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Reviewed by:
  • Mundos alternos y artísticos en Vargas Llosa by Hedy Habra
  • Juan E. de Castro
Habra, Hedy. Mundos alternos y artísticos en Vargas Llosa. Madrid: Iberoame-ricana/Vervuert, 2012. 212 pp.

En esta importante contribución al estudio de la novelística de Mario Vargas Llosa, Hedy Habra investiga el papel de lo visual y en especial el de las artes plásticas en la narrativa del maestro peruano. Para Habra, lo visual en Vargas Llosa va mucho más allá de reflejar la consabida pasión del Nobel por la pintura, el arte que, “más le gusta a Vargas Llosa, después de la literatura” (41), y que es, en palabras del novelista, “una rama de la ficción … que completa al mundo real y le añade una dimensión que éste no tiene” (cit. en 41). La écfrasis en Vargas Llosa no se limita a la mera descripción de obras de arte, aunque, por cierto, ésta se dé en Elogio de la madrastra y Los cuadernos de don Rigoberto, que no sólo las incorporan como elementos centrales en la generación de la trama, sino que incluyen reproducciones de pinturas y dibujos, o en El paraíso en la otra esquina, que tiene a Paul Gauguin como uno de sus protagonistas. Para Habra, la écfrasis se convierte en la “manera en la cual el autor se vale del signo lingüístico para elaborar imágenes o reproducir el arte visual, principalmente las fotografías y las pinturas, mediante las fantasías o ensueños de sus personajes, lo cual los convierte en creadores de ficción” (11). [End Page 188]

Por lo tanto, el análisis de la presencia de la pintura y fotografía en el mundo ficcional de Vargas Llosa y el impacto de éstas en la psique de los personajes lleva a Habra al estudio de la capacidad de los personajes “para inventar, soñar, y construir mundos posibles dentro de la narrativa de referencia” (12). Así, además de dedicarle capítulos a las novelas ya mencionadas, a la presencia de las litografías eróticas—y su papel en la imaginación voyeurística de Cayo Bermúdez—en Conversación en La Catedral, y a la función de la fotografía en El hablador, Habra estudia La fiesta del chivo, en particular a su protagonista Urania, a quien ve como un ejemplo negativo de esta capacidad para construir “mundos alternos”, y al personaje de Lituma, recurrente a lo largo de varios textos del Nobel, quien “demuestra tener una imaginación fértil y crea submundos que visualiza mediante un lenguaje dotado de cualidades cinematográficas” (12). A lo largo del estudio, estos “mundos alternos” creados por los personajes vargasllosianos son consistentemente comparados a cortometrajes, de esta manera incorporando otra arte visual al análisis.

A pesar de que Habra considera que la evolución de Vargas Llosa “hace evidente la imposibilidad de encasillar su producción literaria” (10)—ésta incluiría “obras maestras de la modernidad” (9), como sus clásicos de los sesenta, obras claramente postmodernas, como las novelas de los setenta y los ochenta, y, a partir de La fiesta del chivo, obras que representarían una “vuelta a la novela total” (10)—Mundos alternos estudia la obra del Nobel desde una perspectiva postmoderna. Basándose en Brian McHale, se define a la literatura moderna como dominada por “estrategias narrativas epistemológicas, centradas en los modos y problemas del conocimiento de la realidad y su transmisión ficcional” (13). Siguiendo al mismo teórico, Habra propone que la literatura postmoderna se caracteriza por la presencia de “estrategias ontológicas que se refieren a la invención de mundos plurales, así como la manera de existencia de estas realidades y a los efectos de confrontarlas” (13). Obviamente, no se trata necesariamente de estrategias excluyentes. Lo que determinaría la clasificación de una obra como moderna o postmoderna sería el carácter dominante de una u otra estrategia narrativa. Uno de los capítulos más logrados en el estudio versa sobre lo visual en Conversación en La Catedral, tal vez...

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