgos de laboratorio preprocedimiento están en la Tabla 1. Sin ascitis al momento del diagnóstico pero con signos de hipertensión portal (HTP) en la resonancia magnética (RM) y adecuada permeabilidad de la vena porta. Fue definido etapa 1 según la clasificación de Okuda. Se incorporó a la lista de espera para trasplante hepático, optándose por quimioembolización como puente al trasplante. El procedimiento se realizó en 2 sesiones, con punción de la arteria femoral común derecha (AFC), utilizando sedación conciente y profilaxis antibiótica con 1 g de cefazolina cada 8 h una hora preprocedimiento y tres dosis, luego 500 mg de ciprofloxacino cada 12 h por 5 días.


En la primera sesión se cateterizó selectivamente, primero el tronco celíaco y luego la arteria hepática común, realizando angiografía que confirmó la presencia del HCC en el lóbulo hepático derecho (Figura 1b). Se cateterizó selectivamente la arteria de irrigación principal de la lesión, realizando embolización con 50 mg de doxorrubicina y 6 mi de lipiodol y luego inyección de partículas de PVA (poli-vinil-alcohol) hasta lograr detención del flujo. Cuatro semanas después se repitió el procedimiento de igual forma (Figura 1c). El control con RM un mes después (Figura 1d) demostró disminución en 80% del volumen tumo-ral, sin la aparición de nuevos nodulos.


Figura 1 a, b, c, d. Paciente 1. Figura la. RM preprocedimiento demuestra nodulo hipervascular en lóbulo hepático derecho (flecha). Figura 1b. Angiografía preprocedimiento confirma nodulo hipervascular compatible con HCC (flecha). Figura 1c. Angiografía post-embolización (2- sesión) demuestra exclusión completa del nodulo (flecha). Figura 1d. RM de paciente 1 post embolización que demuestra necrosis de 80% del volumen tumoral (flecha).

Presentó un síndrome post-embolización (fiebre, náusea y vómitos) 48 h después del procedimiento, extendiéndose por dos días en ambas oportunidades.

No presentó complicaciones derivadas de la punción o de carácter infeccioso posterior al procedimiento.

Luego del procedimiento se constató una elevación leve de enzimas hepáticas que se resolvió sin incidentes.

Caso 2. Hombre de 72 años, diabético, hipertenso y con cardiopatía coronaria, DHC Child A secundario a alcohol con diagnóstico de HCC en tomografía axial computarizada (TAC) que demostró dos nodulos hipervasculares en el lóbulo hepático derecho (Figura 2a) de 2,2 cm y 1,9 cm, respectivamente.

Los exámenes preprocedimiento están en la Tabla 2. Fue considerado etapa 1 de la clasificación de Okuda. No presentó ascitis ni colaterales portosistémicas significativas en un estudio de RM. Por su edad y patologías asociadas se consideró fuera del alcance quirúrgico. Se intentó alcoholización percutánea, la que no logró una respuesta adecuada, optándose por quimioembolización.


El procedimiento se llevó a cabo en 2 sesiones con acceso por AFC derecha. Se utilizó profilaxis antibiótica con 1 g de cefazolina cada 8 h, una hora preprocedimiento y tres dosis y luego 500 mg de ciprofloxacino cada 12 h por 5 días.

La angiografía selectiva de la arteria hepática común demostró dos nodulos hipervasculares en el lóbulo hepático derecho (Figura 2b). Se cateterizó selectivamente la arteria de irrigación principal de una de las lesiones, embolizándose con 50 mg de doxorrubicina y 6 mi de lipiodol seguido de la inyección de partículas de PVA hasta lograr detención del flujo (Figura 2c).


Figura 2 a, b, c, d. Paciente 2. Figura 2-. TAC de abdomen demuestra dos nodulos hipervasculares en lóbulo hepático derecho (flechas). Figura 2b. Angiografía confirma la presencia de los nodulos hipervasculares (flechas). Figura 2c. Control angiográfico con exclusión total de las lesiones (flechas). Figura 2d. RM un mes después del procedimiento que demuestra necrosis completa de ambas lesiones (flechas).

Cuatro semanas después se repitió el procedimiento demostrándose ausencia de flujo en el nodulo embolizado en la primera sesión, cateterizando selectivamente el nodulo restante y realizando quimioembolización con doxorrabicina (50 mg) y lipiodol (6 mi), seguido de partículas de PVA hasta lograr oclusión arterial.

La RM un mes después (Figura 2d) demostró ausencia de flujo en ambas lesiones, sugiriendo necrosis completa.

Existió alteración transitoria de pruebas hepáticas que se resolvió en forma satisfactoria. No hubo complicaciones del sitio de punción ni infecciosas.

Ocurrió un síndrome post-embolización en ambas ocasiones que se resolvió al tercer y sexto día después de la primera y segunda sesión, respectivamente.

DISCUSIÓN

En la elección del mejor tratamiento para pacientes con HCC se deben tomar en consideración múltiples factores, ya que el pronóstico de la enfermedad no sólo depende de la etapa tumoral sino además de la patología hepática subyacente4. De esta forma, se han desarrollado variados sistemas de etapificación para los HCC, que consideran elementos muy diferentes tales como el tamaño tumoral, los niveles séricos de bilirrubina, albúmina, fosfatasa alcalina, alfa-feto proteína, la presencia de ascitis, obstrucción portal, nivel de Child, etc. A través de estos sistemas de clasificación se han establecido valores pronósticos y algoritmos de tratamiento5-7.

De esta manera la resección quirúrgica de la lesión se ha sugerido en casos en que el DHC no es muy avanzado (Child A pero con bilirrubina menor a 1 mg/dl y en ausencia de hipertensión portal), con nodulo único menor a 2-3 cm y sin elementos que contraindiquen una intervención quirúrgica4.

El trasplante como tratamiento del HCC se ha propuesto para: 1) Pacientes con nodulo único menor a 2 cm pero con hiperbilirrubinemia o hipertensión portal; 2) Casos con 2 6 3 nodulos pero menores a 3 cm, o que la suma de ellos sea menor de 9 cm4.

Si el paciente cumple las condiciones anteriores, pero presenta contraindicaciones para una intervención quirúrgica, ya sea resección o trasplante, se propone el uso de terapias percutáneas a través de ablación con radiofrecuencia (RF) o alcoholización4.

La quimioembolización aparece entonces como alternativa en pacientes con enfermedad multifocal (menos de 3 pero al menos alguno mayor a 3 cm o más de 3 nodulos) y sin invasión portal4.

En general, en pacientes con DHC muy avanzado (Child C, no candidatos a trasplante) o con invasión vascular portal se recomienda tratamiento sintomático o el ingreso a protocolos experimentales4.

En la indicación de quimioembolización se han incorporado aquellos pacientes en lista de trasplante hepático, pues se ha reportado que disminuye significativamente la "caída" (drop out) de la lista de trasplante por progresión local de la enfermedad8-9.

Asimismo, en un trabajo publicado en febrero de 2007, se estudió pacientes con HCC quimioemboli-zados previo al trasplante, demostrando mayor sobrevida en aquellos que respondieron completa o parcialmente a la quimioembolización10. Sin embargo, aún es necesario disponer de estudios randomizados y controlados.

En relación a la respuesta a la quimioembolización, la forma más aceptada de evaluarla es a través de los criterios RECIST11 (Response Evaluation Criteria in Solid Tumors) y EASL12 (European Association for the Study of the Liver). Estos clasifican la respuesta en: 1) Total: necrosis de 100%; 2) Parcial: Necrosis >a 30%; 3) Estabilidad: necrosis <30%; 4) Progresión: aumento de tamaño de la lesión en más de 20%.

Existe una gran heterogeneidad en el grado de necrosis reportado y en las técnicas empleadas por diversos autores. Utilizando quimioterapia local, lipiodolización y embolización con partículas de PVA, que fue la técnica empleada en nuestros pacientes, la respuesta está en rangos de 28% para necrosis total, 57% para necrosis significativa, 2,6% para estabilidad y 11,2% para progresión de la enfermedad10.

Las complicaciones se sitúan en rangos de 10% al considerarlas en conjunto (colecistitis isquémica, estenosis biliar por isquemia, absceso hepático). Para evitar las lesiones biliares isquémicas, el esfuerzo se centra en realizar la cateterización lo más selectivamente posible de las arterias de irrigación del tumor, además de una adecuada selección del tamaño del material embolizante para evitar la isquemia de ramas terminales13. En relación al absceso hepático, éste habitualmente responde bien sólo al uso de antibióticos y en algunos casos requiere drenaje percutáneo10.

Ha sido reportada una mortalidad general secundaria al procedimiento de 4%, la que aumenta a rangos de 10% a 20% en pacientes con DHC avanzado o patología asociada14. De esta forma se sugiere evitar el procedimiento en pacientes con DHC Child C, sangrado gastrointestinal activo, encefalopatía, ascitis refractaria, diseminación extrahepática, shunt porto-sistémico, flujo hepatofugo, falla renal, bilirrubina >5 mg/dl y etapa tumoral avanzada15.

Finalmente, ambos pacientes presentaron náuseas, vómitos y fiebre que se extendieron de 2 a 6 días al considerar las 4 sesiones (dos por cada paciente); esto se conoce como síndrome postembolización. Este fenómeno, inicialmente considerado como complicación del procedimiento, ocurre en aproximadamente un tercio de los casos. Se ha reportado como factor de buen pronóstico en relación a la respuesta, ya que se relaciona directamente con la extensión de la necrosis tumoral16.

En resumen, la quimioembolización hepática es una alternativa que debe ser considerada en el algoritmo del DHC y HCC, ya sea como opción de tratamiento o como puente al trasplante en un grupo seleccionado de pacientes que cumplan con criterios específicos, tanto clínicos como de extensión tumoral.

 

REFERENCIAS

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Recibido el 14 de mayo, 2007. Aceptado el 17 de julio, 2007.

Correspondencia a: Dr. Mario Fava P. Marcoleta 367, Santiago. Fono: 354 3486. Fax: 6336762. E mail: fava@med.puc.cl

 

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