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GRUPO-SUJETO, MÁQUINA Y AGENCIAMIENTO. ¿QUÉ ES AQUELLO QUE (SE) AGENCIA SEGÚN FÉLIX GUATTARI?

SUBJECT-GROUP, MACHINE AND ASSEMBLAGE. WHAT IS IT THAT ASSEMBLE (ONESELF) ACCORDING TO FÉLIX GUATTARI?

RESUMEN

El concepto de agenciamiento (agencement) desarrollado por Deleuze y Guattari es un término clave en diversas discusiones contemporáneas. No obstante, poco se ha estudiado el papel que cumple Guattari en la elaboración de esta noción. El presente artículo pretende estudiar la obra solista de Guattari previa a Mille Plateaux (1980), libro donde el término agenciamiento resulta central, a fin de identificar los presupuestos conceptuales y las líneas transversales guattarianas desde los cuales se despliega la construcción de dicho concepto. Así se revisa una serie de textos de Guattari, escritos entre la década del 60 y el 70, donde es posible distinguir una continuidad temática sobre la tesitura política revolucionaria del deseo que recibe los nombres sucesivos de grupo-sujeto, polo esquizo y agenciamiento.

Palabras clave:
Félix Guattari; Grupo-sujeto; Máquina; Agenciamiento; Deseo

ABSTRACT

The concept of assemblage (agencement) developed by Deleuze and Guattari is a key term in various contemporary discussions. However, little has been studied the role that Guattari plays in the elaboration of this notion. This article aims to study Guattari’s solo work prior to Mille Plateaux (1980), a book where the term assemblage is central, in order to identify the conceptual assumptions and Guattarian transversal lines from which the construction of said concept unfolds. This is how a series of texts by Guattari, written between the 60s and 70s, is reviewed, where it is possible to distinguish a thematic continuity on the revolutionary political position of desire that receives the successive names of subject-group, schizoid pole and assemblage.

Keywords:
Félix Guattari; Subject-group; Machine; Assemblage; Desire

Introducción

«Guattari est un philosophe extraordinaire, d’abord et surtout quand il parle politique» (Deleuze, 1990DELEUZE, G. “Pourparlers, 1972-1990”. Paris: Minuit, 1990.).

La noción de agenciamiento (agencement) de Guattari y Deleuze ha tenido bastante eco en múltiples propuestas contemporáneas, donde se la usa como concepto metodológico y ontológico (DeLanda, 2006DELANDA, M. “A New Philosophy for Society: Assemblage Theory and Social Complexity”. London: Continuum, 2006.; Buchanan, 2015BUCHANAN, I. “Assemblage Theory and Its Discontents”. Deleuze Studies 9, pp. 382-392, 2015.; Baker & McGuirk, 2016BAKER, T., MCGUIRK, P. “Assemblage Thinking as Methodology Commitments and Practices for Critical Policy Research”. Territory, Politics, Governance 5, pp. 425-442, 2016.; Jervis, 2019JERVIS, B. “Assemblage Thought and Archeology”. London: Routledge, 2019.). DeLanda (2016)DELANDA, M. “Assemblage theory”. Edinburgh: Edinburgh University Press, 2016. ha desarrollado con mayor amplitud esta postura haciendo hincapié en dos aspectos en la definición del término: “the parts that are fitted together [in the assemblage] are not uniform either in nature or in origin, and that the assemblage actively links these parts together by establishing relations between them.” (p. 2). Ahora bien, en sus libros solo se halla una cita a la obra solista de Guattari colocando todo el énfasis en la obra de Deleuze. Buchanan (2021)BUCHANAN, I. “Assemblage Theory and Method. An introduction and guide”. London: Bloomsbury, 2021. en otro libro dedicado al vocablo agenciamiento cita al menos tres libros exclusivos de Guattari, lo que no le excluye empero de volver a colocar el acento en el corpus deleuziano. Esta omisión resulta aún más llamativa en este último investigador dado que hace cierto tiempo, influenciado por la lectura guattariana de Genosko (2002)GENOSKO, G. “Félix Guattari: an aberrant introduction”. London: Bloomsbury, 2002., hizo una crítica sobre la omisión de la figura de Guattari (Buchanan, 2005BUCHANAN, I. “Gilles Deleuze and Félix Guattari”. En M. Groden, M. Kreiswirth & I. Szeman. (eds.), 2005. p. 248-260.).

Mas en términos generales, y no solo respecto a una noción particular y restringida, suele haber en los estudios, tanto divulgativos como especializados, un descuido y una relegación de la obra autónoma de Guattari como bien lo han apuntado ya Ayala-Colqui (2022aAYALA-COLQUI, J. “Félix Guattari y el problema de la organización política: Transversalidad, polivocidad y diagramatismo entre micropolítica y macropolítica”. Hybris 13, pp. 131-155, 2022a. y 2022bAYALA-COLQUI, J. “Máquinas y capital. Félix Guattari y la caracterización de los automatismos maquínicos a partir de un contrapunto con las categorías marxianas”. Izquierdas 51, pp. 1-21, 2022b.), Alliez y Goffey (2011)ALLIEZ, É., GOFFEY, A. (eds.). “The Guattari Effect”. London: Continuum, 2011. y Genosko (2009)GENOSKO, G. “Félix Guattari. A Critical Introduction”. London: Pluto Press, 2009.. Evidentemente, sería vana una discusión axiológica que busque justificar qué autor sería más o menos relevante en la elaboración de una obra conjunta. De lo que se trata, por el contrario, es de devolverle cierta singularidad conceptual a la obra de Guattari descubriendo que, más allá de la firma conjunta de algunos libros, existen entramados discursivos intrínsecamente relevantes y autónomamente materiales que se intersecan, se superponen, se recombinan, pero que, al mismo tiempo, guardan desarrollos internos, titubeos personales y ampliaciones impares. En tal sentido, resulta relevante estudiar cómo los conceptos que los dos franceses elaboran a cuatro manos no solamente pueden retrotraerse a la ontología deleuziana, como bien lo muestran los ya citados DeLanda y Buchanan, sino también a la propuesta teórica guattariana que, de hecho, es la primera en usar términos como máquina deseante, esquizo, línea de fuga, desterritorialización o agenciamiento (como se verá líneas abajo). En tal sentido, el objetivo del presente trabajo es identificar el terreno conceptual guattariano desde el cual emerge una posible conceptualización del término agenciamiento que fnalmente se verá expresado de manera paradigmática en el libro Mille Plateaux (1980). Para ello visitaremos, de manera sintética y condensada, siete conjuntos textuales de Félix: Psychanalyse et transversalité (1974) – que contiene intervenciones guattarianas de 1950-1970 –, Écrits pour L›Anti-Œdipe (2004 [1970-1972]), L›Anti-Œdipe (1972), Kafka. Pour une littérature mineure (1975), La révolution moléculaire (1977), Lignes de fuite (1979) y Mille Plateaux (1980).

Grupo-sujeto, máquina deseante y agenciamiento en Guattari

Los textos de Guattari contenidos en Psychanalyse et transversalité (1974) se caracterizan por la búsqueda de una articulación entre el marxismo y el psicoanálisis. Félix intenta elaborar una conexión de ese tipo, puesto que su experiencia concreta como analista en La Borde y como militante en diversas agrupaciones políticas le demandaban un abordaje sociopolítico del deseo (Dosse, 2010DOSSE, F. “Gilles Deleuze y Félix Guattari. Biographie croisée”, Paris: La Découverte. Trad. esp. de S. Garzonio, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2010.). En tal sentido, introduce una distinción entre grupo-sometido (groupe-assujetti) y grupo-sujeto (groupe-sujet). Este diferendo no debe ser interpretado como la oposición definitiva entre dos entidades, sino, por el contrario, como la polarización y la transformación de un mismo grupo; es decir, un grupo puede devenir sometido o sujeto según se realicen determinadas condiciones. En ellos, el concepto grupo no se entiende como una sumatoria de individuos, ni como la encarnación en sujetos determinados, sino como “un proyecto que se apoya en una totalización provisoria” (Guattari, 1976, p. 188GUATTARI, F. (1974). “Psychanalyse et transversalité”. Paris: La Découverte, 2003. Trad. esp. de F. Azcurra, Buenos Aires: Siglo XXI, 1976.).

Un grupo-sometido es uno que está estructurado según una jerarquía vertical o, en su defecto, según una dispersión horizontal. Se caracteriza por la repetición estéril de enunciados estereotipados y por recibir su ley del exterior. Su deseo, por tanto, está limitado a los circuitos prestablecidos de la sociedad burguesa.

Distinto del grupo-sometido es el grupo-sujeto. Este es un grupo-síntoma que posee un coeficiente específico de transversalidad (trasnversalité). Con este concepto Guattari quiere significar la oposición a los esquemas jerárquicos de verticalidad y horizontalidad:

La transversalidad es una dimensión que pretende superar los dos impasses, la de una pura verticalidad y la de una simple horizontalidad; tiende a realizarse cuando una comunicación máxima se efectúa entre los diferentes niveles y sobre todo en los diferentes sentidos. (Guattari, 1976, p. 101GUATTARI, F. (1974). “Psychanalyse et transversalité”. Paris: La Découverte, 2003. Trad. esp. de F. Azcurra, Buenos Aires: Siglo XXI, 1976.)

La transversalidad permite así adquirir una ley inmanente al grupo y, sobre todo, operar una ruptura subjetiva, esto es, una expresión de deseo que no se limite a la redundancia de los enunciados dados, sino una que avance hacia la creación de enunciados. De este modo se constituye como “agente colectivo de enunciación”1 1 Cfr. Guattari, 1976, pp. 64, 65 y 96. .

Como se puede apreciar, no solo hay una caracterización organizativa de los grupos-sometidos, sino también una determinación psicoanalítica (o, como posteriormente se denominará, esquizoanalítica) de los mismos. Pero a diferencia de Lacan (1987)LACAN, J. “Le séminaire. Livre 11. Les quatre concepts fondamentaux de la psychanalyse” Paris: Seuil, 1973. Trad. esp. de J. Delmont-Mauri y J. Sucre, Buenos Aires: Paidós, 1987. que tematizaba el inconsciente en términos lingüísticos estructurales2 2 Cabe señalar que la relación entre el psicoanálisis lacaniano y la política está lejos de ser unívoca. Miller (2017), por ejemplo, distingue tres sentidos distintos del término política en los textos de Lacan. Stavrakakis (2010), por su parte, estudia el sentido político de la obra lacaniana y la relaciona con diversos herederos a los que denomina “izquierda lacaniana”. No obstante, Lacan no puede ser visto, en primer término, como un político y, menos aún, como un militante: su vinculación con la política pertenece más al orden del subtexto y del paratexto. Además, sus actitudes políticas dejan mucho que decir (y desear). Véase, por ejemplo, los procesos de exclusión de profesores en Vincennes orquestados por él, que en su momento Deleuze y Lyotard denunciaron (Cfr. Deleuze, 2008, pp. 71-73). Guattari, por contraste, no es meramente un izquierdista lacaniano que se conforme con reinterpretar un texto y politizar un ámbito cuya consistencia política es ambigua, sino que es, ante todo, un creador de conceptos, una máquina experimental, que va desde las invenciones esquizoanalíticas hasta la ecosofía pasando por las conocidas colaboraciones con Deleuze (Cfr. Guattari, 2015). En Guattari, a fin de cuentas, la política no es una dimensión que equívocamente permee la clínica, sino un ámbito amplia y claramente fundamental, rigurosamente transversal. Sobre la relación entre Lacan y Guattari/Deleuze, véase Conde Soto (2019) y Watson (2009). o a diferencia de Reich (2014)REICH, W. “Psicología de masas del fascismo”. Bilbao: DDT BANAKETAK, 2014. que consideraba como ámbitos distintos lo inconsciente y lo político-social, Guattari no puede dejar de ver una constitución política del inconsciente o, mejor aún, que el deseo es de suyo político-social antes que meramente clínico e individual. El deseo, por tanto, no es un añadido ideológico que complemente las infraestructuras económicas primeras y anteriores; sino que aquel forma parte de la infraestructura misma: “detrás de todo proceso de producción, de circulación y consumo, existe un orden de producción simbólico [léase, deseante] que constituye la trama misma de toda relación de producción” (Guattari, 1976, p. 189GUATTARI, F. (1974). “Psychanalyse et transversalité”. Paris: La Découverte, 2003. Trad. esp. de F. Azcurra, Buenos Aires: Siglo XXI, 1976.). Es decir, el deseo no solamente se construye según esquemas pulsionales, paternales, fálicos, significantes o legalistas: el deseo se relaciona directamente con un campo político y social en el cual se expresa y, a la vez, se determina.

La puesta en cuestión de una sociedad debe atender, por tanto, no solo a sus modos de producción económica, sino también a sus modos de producción del deseo. Precisamente la sociedad capitalista se caracteriza por codificar al deseo en términos individuales y concebir la trama social como compuesta de átomos personales (las clásicas “robinsonadas” que ya denunciara Marx3 3 “Individuos que producen en sociedad, o sea la producción de los individuos socialmente determinada: este es naturalmente el punto de partida” (Marx, 2007, pp. 3-4). ). En tal sentido, la tarea clínica y militante no estriba en interpretar el inconsciente en un diván terapéutico o en un seminario universitario, sino – como se lee en los materiales de 1971-1972 compilados en Écrits pour L›Anti-Œdipe – en “abolir el sujeto mediante la construcción de agentes colectivos de enunciación” (Guattari, 2004, p. 41). Agentes colectivos antes que individuos; deseos colectivos antes que deseos individuales; producción social y producción deseante: ese es el trabajo militante experimentado y dibujado por Guattari.

Ahora, al lado del concepto de grupo-sujeto, Guattari tematiza tempranamente el concepto de máquina4 4 En una entrevista de 1991, Guattari confiesa su “pasión por las máquinas” diciendo: “Es una pasión de infancia y de siempre, una pasión animista. En efecto, la descripción de los fenómenos biológicos, sociales, económicos, etc., en términos de estructura me parece insuficiente. Más allá incluso de las concepciones sistémicas, he querido forjar una entidad conceptual que responda no solamente a las relaciones de autorregulación de la estructura del sistema, sino que dé cuenta también de aquellas que desarrolla en el exterior” (Guattari, 2015, pp. 191-192). . Veremos luego cómo ambas nociones, grupo-sujeto y máquina, llegan a mixturarse para luego declinarse como agenciamiento. La tematización de la máquina se realiza en oposición al concepto de estructura – caro, evidentemente, para el estructuralismo de la época. Por un lado, la estructura remite a una relación de elementos donde el sujeto puede estar incluido. A contramano, la máquina rompe la representación estructural y ya no contiene al sujeto: en ella el hecho subjetivo es excéntrico5 5 En tal sentido, no es que ella sea un subproducto del sujeto, sino por el contrario, “el trabajo humano moderno no es sino un subconjunto residual del trabajo de la máquina” (Guattari, 1976, p. 276). Guattari desarrollará esta idea en La révolution moléculaire (1977) cuando habla de “plusvalor maquínico” y “servidumbre maquínica”. Por otro lado, cabe señalar que ya en este texto sobre la estructura y la máquina, fechado en 1969, aparece el concepto de “antiproducción” que luego será usado recurrentemente por Guattari. . Y, en tal sentido, la máquina, más allá de ser un mero elemento técnico, “está instalada en el centro del deseo” (Guattari, 1976, p. 277GUATTARI, F. (1974). “Psychanalyse et transversalité”. Paris: La Découverte, 2003. Trad. esp. de F. Azcurra, Buenos Aires: Siglo XXI, 1976.) y, en tanto tal, permite representar las formas de subjetividad. Por ello, la política revolucionaria consiste en realizar una máquina de subversión institucional y, en cada etapa de lucha, combatir contra su “estructuración”. ¿De qué modo la máquina, así entendida inicialmente, deviene máquina deseante y de qué modo los grupos-sujetos y grupos-sometidos se sitúan en esta dinámica maquínica?

En Écrits pour L›Anti-Œdipe (2004), constituido por una serie de cartas y documentos que Guattari enviara a Deleuze para la confección de su primera obra conjunta, Félix utiliza sobremanera el concepto de máquina que ya hemos apuntado. En virtud de ello, el inconsciente es definido como una máquina productiva, esto es, un proceso cuya función no es otra que producir el deseo. Esta producción se caracteriza por ser polívoca, molecular y transcursiva, es decir, presenta una multiplicidad de signos que no pueden ser subsumidos en un esquema verbal dual ni mucho menos en instancias molares como la familia y la persona: “El deseo es la transgresión del orden biunívoco” (Guattari, 2019, p. 130GUATTARI, F. “Écrits pour L›Anti-Œdipe”. Paris: Lignes, 2004. Trad. esp. de P. Ires, Buenos Aires: Cactus, 2019.). Solo bajo el capitalismo el deseo abandona la producción y cae bajo la “antiproducción”. Si bien este fenómeno es descrito también en términos de alienación (aliénation) o represión (refoulement), ello no quiere decir que tal proceso sea meramente negativo. Por el contrario, “[l]a represión es constructiva, positiva, productiva” (Guattari, 2019, p. 90GUATTARI, F. “Écrits pour L›Anti-Œdipe”. Paris: Lignes, 2004. Trad. esp. de P. Ires, Buenos Aires: Cactus, 2019.). Una de las formas de tal positividad represora no es sino la pregnancia del modelo edípico. Cuando el psicoanálisis parte de la premisa familiar, sea interpretando el inconsciente según patrones biologicistas, sea haciéndolo bajo modelos lingüísticos, no hace sino asumir el orden capitalista. Por eso en el psicoanálisis el deseo pierde su potencia subversiva y su inmanencia heterogénea: “Lacan liquida este orden de la polivocidad linguistizándolo” (Guattari, 2019, p. 86GUATTARI, F. “Écrits pour L›Anti-Œdipe”. Paris: Lignes, 2004. Trad. esp. de P. Ires, Buenos Aires: Cactus, 2019.). En consecuencia, criticar el psicoanálisis no solo implica el cuestionamiento de un modelo teórico o clínico para comprender el inconsciente, sino ante todo poner en cuestión las condiciones sociales y políticas, las del capitalismo, que coaccionan la pluralidad maquínica del deseo.

En L›Anti-Œdipe (1972), Guattari ahonda en esta conceptualización del deseo como máquina (machine). ¿Cómo entender este término? Una máquina se define en relación a los flujos. Sobre el fondo de una multiplicidad heterogénea de flujos de lo real, el deseo, en tanto máquina, ejerce tres operaciones particulares denominadas “síntesis”. Primero, efectúa una síntesis conectiva, es decir, el deseo se caracteriza por cortar y conectar los flujos. Frente al continuum de lo que acontece, la máquina dispone los flujos de cierto modo. Con ello “produce” flujos específicamente ensamblados. Es una síntesis conectiva de producción. Segundo, en cuanto síntesis disyuntiva, la máquina extrae los flujos para registrarlos. Registrar un flujo quiere decir codificarlos, asignarles un código. Mas este códice no es ni exclusivamente significante ni simplemente unívoco. Remite, por contraste, a una multiplicidad semiótica abierta y polívoca. Aquí, a diferencia de la anterior síntesis, estamos frente a una instancia de antiproducción, la cual es signada por el concepto de “cuerpo sin órganos” (corps-sans-organes)6 6 Sobre el lugar de este concepto en el esquizoanálisis, véase Kolyri, 2020. : “El cuerpo sin órganos, lo improductivo, lo inconsumible, sirve de superficie para el registro de todos los procesos de producción del deseo” (Deleuze & Guattari, 1985, p. 20DELEUZE, G., GUATTARI, F. “L’Anti-Œdipe. Capitalisme et schizophrénie”. Paris: Minuit, 1972. Trad. esp. de F. Monge, Barcelona: Paidós, 1985.). Este término no debe entenderse como el testimonio de una nada originaria o de una totalidad pérdida, puesto que refiere a una potencia inmanente de los flujos atravesada por umbrales y gradientes. En él se realiza el registro de los procesos de producción. Tercero, en cuanto síntesis conjuntiva, la máquina usa los restos de los cortes y las extracciones de las anteriores síntesis. Es decir, aquí se atraviesan las conexiones y las disyunciones mencionadas de modo que se “consumen los estados por los que pasa” (Deleuze & Guattari, 1985, p. 46DELEUZE, G., GUATTARI, F. “L’Anti-Œdipe. Capitalisme et schizophrénie”. Paris: Minuit, 1972. Trad. esp. de F. Monge, Barcelona: Paidós, 1985.). Es, por tanto, una síntesis de consumo. Asimismo, en la medida que atraviesa en su parcialidad residual la producción y la antiproducción, realiza una suerte de reconciliación entre ambas instancias: la tensión entre ellas se resuelve en una conjunción de flujos que produce un sujeto. Se trata, empero, de “un extraño sujeto, sin identidad fija, que vaga sobre el cuerpo sin órganos, siempre al lado de las máquinas deseantes” (Deleuze & Guattari, 1985, p. 24DELEUZE, G., GUATTARI, F. “L’Anti-Œdipe. Capitalisme et schizophrénie”. Paris: Minuit, 1972. Trad. esp. de F. Monge, Barcelona: Paidós, 1985.). El sujeto es, entonces, un residuo de las síntesis del deseo; un remanente y jamás algo que posee como objeto al deseo7 7 Ya para Deleuze en Différence et répetition (1968) el Yo es pasivo y larvario, incluso “superado” por la noción de individuación que, en tanto intensiva, resulta ser el engarce entre el ámbito virtual de la Idea y el ámbito actual de las extensiones y las partes. ; es decir, ocupa el mismo lugar que le fue asignado tempranamente por Guattari en Psychanalyse et transversalité (1974) a propósito de la oposición entre máquina y estructura. De ahí que el deseo no se pueda predicar de una persona individual: se enuncia de la realidad social en tanto producción de la misma8 8 Hay que notar aquí la diferencia entre máquina deseante y máquina social. Entre ambas no existe una excentricidad: son idénticas y solo se diferencian por el régimen. La producción social no es otra cosa que la producción deseante bajo determinadas condiciones: “Nosotros decimos que el campo social está inmediatamente recorrido por el deseo” (Deleuze & Guattari, 1985, p. 36). Primero existe el deseo, colectivo, impersonal, maquínico; luego, se da la producción social a partir de aquel. No obstante, esto no debe hacernos eludir la divergencia entre ambas máquinas. En primer lugar, la máquina social funciona solo si no está estropeada: su límite no es el desarreglo, sino el desgaste; la máquina deseante, por el contrario, no funciona más que estropeándose. En segundo lugar, la antiproducción de las máquinas sociales es extrínseca, es decir, solo se produce en condiciones ajenas al proceso de producción; en el caso de las máquinas deseantes ellas producen por sí mismas su instancia antiproductiva. Es más, en el caso de las máquinas deseantes la antiproducción produce una represión originaria (refoulement originaire) a partir del cuerpo sin órganos; en el caso de las máquinas sociales, la antiproducción origina una represión (répression) a partir del cuerpo lleno del socius. Es este socius el que puede presentar tres variaciones – en consonancia paralela a los desarrollos de los cursos Deleuze (2005) posteriores a su intercambio epistolar e intelectual con Guattari: máquina territorial primitiva, máquina despótica y máquina capitalista. La diferencia entre ellas estriba en el modo en el cual codifican los flujos maquínicos (codificación, sobrecodificación y descodificación respectivamente) (Cfr. Deleuze & Guattari, 1985, p. 39). . En resumen, “[b]ajo estos tres aspectos, el proceso de la producción deseante es simultáneamente producción de producción, producción de registro, producción de consumo. Extraer, separar, «dar restos», es producir y efectuar las operaciones reales del deseo” (Deleuze & Guattari, 1985, p. 47DELEUZE, G., GUATTARI, F. “L’Anti-Œdipe. Capitalisme et schizophrénie”. Paris: Minuit, 1972. Trad. esp. de F. Monge, Barcelona: Paidós, 1985.).

Ahora bien, se puede distinguir dos tipos de usos de las síntesis del inconsciente: uno ilegítimo (trascendente) y otro legítimo (inmanente). Para el caso de la síntesis conectiva, el uso ilegítimo estriba en utilizar los flujos de un modo global y específico, esto es, en subsumir las conexiones de los flujos en un objeto global, completo, totalitario; el legítimo, por contraste, toma los flujos en su aspecto parcial y no específico: flujos fragmentarios, separables y, empero, conectables. Para el caso de la síntesis disyuntiva, el uso ilegítimo reside en una separación exclusiva, limitativa, negativa en la extracción y registro de los flujos; a contramano, el uso legítimo asume los flujos de modo afirmativo, inclusivo e ilimitativo. En fin, para el caso de la síntesis conjuntiva, el uso ilegítimo es uno biunívoco y segregativo: se trata de la asunción personal y mítica de los sujetos donde los flujos se tornan significantes; a la inversa, el uso legítimo es polívoco y nómade: aquello que había sido llevado a una instancia explicativa simbólica es devuelto a su multiplicidad semiótica irrefrenable donde los sujetos son siempre menores y exteriores.

Estos dos usos presentan una orientación política expresa. En efecto, respecto a los usos de las síntesis, puede distinguirse dos tipos de investimentos – o catexis – (investissements) del deseo que poseen, a su vez, dos polos: por un lado, se tiene a los investimentos inconscientes con su polo fascista o su polo revolucionario; por otro, a los investimentos preconscientes con su interés de clase dominante o su interés de clase revolucionaria. Mientras una clase se define por las extracciones, las separaciones y los restos efectuados de los flujos, así como se delimita por los fines sociales que persigue, los polos del inconsciente se refieren a los flujos y a los códigos en cuanto tales y, por consiguiente, remiten “al régimen de la producción deseante” (Deleuze & Guattari, 1985, p. 358DELEUZE, G., GUATTARI, F. “L’Anti-Œdipe. Capitalisme et schizophrénie”. Paris: Minuit, 1972. Trad. esp. de F. Monge, Barcelona: Paidós, 1985.). Los investimentos inconscientes no son cuestiones de ideología que se añadirían a unas instancias económicas infraestructurales: ellos mismos constituyen la “infraestructura”, puesto que el deseo produce lo real social. Entre investimento inconsciente y preconsciente no existe, por lo demás, una sincronía o una correspondencia: se puede ser a nivel preconsciente un militante progresista, mas a nivel inconsciente se puede ser un fascista recalcitrante.

El objetivo del esquizoanálisis es, según todo lo mencionado, un análisis político militante del inconsciente, a saber: mostrar cómo el deseo lucha por su multiplicidad parcial, inclusiva, polívoca o, en todo caso, cómo desea su propia represión al subsumirse en un esquema fascista9 9 Huelga decir que los dos polos actúan de manera distinta en cada máquina social (territorial, despótica, capitalista): “También es verdad que las catexis sociales se forman sobre el propio socius en tanto que cuerpo lleno y que sus polos respectivos se adaptan necesariamente al carácter o al «mapa» de ese socius, tierra, déspota o capital-dinero (en cada máquina social, los dos polos, paranoico y esquizofrénico, se reparten de manera variable)” (Deleuze & Guattari, 1985, p. 290). . En tal sentido, el esquizoanálisis no responde a la lógica de la interpretación, sino a la de la mecánica: muestra cómo funcionan las máquinas deseantes y de qué modo se despliegan en una máquina social.

En todo lo discutido no queremos dejar de señalar la continuidad con los trabajos iniciales de Guattari, esto es, entre L›Anti-Œdipe (1972) y Psychanalyse et transversalité (1974). En efecto, los dos polos del investimento libidinal del inconsciente no son otra cosa que la actualización de los tipos de grupos sociales:

Una es catexis [investimento] de grupo-sometido, tanto en la forma de soberanía como en las formaciones coloniales del conjunto gregario, que suprime y reprime el deseo de las personas; la otra, una catexis [investimento] de grupo-sujeto en las multiplicidades transversales que llevan el deseo como fenómeno molecular, es decir, objetos parciales y flujos, por oposición a los conjuntos y las personas. (Deleuze & Guattari, 1985, p. 290DELEUZE, G., GUATTARI, F. “L’Anti-Œdipe. Capitalisme et schizophrénie”. Paris: Minuit, 1972. Trad. esp. de F. Monge, Barcelona: Paidós, 1985.)

En los grupos-sometidos el deseo se atasca en un uso totalitario, exclusivo y segregativo. En los grupos-sujeto se apuesta, en cambio, por una “línea de fuga” donde el deseo puede fluir de modo parcial, inclusivo y nómade y chorrear sobre el campo social. Como sucedía también anteriormente, ambos tipos de flujos del inconsciente son aspectualidades intercambiables de un mismo proceso y no entidades fijas: los unos no cesan de derivar en los otros, y viceversa. Inclusive, en el polo esquizo de los grupos-sujeto funciona aún la “transversalidad”, en la medida que, con los flujos parciales, inclusivos y polívocos, hay una oposición a las jerarquías y a los super-yo del grupo.

Se percibe entonces un recorrido continuo que va del grupo-sujeto al polo esquizo-revolucionario pasando por la producción polívoca y otra, paralela, que va del grupo-sometido al polo paranoico-fascista pasando por la antiproducción biunívoca. En todos estos casos, nos encontramos con la relación entre inconsciente y política a partir de una ampliación y modificación de la tematización colectiva del deseo. Veremos ahora cómo esa prolongación temática se refuerza con el advenimiento de la noción de agenciamiento.

En Kafka. Pour une littérature mineure (1975) Guattari introduce una noción que ya se prefiguraba en sus primeros artículos de la década del 60 bajo el término “agente colectivo de enunciación”, a saber: el célebre concepto de “agenciamiento” (agencement). Esta noción recibe una definición interesante que la emparenta con el término máquina ya discutido:

Finalmente, el agenciamiento no equivale a una máquina que se está montando, de funcionamiento misterioso, ni a una máquina completamente montada, que no funciona o ya no funciona: sólo vale por el desmontaje que hace de la máquina y de la representación; y al funcionar de hecho, no funciona sino por y en su propio desmontaje. (Deleuze & Guattari, 1978, p. 73DELEUZE, G., GUATTARI, F. “Kafka. Pour une littérature mineure”. Paris: Minuit, 1975. Trad. esp. de J. Aguilar, México: Ediciones Era, 1978.; traducción modificada)

Aquí las síntesis de la máquina se convierten en el contenido/expresión y los usos de las síntesis en la territorialización/desterritorialización del agenciamiento.

Para definir el par contenido/expresión, Guattari recurre a la figura de Louis Hjelmslev (1971)HJELMSLEV, L. 1971. “Prolégomènes à une théorie du langage”. Paris: Minuit, 1971. quien conceptualiza la semiótica de un modo mucho más amplio que la grilla lingüística del significado/significante del estructuralismo al uso. El agenciamiento, entonces, no es una entidad estructurada como un lenguaje, sino una materia de contenidos heterogéneos. Este aspecto es denominado “agenciamiento maquínico de deseo”, en tanto el deseo enchufa, como una máquina, diversos componentes: “No hay agenciamiento maquínico que no sea agenciamiento social de deseo” (Deleuze & Guattari, 1978, p. 147DELEUZE, G., GUATTARI, F. “Kafka. Pour une littérature mineure”. Paris: Minuit, 1975. Trad. esp. de J. Aguilar, México: Ediciones Era, 1978.; traducción modificada). Dichos contenidos pueden expresarse, asimismo, en modos diversos. Este aspecto es nombrado como “agenciamiento colectivo de enunciación” donde enunciar no se limita a describir un proceso lingüístico, sino también un proceso verbal, gestual, corporal, pictórico, etc.

Para comprender el eje territorialización/desterritorialización del agenciamiento es menester precisar que tanto el contenido como la expresión del deseo pueden obturarse como desbordarse. En el primer caso estamos frente a un proceso de territorialización donde se codifican los elementos del agenciamiento; en el segundo, frente a un proceso de desterritorialización donde se descodifican tales componentes. Este último concepto es asociado e incluso equiparado con el de “líneas de fuga”:

Será necesario decir que un agenciamiento tiene puntas de desterritorialización; o, lo que es lo mismo, que siempre tiene una línea de fuga por la cual él mismo huye y hace que huyan sus enunciados o sus expresiones que se desarticulan, así como sus contenidos que se deforman o se metamorfosean (Deleuze & Guattari, 1978, p. 124DELEUZE, G., GUATTARI, F. “Kafka. Pour une littérature mineure”. Paris: Minuit, 1975. Trad. esp. de J. Aguilar, México: Ediciones Era, 1978.; traducción modificada).

Por todo lo dicho, se aprecia que el polo paranoico-fascista y el polo esquizo-revolucionario aparecen ahora en la dinámica de la territorialización y la desterritorialización del agenciamiento. El esquizo es el desterritorializado y el desterritorializador, esto es, aquel que lleva los flujos del deseo hacia las líneas de fuga a fin de inventar nuevos posibles en el campo social.

En La révolution moléculaire (1977) el término máquina aparece plenamente mutado en el concepto de agenciamiento (agencement). Mas aquí, el Guattari solista contrapone este concepto al equipamiento (équipement).

¿En qué consiste un equipamiento? Un equipamiento es una red de elementos heterogéneos que, recusando la división entre superestructura e infraestructura, “equipan” a los conjuntos sociales con una forma determinada de desear: “Los individuos están «equipados» con formas de percepción o de normalización del deseo, al igual que las fábricas, las escuelas y los territorios”. (Guattari, 2017, p. 104GUATTARI, F. “La révolution moléculaire. Essai d’analyse institutionnelle”. Paris: Éditions Recherches, 1977. Trad. esp. de G. de Eugenio, Madrid: Errata Naturae, 2017.)

Para comprender con precisión esta noción, es importante atender primero al concepto de “semiótica”. Una semiótica refiere, en la línea de Hjelmslev, al modo en el cual se configura el deseo colectivo, es decir, a la manera en la cual se configuran los contenidos y las expresiones del inconsciente. Así Félix puede conceptualizar la existencia de diversas semióticas cuyas expresiones y contenidos no sean ya meramente lingüísticos o verbales. Por tanto, la semiótica del inconsciente no solo es significante y, más aún, no solo trabaja con signos, sino que involucra también objetos. Los primeros serían las expresiones; los segundos, los contenidos. Guattari, en específico, distingue tres semióticas: una semiótica significante (signos del lenguaje), una semiótica simbólica (signos rituales, gestuales, musicales) y una semiótica diagramática (signos asignificantes que operan con signos y cosas).

En tal sentido, todo equipamiento presupone una semiótica del deseo: “hemos sido equipados semióticamente” (Guattari, 2017, p. 303GUATTARI, F. “La révolution moléculaire. Essai d’analyse institutionnelle”. Paris: Éditions Recherches, 1977. Trad. esp. de G. de Eugenio, Madrid: Errata Naturae, 2017.). De ahí que el equipamiento trabaje, a la vez, con dimensiones significantes, simbólicas y asignificantes que condicionan los contenidos y las expresiones posibles del deseo.

Este condicionamiento del inconsciente puede apreciarse, por supuesto, en el caso de la sociedad capitalista. Podemos decir que el capitalismo no solo se define por un modo de producción social, sino también por un modo de producción del deseo. Pues, “[l]a maquinaria capitalista está inserta en el funcionamiento básico de las conductas perceptivas, sensitivas, afectivas, cognitivas, lingüísticas, etc” (Guattari, 2017, p. 104GUATTARI, F. “La révolution moléculaire. Essai d’analyse institutionnelle”. Paris: Éditions Recherches, 1977. Trad. esp. de G. de Eugenio, Madrid: Errata Naturae, 2017.). El capitalismo, por tanto, es una semiótica del deseo10 10 Esto ha llevado a Franco ‘Bifo’ Berardi (2003) a hablar, en la línea guattariana, de un “semiocapitalismo”. No obstante, en rigor, todo capitalismo es semiótico y, aún más, toda máquina social lo es, puesto que el deseo (y su semiótica) no es ajeno a ninguna producción social. Sobre la amplitud de este concepto en la obra de Guattari y su influencia posterior, véase Genosko (2011). antes que un modo de producción social11 11 Aquí se aprecia la continuación con la tesis del L’Anti-Œdipe (1972): el deseo como productor de lo real social. Ahora, si comparamos lo afirmado por Guattari con uno de los teóricos célebres del capital, obtenemos lo siguiente. Marx en El Capital (2020) señala que el capitalismo – y como Postone en Marx reloaded. Repensar la teoría crítica del capitalismo (2007) elucida acertadamente – no solo es un modo de producción específico, sino, ante todo, un conjunto de relaciones sociales mediadas por el trabajo (abstracto/concreto) cuya forma elemental no es sino la mercancía. Solo a partir de tal relación social el trabajo deviene abstracto, el valor de cambio predomina sobre el valor de uso y la colectividad humana deviene subjetividad productora de valores (Ayala-Colqui, 2021). En tal sentido, el capitalismo desborda el ámbito meramente productivo y se instalan en la nervadura de todo el ámbito social (toda relación del socius se encuentra, de hecho, ya mediada por el trabajo abstracto y el valor de cambio), dentro del cual Guattari asume el deseo como componente fundamental: “Por lo tanto, aquí no basta con hablar de una política del Capital. El Capital, como tal, no es nada más que lo político, lo social, lo tecnocientífico, articulados entre sí.” (Guattari, 2017, p. 93). La presencia de Marx en Guattari y Deleuze ha sido documentada, por lo demás, en Chicolino (2018), Pfeifer (2017) y Tynan (2009). . Forja el inconsciente y, específicamente, monta un sistema general de intercambio donde todos los contenidos y las expresiones del deseo se equiparan entre sí y se homogenizan, de modo que sea rechazado todo aquello que no puede ser codificado dentro de sus circuitos redundantes:

El orden capitalista pretende imponer a los individuos una forma de vida basada en un sistema de intercambios, la traducibilidad general de todos los valores; además, se hace todo lo posible para que el más mínimo de los deseos que se desvíe de esos valores sea percibido como asocial. (Guattari, 2017, p. 98GUATTARI, F. “La révolution moléculaire. Essai d’analyse institutionnelle”. Paris: Éditions Recherches, 1977. Trad. esp. de G. de Eugenio, Madrid: Errata Naturae, 2017.)

De ahí que se propugne una ofensiva no solo del lado de las instituciones y organizaciones sociales, sino también a nivel del deseo. Tal lucha política se encuentra signada por el concepto opuesto al de equipamiento, el agenciamiento (agencement).

¿Qué es el agenciamiento? Guattari responde: “A esta función de dispositivo [léase, equipamiento] generalizado que estratifica los roles, jerarquiza la sociedad y programa el porvenir, nosotros le contraponemos la función de un agenciamiento colectivo del socius” (Guattari, 2017, p. 303GUATTARI, F. “La révolution moléculaire. Essai d’analyse institutionnelle”. Paris: Éditions Recherches, 1977. Trad. esp. de G. de Eugenio, Madrid: Errata Naturae, 2017.). El agenciamiento, entonces, es aquello que se opone al equipamiento. Mientras el equipamiento moldea al deseo colectivo en un régimen semiótico cerrado y redundante, el agenciamiento lo abre hacia una multiplicidad de signos y objetos, personas y grupos: “Un agenciamiento colectivo de la enunciación dirá algo sobre el deseo sin referirlo a una individuación subjetiva, sin encuadrarlo dentro de un tópico preestablecido, ni tampoco sobre significados previamente codificados” (Guattari, 2017, p. 59GUATTARI, F. “La révolution moléculaire. Essai d’analyse institutionnelle”. Paris: Éditions Recherches, 1977. Trad. esp. de G. de Eugenio, Madrid: Errata Naturae, 2017.). Para ello, construye sus propios medios de expresión y arriesga experimentaciones en lo real. La tarea política, a este respecto, no es sino forjar nuevos agenciamientos colectivos que replanteen el orden de cosas vigente.

Cabe señalar que entre equipamiento y agenciamiento existe un tránsito bidireccional, pues el deseo de la colectividad puede devenir redundante o abierto, fascista o revolucionario, territorializado o desterritorializado, según las condiciones que se presenten.

Todo lo anotado nos permite indicar, además, lo siguiente: el par gruposometido y grupo-sujeto de Psychanalyse et transversalité (1974), que había sido transformado en el polo fascista y en el polo esquizo en L›Anti-Œdipe (1972), es ahora asumido como el diferendo entre equipamiento y agenciamiento en La révolution moléculaire (1977). En efecto, en uno hay un sometimiento del deseo a los modelos dominantes; en otro, una liberación o, más precisamente, una línea de fuga hacia otros modos semióticos de producir el deseo.

Guattari continuará la tematización diferencial de equipamiento y agenciamiento en Lignes de fuite (1979). Se plantea así, nuevamente, una oposición entre el agenciamiento colectivo (agencement collectif) y el equipamiento colectivo (equipement collectif).

En primer lugar, para conceptualizar tal diferencia Guattari recurre, una vez más, a la noción ampliada de semiótica. Pues, para Félix el inconsciente “está estructurado como una multiplicidad de modos de semiotización” (Guattari, 2013, p. 19GUATTARI, F. [1979]. “Lignes de fuite”. Paris: Éditions l’Aube, 2011. Trad. esp. de P. Ires, Buenos Aires: Cactus, 2013.). Es decir – como ya se ha mostrado, los contenidos y las expresiones del deseo remiten también a ámbitos simbólicos y asignificantes. En tal sentido, tanto el equipamiento como el agenciamiento trabajan diversos modos semióticos de producción del deseo y, dado que la producción deseante remite a la producción, son “las condiciones de posibilidad de toda infraestructura económica” (Guattari, 2013, p. 30GUATTARI, F. [1979]. “Lignes de fuite”. Paris: Éditions l’Aube, 2011. Trad. esp. de P. Ires, Buenos Aires: Cactus, 2013.).

En segundo lugar, la diferencia fundamental entre equipamiento y agenciamiento remite a dos modelos de conectar las producciones del deseo. Por un lado, el equipamiento se desarrolla según un modo “arborescente”, esto es, según un modelo jerárquico, centralizado y axiomático; por otro, el agenciamiento se despliega en un modo “rizomático”, a saber, múltiple, heterogéneo y experimental donde todos los puntos singulares del deseo se conectan entre sí:

Se trata, entonces, o bien de instituciones, de equipamientos enganchados a un sistema de leyes y de reglamentos jerarquizados en arborescencia; o bien de un proceso de producción social en rizoma que elude esas mismas instituciones, esos mismos equipamientos y trabaja al nivel de agenciamientos colectivos de deseo. (Guattari, 2013, p. 108GUATTARI, F. [1979]. “Lignes de fuite”. Paris: Éditions l’Aube, 2011. Trad. esp. de P. Ires, Buenos Aires: Cactus, 2013.)

En tercer lugar, en Lignes de Fuite (1979), con las nociones de equipamiento y agenciamiento, “[r]eencontramos […] la alternativa grupo-sujeto/gruposujetado” (Guattari, 2013, p. 208GUATTARI, F. [1979]. “Lignes de fuite”. Paris: Éditions l’Aube, 2011. Trad. esp. de P. Ires, Buenos Aires: Cactus, 2013.). El equipamiento remite a los grupos-sometidos en la medida que el deseo de la colectividad se encuentra sometida a una jerarquía obtusa, predeterminada, cuadriculada; el agenciamiento, por contraste, refiere a los grupos-sujetos en tanto el deseo fluye en semióticas inclusivas, plurales, exploratorias que inauguran nuevas conexiones posibles en el campo social. Y, nuevamente, ambos no son posiciones de deseo que existen a priori y de manera ahistórica: ambos se moldean, se entrecruzan, se redefinen en las luchas que opera la colectividad en torno al deseo.

En cuarto lugar, puede señalarse que la noción inicial de transversalidad de Psychanalyse et transversalité (1974) es mutada en la noción, mucho más amplia, de rizoma (rizhome). Si anteriormente la primera cuestionaba las jerarquías en los grupos que construyen el deseo, ahora la segunda cuestiona los esquemas arbóreos estableciendo conexiones plurales, oblicuas, diagonales en la producción del deseo. La postura de Guattari es, pues, plenamente coherente y se expresa de un modo orgánico, gradual y continuo.

En Mille Plateaux (1980) Guattari, junto a Deleuze, va a ultimar y profundizar su concepto de agenciamiento (agencement).

El agenciamiento, como ya se ha visto, es un término que significa una multiplicidad rizomática de elementos que remiten al deseo, el cual reemplazan al concepto de máquina deseante de L›Anti-Œdipe12 12 Deleuze en una entrevista de 1980, ante la pregunta sobre cuál es la unidad del libro Mille Plateaux, indica: “Sería quizás la noción de agenciamiento, que sustituye a la de máquinas deseantes” (2008, p. 166; traducción modificada). . En Mille Plateaux (1980) – en continuidad con el texto sobre Kafka de 1975 y los trabajos ya citados de Guattari – se desarrolla la tetravalencia del agenciamiento: por un lado, posee contenido y expresión y, por otro, territorialidad y desterritorialización.

Antes que nada, la “tierra” donde operan la multiplicidad del agenciamiento es el “cuerpo sin órganos” – un concepto que en L›Anti-Œdipe (1972) cumplía también una función esencial. El cuerpo sin órganos (CsO), su plan de consistencia, no se refiere a un cuerpo individual, meramente biológico, que estuviera desprovisto de órganos. Designa, por el contrario, un ámbito ontológico “previo”13 13 Entrecomillamos la anterioridad puesto que el CsO no cesa de existir cuando adviene la organización: “El CsO es el huevo. Pero el huevo no es regresivo: al contrario, es contemporáneo por excelencia, uno siempre lo arrastra consigo como su propio medio de experimentación, su medio asociado. El huevo es el medio de intensidad pura, el spatium, y no la extensio […]. El CsO no es el niño “anterior” al adulto, ni la madre “anterior” al hijo: es la estricta contemporaneidad del adulto, del niño y del adulto, su mapa de densidades y de intensidades comparadas, y todas las variaciones en ese mapa. El CsO es precisamente ese germen intenso en el que no hay, no puede haber padres ni hijos (representación orgánica)” (Deleuze & Guattari, 1988, p. 169). Por lo demás, hay que notar que la descripción del CsO presenta un vocabulario fuertemente deleuziano: es un ámbito de “intensidad”. Recordemos que en Différence et répetition (1968) Deleuze tematizaba tres ámbitos ontológicos: lo virtual, lo intensivo y lo actual, siendo la intensidad (diferencia de grado) aquello que “dramatiza” la virtualidad (diferencia de naturaleza) y que, por tanto, permite actualizar la différentiation en différenciation. Esta misma tridimensionalidad ontológica deleuziana reaparece en Mille Plateaux (1980) para articularse, por supuesto, con las nociones propiamente guattarianas. a la organización definida donde los elementos son todavía no estructurados, esto es, materias no formadas e intensivas: “Por eso nosotros tratamos el CsO como el huevo lleno anterior a la extensión del organismo y a la organización de los órganos, anterior a la formación de los estratos”. (Deleuze & Guattari, 1988, p. 159DELEUZE, G., GUATTARI, F. “Mille Plateaux. Capitalisme et schizophrénie 2”. Paris: Minuit, 1980. Trad. esp. de J. Vázquez, Valencia: Pre-textos, 1988.)

Los elementos heterogéneos y no formados del CsO bien pueden ser definidos, estructurados, organizados. El plan de consistencia del CsO puede ser ordenado. “Estratificación” es el nombre que recibe dicho proceso: los estratos como solidificaciones de la variada y singular geología del CsO14 14 Dado que los estratos se multiplican y no son aislables, se puede hablar de “epistratos” (estratos entre estratos) y dado que los estratos pueden fragmentarse, cabe hablar de “paraestratos”: “Un estrato sólo existía en sus epistratos y paraestratos, de suerte que, en última instancia, éstos debían ser considerados por su cuenta como estratos.” (Deleuze & Guattari, 1988, p. 58). . Ahora, la estratificación no es un simple proceso de mera delimitación de lo que antes era indeterminado. Hay, de hecho, dos articulaciones en el CsO: primero, la materia del CsO es organizada (las sustancias del CsO son agrupadas en una forma determinada); segundo, esta materia ya organizada es compuesta ahora en estructuras funcionales (las sustancias del CsO forman compuestos cuyas formas son organizadas funcionalmente). En ambas organizaciones pueden verse dos tipos de multiplicidades, la molecular y la molar: “Consideremos ya un primer gran grupo de estratos: se les puede caracterizar diciendo sumariamente que en ellos el contenido (forma y sustancia) es molecular, y la expresión (forma y sustancia) molar” (Deleuze & Guattari, 1988, p. 63DELEUZE, G., GUATTARI, F. “Mille Plateaux. Capitalisme et schizophrénie 2”. Paris: Minuit, 1980. Trad. esp. de J. Vázquez, Valencia: Pre-textos, 1988.). Asimismo, en ambos elementos hay sustancias y formas, siendo la distinción entre estas formal antes que real. Las sustancias corresponden a la “territorialidad” del CsO, mientras que las formas a las “codificaciones” del CsO: los estratos forman territorios definidos a partir de los materiales del CsO y, a la vez, definen sistemas de códigos a partir de las formaciones materiales del CsO. Por contraste, hay una distinción real que hay que subrayar: la de la primera articulación (materia organizada de sustancias y formas) y la de la segunda articulación (compuestos funcionales de materia organizada de sustancias y formas). A estos dos procesos, presupuestos recíprocamente, se les denomina respectivamente – en línea de la recuperación que Guattari hiciera de Hjelmslev – contenido y expresión: el primero mienta una organización heterogénea de objetos plurales; el segundo, una organización diversa de signos no reducible a lo significante.

Pero “antes” – término que hay que entender en sentido ontológico y no en sentido espaciotemporal – de la estratificación, está la “máquina abstracta”, esto es, la instancia virtual de micro-unificación y conexión no totalizante de los materiales no estratificados del CsO15 15 Comentando a Foucault, Deleuze señala “el diagrama o la máquina abstracta es el mapa de las relaciones de fuerzas, mapa de densidad, de intensidad, que procede por uniones primarias no localizables, y que en cada instante pasa por cualquier punto” (Deleuze, 1987, p. 63). Por otro lado, ya Guattari en Lignes de fuite (1979) utilizaba tal concepto: “Con las máquinas abstractas y su plano de consistencia, son puestas al día rupturas entre los estratos y se vuelve posible un pasaje de la energía más desterritorializada” (Guattari, 2013, pp. 167-168). , de sus singularidades: “la máquina abstracta se desarrolla en el plan de consistencia” (Deleuze & Guattari, 1988, p. 70DELEUZE, G., GUATTARI, F. “Mille Plateaux. Capitalisme et schizophrénie 2”. Paris: Minuit, 1980. Trad. esp. de J. Vázquez, Valencia: Pre-textos, 1988.). Con la máquina abstracta pueden “escapar” los materiales a la estratificación: “Todo huye, todo crea, pero nunca completamente solo, sino, al contrario, con una máquina abstracta” (Deleuze & Guattari, 1988, p. 144DELEUZE, G., GUATTARI, F. “Mille Plateaux. Capitalisme et schizophrénie 2”. Paris: Minuit, 1980. Trad. esp. de J. Vázquez, Valencia: Pre-textos, 1988.). Por ello, “Los estratos no cesan de estar sacudidos por fenómenos de fractura o de ruptura” (Deleuze & Guattari, 1988, p. 61DELEUZE, G., GUATTARI, F. “Mille Plateaux. Capitalisme et schizophrénie 2”. Paris: Minuit, 1980. Trad. esp. de J. Vázquez, Valencia: Pre-textos, 1988.). En la máquina abstracta resuena la noción guattariana de rizoma, planteada tempranamente en Lignes de fuite (1979) y, por ello mismo, el concepto guattariano de transversalidad, propuesto primigeniamente en Psychanalyse et transversalité (1974), dado que aquí todo vuelve a conectarse con todo en un sentido revolucionario sin jerarquías sociales, máxime ontológicas.

Aquí es donde se sitúa el concepto agenciamiento, pues este efectúa la máquina abstracta o, si se quiere la máquina abstracta se efectúa, a través del CsO, en el agenciamiento. Es decir, el agenciamiento al reconectar las singularidades de la máquina abstracta realiza rupturas con los estratos y, en tal medida, se orienta hacia el plan de consistencia del CsO. Lo que había sido territorializado en y por los estratos es desterritorializado por el agenciamiento; lo que había sido codificado en y por los estratos es descodificado por el agenciamiento. Por ello se habla de “líneas de fuga” en los agenciamientos, esto es, fenómenos de ruptura que ya habitaban los estratos, que traen consigo no un retroceso a un origen arcano e inmaculado sino una transformación – sea moderada (línea de fuga relativa), sea radical (línea de fuga absoluta) – de la geografía de lo posible: “Las territorialidades están, pues, atravesadas de parte a parte por líneas de fuga que hablan de la presencia en ellas de movimientos de desterritorialización y reterritorialización” (Deleuze & Guattari, 1988, p. 61DELEUZE, G., GUATTARI, F. “Mille Plateaux. Capitalisme et schizophrénie 2”. Paris: Minuit, 1980. Trad. esp. de J. Vázquez, Valencia: Pre-textos, 1988.). El agenciamiento, efectuando la máquina abstracta, no obstante, no solo trabaja con las líneas de fuga. Dado que la materia del plan de consistencia tiene también, en sus estratificaciones, líneas moleculares y líneas molares, el agenciamiento revisita a estas: “las fugas y los movimientos moleculares no serían nada si no volvieran a pasar por las grandes organizaciones molares, y no modificasen sus segmentos, sus distribuciones” (Deleuze & Guattari, 1988, p. 221DELEUZE, G., GUATTARI, F. “Mille Plateaux. Capitalisme et schizophrénie 2”. Paris: Minuit, 1980. Trad. esp. de J. Vázquez, Valencia: Pre-textos, 1988.) y, viceversa, “la línea de segmentos (macropolítica) está inmersa y se prolonga en un flujo de cuantos (micropolítica) que no cesa de modificar, de agitar los segmentos” (Deleuze & Guattari, 1988, p. 222DELEUZE, G., GUATTARI, F. “Mille Plateaux. Capitalisme et schizophrénie 2”. Paris: Minuit, 1980. Trad. esp. de J. Vázquez, Valencia: Pre-textos, 1988.). Por lo mismo, la desterritorialización no implica un no-territorio, sino una modificación del mismo y, más aún, invención de otros territorios abiertos (los cuales, eventualmente, pueden ser de nuevo estratificados, esto es, “reterritorializados”). Este es, pues, el primer eje que define el agenciamiento: la desterritorialización; desterritorialización que desestratifica los estratos y modifica las organizaciones moleculares y molares.

El otro eje del agenciamiento es el relativo al contenido y la expresión. Dado que el agenciamiento opera sobre el plan de consistencia del CsO, atraviesa también las instancias en que se organizan las componentes de estas últimas, a saber, la materia organizada (contenido) y los compuestos funcionales de tal materia organizada (expresión). Es una suerte de “interestrato” o, mejor aún, “metaestrato” que modifica los estratos. En el agenciamiento, el contenido es denominado “agenciamiento maquínico de deseo” y la expresión “agenciamiento colectivo de enunciación”:

un agenciamiento incluye dos segmentos, uno de contenido, otro de expresión. Por un lado, es agenciamiento maquínico de cuerpos, de acciones y de pasiones, mezcla de cuerpos que actúan los unos sobre los otros; por otro, agenciamiento colectivo de enunciación, de actos y de enunciados, transformaciones incorporales que se atribuyen a los cuerpos. (Deleuze & Guattari, 1988, p. 92DELEUZE, G., GUATTARI, F. “Mille Plateaux. Capitalisme et schizophrénie 2”. Paris: Minuit, 1980. Trad. esp. de J. Vázquez, Valencia: Pre-textos, 1988.)

Es decir, el contenido del agenciamiento remite a un conjunto heterogéneo de objetos (cuerpos, acciones de los cuerpos, afecciones entre cuerpos); la expresión, a una pluralidad semiótica (expresiones gestuales, visuales, cromáticos, rítmicos, lingüísticos, etc. de los cuerpos).

Huelga decir que con el concepto de agenciamiento no se ha hecho más que precisar el estatuto del deseo. En efecto, el agenciamiento no es sino “el inconsciente en persona” (Deleuze & Guattari, 1988, p. 42DELEUZE, G., GUATTARI, F. “Mille Plateaux. Capitalisme et schizophrénie 2”. Paris: Minuit, 1980. Trad. esp. de J. Vázquez, Valencia: Pre-textos, 1988.)16 16 Por cierto, así como ocurría en L’Anti-Œdipe (1972), el capitalismo trabaja de un modo específico los flujos de deseo. En Mille Plateaux (1980) se habla de una “axiomática del capital” – en consonancia paralela con los desarrollos en los cursos de Deleuze (2017) –, la cual obstruye las líneas de fuga de los agenciamientos. Por axiomática se entiende un procedimiento variado de adjunción, sustracción, saturación de los flujos. La política de los agenciamientos, en la medida que es experimental, y a contramano de tal axiomática, trabaja con conjuntos no axiomatizables, no numerables que se sustraen a los axiomas del capital. En tal medida los agenciamientos son siempre “menores”. Por menor hay que entender no una cuestión cuantitativa, sino la distancia respecto a los axiomas, la cualidad no axiomatizable de sus elementos (Cfr. Deleuze & Guattari, 1988, p. 473). .

Pues bien, en Mille Plateaux (1980) la oposición relativa entre grupo-sujeto y grupo-sujetado, entre polo revolucionario y polo fascista, entre equipamiento y agenciamiento, es radicalizada en la inmanencia ontológica del agenciamiento (des/re)territorializador. A fin de cuentas, aquellos no son más que modos específicos de la dinámica de los agenciamientos, sean que opten por una huida en las desterritorializaciones del deseo, sean que opten por una captura en las reterritorializaciones. Lo que otrora se escindía en una dualidad relativa e intercambiable es fundida ahora en una inmanencia radical y procesual. Por tanto, desde el punto de vista del corpus guattariano, entre Psychanalyse et transversalité (1974) y Mille Plateaux (1980) no solo hay una continuidad respecto a la tematización política y colectiva del deseo en torno a un par conceptual (grupo-sujeto/grupo-sujetado), sino también hay una radicalización de la inmanencia productiva y creadora del deseo. De este modo se ha podido advertir que existe una tenaz consistencia entre las originarias propuestas de Guattari en la década del 60, los desarrollos de la década del 70 y los libros que coescribiera con Deleuze: en todos estos períodos ha persistido, como presupuesto, una conceptualización política del deseo en una explícita orientación anticapitalista que ha recibido los nombres variables de grupo-sujeto, producción polívoca, polo esquizo-revolucionaria de las máquinas deseantes y (desterritorialización del) agenciamiento.

Conclusión

En suma, en el tránsito del concepto de grupo-sujeto al de agenciamiento, entre Psychanalyse et transversalité (1974) y Mille Plateaux (1980), Guattari – sin o con Deleuze – ha desarrollado una tematización coherente del deseo desde un punto de vista político a fin de pensar una ofensiva al capital. Para finalizar cabe señalar que, precisamente, esto es lo que falta en las discusiones inicialmente citadas: subrayar la potencia crítica poscapitalista de la obra de Guattari y Deleuze. Por ejemplo, ni DeLanda (2016)DELANDA, M. “Assemblage theory”. Edinburgh: Edinburgh University Press, 2016. ni Buchanan (2021)BUCHANAN, I. “Assemblage Theory and Method. An introduction and guide”. London: Bloomsbury, 2021. inciden en la puesta en cuestión del capital en sus libros más allá de una mención marginal y esporádica, somera y abstracta. A este respecto, recuperar la figura de Guattari y la inmensidad sugerente de su obra – sin que esto signifique suprimir la pertinencia de los conceptos y presupuestos propiamente deleuzianos – permite recobrar una perspectiva revolucionaria donde los conceptos hagan las veces de herramientas políticas. Se trata, por tanto, de experimentar en toda reterritorialización, codificación, equipamiento no un mero juego de palabras efusivo y argótico, sino “a historically determined form of government, oriented to maintain and increase the private possession of capital” (Ayala-Colqui, 2020, p. 380AYALA-COLQUI, J. “Viropolitics and capitalistic governmentality: On the management of the early 21st century pandemic”. Desde el Sur 12 (2), pp. 377-395, 2020.) frente a la cual es menester elaborar estrategias diversas de militancia y de lucha17 17 Como ejemplos inmediatos de esta orientación se puede citar el trabajo hermenéutico de Hirose (2021) y los trabajos apropiativos de Hardt & Negri (2005) y de Alliez & Lazzarato (2016). . Pues, a fin de cuentas, parafraseando a los dos filósofos, las ideas empleadas en su obra, “si son revolucionarias, es porque implican un movimiento más profundo que pone en tela de juicio la axiomática mundial [del capital]” (Deleuze & Guattari, 1988, p. 475DELEUZE, G., GUATTARI, F. “Mille Plateaux. Capitalisme et schizophrénie 2”. Paris: Minuit, 1980. Trad. esp. de J. Vázquez, Valencia: Pre-textos, 1988.).

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    “Universidad Tecnología Lima, Perú”
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    “Universidad Tecnológica del Perú, Lima, Perú”
  • 1
    Cfr. Guattari, 1976, pp. 64, 65 y 96GUATTARI, F. (1974). “Psychanalyse et transversalité”. Paris: La Découverte, 2003. Trad. esp. de F. Azcurra, Buenos Aires: Siglo XXI, 1976..
  • 2
    Cabe señalar que la relación entre el psicoanálisis lacaniano y la política está lejos de ser unívoca. Miller (2017)MILLER, J-A. “Política lacaniana”. Buenos Aires: Colección Diva, 2017., por ejemplo, distingue tres sentidos distintos del término política en los textos de Lacan. Stavrakakis (2010)STAVRAKAKIS, Y. “The Lacanian left. Psychoanalysis, theory, politics”. Edinburgh: Edinburgh University Press. Trad. esp. de L. Mosconi, Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2010., por su parte, estudia el sentido político de la obra lacaniana y la relaciona con diversos herederos a los que denomina “izquierda lacaniana”. No obstante, Lacan no puede ser visto, en primer término, como un político y, menos aún, como un militante: su vinculación con la política pertenece más al orden del subtexto y del paratexto. Además, sus actitudes políticas dejan mucho que decir (y desear). Véase, por ejemplo, los procesos de exclusión de profesores en Vincennes orquestados por él, que en su momento Deleuze y Lyotard denunciaron (Cfr. Deleuze, 2008, pp. 71-73DELEUZE, G. “Deux régimes de fous”. Paris: Minuit, 2003. Trad. esp. de J. Pardo, Valencia: Pre-textos, 2008.). Guattari, por contraste, no es meramente un izquierdista lacaniano que se conforme con reinterpretar un texto y politizar un ámbito cuya consistencia política es ambigua, sino que es, ante todo, un creador de conceptos, una máquina experimental, que va desde las invenciones esquizoanalíticas hasta la ecosofía pasando por las conocidas colaboraciones con Deleuze (Cfr. Guattari, 2015GUATTARI, F. “Qu’est-ce que l’écosophie ?” Paris: NeL, 2015. Trad. esp. de P. Ires, Buenos Aires: Cactus, 2015.). En Guattari, a fin de cuentas, la política no es una dimensión que equívocamente permee la clínica, sino un ámbito amplia y claramente fundamental, rigurosamente transversal. Sobre la relación entre Lacan y Guattari/Deleuze, véase Conde Soto (2019)CONDE SOTO, F. “El objeto del deseo: producción deseante en el esquizoanálisis de Deleuze y Guattari o falta en la teoría psicoanalítica de Jacques Lacan”. Pensamiento. Revista de Investigación e Información Filosófica 75, pp. 963-982, 2019. y Watson (2009)WATSON, J. “Guattari’s Diagrammatic Thought. Writing between Lacan and Deleuze”. London: Continuum, 2009..
  • 3
    “Individuos que producen en sociedad, o sea la producción de los individuos socialmente determinada: este es naturalmente el punto de partida” (Marx, 2007, pp. 3-4MARX, K. “Grundrisse der Kritik der politischen Ökonomie (Rohentwurf) 1857-1858”. Berlin: Dietz Verlag, 1953. Trad. esp. de J. Aricó, M. Murmis y P. Scarón, México: Siglo XXI, 2007.).
  • 4
    En una entrevista de 1991, Guattari confiesa su “pasión por las máquinas” diciendo: “Es una pasión de infancia y de siempre, una pasión animista. En efecto, la descripción de los fenómenos biológicos, sociales, económicos, etc., en términos de estructura me parece insuficiente. Más allá incluso de las concepciones sistémicas, he querido forjar una entidad conceptual que responda no solamente a las relaciones de autorregulación de la estructura del sistema, sino que dé cuenta también de aquellas que desarrolla en el exterior” (Guattari, 2015, pp. 191-192GUATTARI, F. “Qu’est-ce que l’écosophie ?” Paris: NeL, 2015. Trad. esp. de P. Ires, Buenos Aires: Cactus, 2015.).
  • 5
    En tal sentido, no es que ella sea un subproducto del sujeto, sino por el contrario, “el trabajo humano moderno no es sino un subconjunto residual del trabajo de la máquina” (Guattari, 1976, p. 276GUATTARI, F. (1974). “Psychanalyse et transversalité”. Paris: La Découverte, 2003. Trad. esp. de F. Azcurra, Buenos Aires: Siglo XXI, 1976.). Guattari desarrollará esta idea en La révolution moléculaire (1977) cuando habla de “plusvalor maquínico” y “servidumbre maquínica”. Por otro lado, cabe señalar que ya en este texto sobre la estructura y la máquina, fechado en 1969, aparece el concepto de “antiproducción” que luego será usado recurrentemente por Guattari.
  • 6
    Sobre el lugar de este concepto en el esquizoanálisis, véase Kolyri, 2020KOLYRI, C. 2020. “The Body Without Organs in Schizoanalysis”. Deleuze and Guattari Studies 14, 2020, pp. 481-506..
  • 7
    Ya para Deleuze en Différence et répetition (1968)DELEUZE, G. “Différence et répétition”. Paris: PUF, 1968. Trad. esp. de M. Delpy y H. Beccacece, Buenos Aires: Amorrortu, 2002. el Yo es pasivo y larvario, incluso “superado” por la noción de individuación que, en tanto intensiva, resulta ser el engarce entre el ámbito virtual de la Idea y el ámbito actual de las extensiones y las partes.
  • 8
    Hay que notar aquí la diferencia entre máquina deseante y máquina social. Entre ambas no existe una excentricidad: son idénticas y solo se diferencian por el régimen. La producción social no es otra cosa que la producción deseante bajo determinadas condiciones: “Nosotros decimos que el campo social está inmediatamente recorrido por el deseo” (Deleuze & Guattari, 1985, p. 36DELEUZE, G., GUATTARI, F. “L’Anti-Œdipe. Capitalisme et schizophrénie”. Paris: Minuit, 1972. Trad. esp. de F. Monge, Barcelona: Paidós, 1985.). Primero existe el deseo, colectivo, impersonal, maquínico; luego, se da la producción social a partir de aquel. No obstante, esto no debe hacernos eludir la divergencia entre ambas máquinas. En primer lugar, la máquina social funciona solo si no está estropeada: su límite no es el desarreglo, sino el desgaste; la máquina deseante, por el contrario, no funciona más que estropeándose. En segundo lugar, la antiproducción de las máquinas sociales es extrínseca, es decir, solo se produce en condiciones ajenas al proceso de producción; en el caso de las máquinas deseantes ellas producen por sí mismas su instancia antiproductiva. Es más, en el caso de las máquinas deseantes la antiproducción produce una represión originaria (refoulement originaire) a partir del cuerpo sin órganos; en el caso de las máquinas sociales, la antiproducción origina una represión (répression) a partir del cuerpo lleno del socius. Es este socius el que puede presentar tres variaciones – en consonancia paralela a los desarrollos de los cursos Deleuze (2005)DELEUZE, G. “Derrames. Entre el capitalismo y la esquizofrenia”. Buenos Aires: Cactus, 2005 posteriores a su intercambio epistolar e intelectual con Guattari: máquina territorial primitiva, máquina despótica y máquina capitalista. La diferencia entre ellas estriba en el modo en el cual codifican los flujos maquínicos (codificación, sobrecodificación y descodificación respectivamente) (Cfr. Deleuze & Guattari, 1985, p. 39DELEUZE, G., GUATTARI, F. “L’Anti-Œdipe. Capitalisme et schizophrénie”. Paris: Minuit, 1972. Trad. esp. de F. Monge, Barcelona: Paidós, 1985.).
  • 9
    Huelga decir que los dos polos actúan de manera distinta en cada máquina social (territorial, despótica, capitalista): “También es verdad que las catexis sociales se forman sobre el propio socius en tanto que cuerpo lleno y que sus polos respectivos se adaptan necesariamente al carácter o al «mapa» de ese socius, tierra, déspota o capital-dinero (en cada máquina social, los dos polos, paranoico y esquizofrénico, se reparten de manera variable)” (Deleuze & Guattari, 1985, p. 290DELEUZE, G., GUATTARI, F. “L’Anti-Œdipe. Capitalisme et schizophrénie”. Paris: Minuit, 1972. Trad. esp. de F. Monge, Barcelona: Paidós, 1985.).
  • 10
    Esto ha llevado a Franco ‘Bifo’ Berardi (2003)BERARDI, F. “La fábrica de la infelicidad”. Madrid: Traficante de Sueños, 2003. a hablar, en la línea guattariana, de un “semiocapitalismo”. No obstante, en rigor, todo capitalismo es semiótico y, aún más, toda máquina social lo es, puesto que el deseo (y su semiótica) no es ajeno a ninguna producción social. Sobre la amplitud de este concepto en la obra de Guattari y su influencia posterior, véase Genosko (2011)GENOSKO, G. “Guattari’s Contributions to Theory of Semiocapitalism”. En É. ALLIEZ y A. GOFFEY (eds.), 2011, pp. 115-133..
  • 11
    Aquí se aprecia la continuación con la tesis del L’Anti-Œdipe (1972): el deseo como productor de lo real social. Ahora, si comparamos lo afirmado por Guattari con uno de los teóricos célebres del capital, obtenemos lo siguiente. Marx en El Capital (2020)MARX, K. “Das Kapital”. Berlin: Dietz Verlag, 1962. Trad. esp. de V. Romano, Madrid: Akal, 2020. señala que el capitalismo – y como Postone en Marx reloaded. Repensar la teoría crítica del capitalismo (2007)POSTONE, M. “Marx reloaded. Repensar la teoría crítica del capitalismo”. Madrid: Traficante de sueños, 2007. elucida acertadamente – no solo es un modo de producción específico, sino, ante todo, un conjunto de relaciones sociales mediadas por el trabajo (abstracto/concreto) cuya forma elemental no es sino la mercancía. Solo a partir de tal relación social el trabajo deviene abstracto, el valor de cambio predomina sobre el valor de uso y la colectividad humana deviene subjetividad productora de valores (Ayala-Colqui, 2021AYALA-COLQUI, J. “Subjetividad y subjetivación en Marx: una lectura confrontativa a partir de Heidegger y Foucault”. Tópicos 61, pp. 109-144, 2021.). En tal sentido, el capitalismo desborda el ámbito meramente productivo y se instalan en la nervadura de todo el ámbito social (toda relación del socius se encuentra, de hecho, ya mediada por el trabajo abstracto y el valor de cambio), dentro del cual Guattari asume el deseo como componente fundamental: “Por lo tanto, aquí no basta con hablar de una política del Capital. El Capital, como tal, no es nada más que lo político, lo social, lo tecnocientífico, articulados entre sí.” (Guattari, 2017, p. 93GUATTARI, F. “La révolution moléculaire. Essai d’analyse institutionnelle”. Paris: Éditions Recherches, 1977. Trad. esp. de G. de Eugenio, Madrid: Errata Naturae, 2017.). La presencia de Marx en Guattari y Deleuze ha sido documentada, por lo demás, en Chicolino (2018)CHICOLINO, M. “La presencia de Marx en Guattari-Deleuze”. Nuevo Pensamiento. Revista de Filosofía del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Facultad de Filosofía de la Universidad del Salvador 8, pp. 75-176, 2018, Pfeifer (2017)PFEIFER, G. “”. Continental Thought & Theory. A journal of intellectual freedom 1 (4), 2017, pp. 254-269. y Tynan (2009)TYNAN, A. “The Marx of Anti-Oedipus”. Deleuze Studies 3, 2009, pp. 28-52..
  • 12
    Deleuze en una entrevista de 1980, ante la pregunta sobre cuál es la unidad del libro Mille Plateaux, indica: “Sería quizás la noción de agenciamiento, que sustituye a la de máquinas deseantes” (2008, p. 166; traducción modificada).
  • 13
    Entrecomillamos la anterioridad puesto que el CsO no cesa de existir cuando adviene la organización: “El CsO es el huevo. Pero el huevo no es regresivo: al contrario, es contemporáneo por excelencia, uno siempre lo arrastra consigo como su propio medio de experimentación, su medio asociado. El huevo es el medio de intensidad pura, el spatium, y no la extensio […]. El CsO no es el niño “anterior” al adulto, ni la madre “anterior” al hijo: es la estricta contemporaneidad del adulto, del niño y del adulto, su mapa de densidades y de intensidades comparadas, y todas las variaciones en ese mapa. El CsO es precisamente ese germen intenso en el que no hay, no puede haber padres ni hijos (representación orgánica)” (Deleuze & Guattari, 1988, p. 169DELEUZE, G., GUATTARI, F. “Mille Plateaux. Capitalisme et schizophrénie 2”. Paris: Minuit, 1980. Trad. esp. de J. Vázquez, Valencia: Pre-textos, 1988.). Por lo demás, hay que notar que la descripción del CsO presenta un vocabulario fuertemente deleuziano: es un ámbito de “intensidad”. Recordemos que en Différence et répetition (1968) Deleuze tematizaba tres ámbitos ontológicos: lo virtual, lo intensivo y lo actual, siendo la intensidad (diferencia de grado) aquello que “dramatiza” la virtualidad (diferencia de naturaleza) y que, por tanto, permite actualizar la différentiation en différenciation. Esta misma tridimensionalidad ontológica deleuziana reaparece en Mille Plateaux (1980) para articularse, por supuesto, con las nociones propiamente guattarianas.
  • 14
    Dado que los estratos se multiplican y no son aislables, se puede hablar de “epistratos” (estratos entre estratos) y dado que los estratos pueden fragmentarse, cabe hablar de “paraestratos”: “Un estrato sólo existía en sus epistratos y paraestratos, de suerte que, en última instancia, éstos debían ser considerados por su cuenta como estratos.” (Deleuze & Guattari, 1988, p. 58DELEUZE, G., GUATTARI, F. “Mille Plateaux. Capitalisme et schizophrénie 2”. Paris: Minuit, 1980. Trad. esp. de J. Vázquez, Valencia: Pre-textos, 1988.).
  • 15
    Comentando a Foucault, Deleuze señala “el diagrama o la máquina abstracta es el mapa de las relaciones de fuerzas, mapa de densidad, de intensidad, que procede por uniones primarias no localizables, y que en cada instante pasa por cualquier punto” (Deleuze, 1987, p. 63DELEUZE, G. “Foucault”. París: Minuit, 1986. Trad. esp. de J. Vázquez, Barcelona: Paidós, 1987.). Por otro lado, ya Guattari en Lignes de fuite (1979) utilizaba tal concepto: “Con las máquinas abstractas y su plano de consistencia, son puestas al día rupturas entre los estratos y se vuelve posible un pasaje de la energía más desterritorializada” (Guattari, 2013, pp. 167-168GUATTARI, F. [1979]. “Lignes de fuite”. Paris: Éditions l’Aube, 2011. Trad. esp. de P. Ires, Buenos Aires: Cactus, 2013.).
  • 16
    Por cierto, así como ocurría en L’Anti-Œdipe (1972), el capitalismo trabaja de un modo específico los flujos de deseo. En Mille Plateaux (1980) se habla de una “axiomática del capital” – en consonancia paralela con los desarrollos en los cursos de Deleuze (2017)DELEUZE, G. “Derrames II. Aparatos de Estado y axiomática capitalista”. Buenos Aires, Cactus, 2017. –, la cual obstruye las líneas de fuga de los agenciamientos. Por axiomática se entiende un procedimiento variado de adjunción, sustracción, saturación de los flujos. La política de los agenciamientos, en la medida que es experimental, y a contramano de tal axiomática, trabaja con conjuntos no axiomatizables, no numerables que se sustraen a los axiomas del capital. En tal medida los agenciamientos son siempre “menores”. Por menor hay que entender no una cuestión cuantitativa, sino la distancia respecto a los axiomas, la cualidad no axiomatizable de sus elementos (Cfr. Deleuze & Guattari, 1988, p. 473DELEUZE, G., GUATTARI, F. “Mille Plateaux. Capitalisme et schizophrénie 2”. Paris: Minuit, 1980. Trad. esp. de J. Vázquez, Valencia: Pre-textos, 1988.).
  • 17
    Como ejemplos inmediatos de esta orientación se puede citar el trabajo hermenéutico de Hirose (2021)HIROSE, J. “¿Cómo imponer un límite absoluto al capitalismo? Filosofía y política de Deleuze y Guattari”. Buenos Aires: Tinta Limón, 2021. y los trabajos apropiativos de Hardt & Negri (2005)HARDT, M. & NEGRI, A. “Empire”. Cambridge: Harvard University Press. Trad. esp. A. Bixio, Barcelona: Paidós, 2005. y de Alliez & Lazzarato (2016)ALLIEZ, É., LAZZARATO, M. “Guerres et Capital”. Paris: Éditions Amsterdam, 2016..

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Fechas de Publicación

  • Publicación en esta colección
    29 Mayo 2023
  • Fecha del número
    Abr 2023

Histórico

  • Recibido
    05 Nov 2021
  • Acepto
    18 Ene 2022
  • Corregido
    04 Ago 2023
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