Revista de Estudios Hispánicos

En el marco del cada vez más productivo campo de estudios críticos sobre cine Latinoamericano contemporáneo podemos situar el excelente tomo editado por Jens Andermann y Álvaro Fernández Bravo, cuyo objetivo es examinar el resurgimiento de los cines nacionales en Brasil y Argentina desde 1990, a través de lo que los críticos denominan “el retorno de lo real”. Gonzalo Aguilar, en su estudio pionero de 2006, Otros mundos. Un ensayo sobre el nuevo cine argentino, ya había argumentado que el “Nuevo Cine Argentino” rechazaba el imperativo de politización del cine de las décadas del sesenta y el setenta—su entonación didáctica y su búsqueda identitaria—; según Aguilar, sus personajes marginales carecían de un sentido de progresión o cambio y el pueblo se representaba de modo opaco, inaccesible, carente de una sustancia fundamental. Andermann y Fernández Bravo llevan esta hipótesis aún más allá, al explorar el sentido en que el “Nuevo Cine” revisa las condiciones y presupuestos del cine de 1960 y 1970—su búsqueda de un nexo con el “otro” popular, así como de una enunciación democratizadora—, pero esta vez, exponiendo las ambigüedades de toda intención realista y evitando todo diagnóstico social totalizador. Según Andermann y Fernández Bravo, el Nuevo Cine complejiza la indagación de lo “real” a través de un cuestionamiento de los límites entre la ficción y el documental, la experiencia y la performance, la realidad y la puesta en escena. Es en esta intersección que los críticos encuentran el pivote fundamental para pensar la tensión entre experiencia social y representación cinematográfica en el cine brasileño y argentino actual como “evento performativo” que produce lo real, y que incluye sus propias condiciones de recepción. Los críticos se proponen, además, relacionar dichos hallazgos estético-políticos con los contextos específicos de producción y distribución cinematográfica de Brasil y Argentina a fines del siglo XX y principios del XXI, desafiando la noción de un cine Latinoamericano unificado y complejizando la idea de un “cine mundial”.

El libro contiene una amplia variedad de ensayos que abarcan cine de ficción, documental, cine-arte, cine comercial, T.V. y video digital, escritos por especialistas en estudios audiovisuales. José Carlos Avellar interroga el punto de intersección entre ficción y documental, problematizando la relación entre la mirada de la cámara y la escena observada. David Oubiña argumenta que el Nuevo Cine realiza una interpretación exotizada de sus personajes, reificando las condiciones sociales que se propone criticar, y aboga por una mirada auto-reflexiva de sus propias condiciones de producción. Andréa França, en su análisis de films que re-escenifican episodios de violencia histórica, propone que establecen nuevas relaciones entre experiencia y artificio y que revelan el punto en que el archivo se enfrenta a su propia imposibilidad de totalización. Edgardo Dieleke examina el carácter construido de las representaciones de lo “real” en el cine argentino, que escapan de lo exótico y enfatizan el carácter opaco de la imagen. Joanna Page considera documentales que [End Page 173] toman a lo performativo como objeto y tema y argumenta que, al problematizar la relación entre experiencia vivida y actuada, abren la posibilidad de auto-conciencia y reflexividad por parte de los sujetos representados. Ivana Bentes investiga la relación entre violencia, poder e imagen en distintos medios audiovisuales y propone que el discurso del miedo y la fascinación con la periferia tienen como resultado la espectacularización de la violencia y la exclusión social. El ensayo de Robert Stam analiza la representación de la masacre en la prisión brasileña de Carandiru en distintos medios audiovisuales contemporáneos, como modos...