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  • Realidades de vanguardia. Nuevas percepciones en El profesor inútil
  • Nuria Godón-Martínez

No podemos modelar la Verdad, sí podemos modelar la “Realidad.” Pero, en vez de aplicarnos a modelarla, preferimos dejarnos modelar por ella. Crece el número de hombres “receptivos,” baja el de los “creadores.”

Benjamín Jarnés (Límites y lecturas 21)

Desde este postulado, Benjamín Jarnés (1888–1949) aboga por una nueva forma de arte que representa, de una manera diferente, todo aquello que circunda al hombre. Como parte de los intelectuales de las vanguardias europeas, el autor aragonés se rebela contra la representación mimética del mundo exaltada en el siglo XIX. Su crítica hace notoria la pasividad del receptor ante la obra artística y lo insta a modelar, esto es, a crear una nueva forma de ver y expresar su realidad. Dentro del contexto español, la prosa vanguardista de Jarnés continúa la renovación del género iniciada ya en esta prodigiosa Edad de Plata por autores como Azorín y Unamuno, dos de sus grandes influencias a la hora de expresar una realidad no sujeta a las expectativas del público.

Si bien este autor rechaza la estética tradicional de corte decimonónico, tampoco acepta el rótulo de deshumanización del arte, que en principio gran parte de la crítica atribuyó a muchos de los seguidores del movimiento de vanguardias en España. En los últimos años, son varios los estudiosos que coinciden en que Jarnés supera la fórmula orteguiana de la deshumanización del arte. A raíz de la propuesta elaborada por Emilia de Zuleta en su libro Arte y vida en la obra de Benjamín Jarnés (1977) han salido a la luz trabajos que apoyan la postura de la investigadora argentina sobre la vertiente humanizadora en la obra de Jarnés. Es más, se ha percibido al autor como un humanista (Mora de Frutos 4) capaz de proyectar en sus obras el carácter humano. En esta vertiente, se ha considerado que Jarnés expresa el carácter [End Page 381] humano por medio de un espíritu vitalista (Zuleta 26; Herrero-Senés 28), de lo erótico (Fuentes 25) e incluso de la relación que se establece entre sus personajes y el paisaje (Martínez Díaz 3).1

Tomando en cuenta estos acercamientos, el presente estudio hace un recorrido por la estética vanguardista expuesta en El profesor inútil (1926). El objetivo es mostrar cómo la prosa de Jarnés se construye bajo artefactos vanguardistas con los que exponer nuevas percepciones de la realidad sin desvincularse por ello de lo humano.2 Analizo la manera en la que Jarnés se despoja de la visión uniformada de la realidad a favor de nuevas impresiones adquiridas por la mirada subjetiva del artista. Esta mirada acentúa lo humano a través del cuerpo, puesto que en varias ocasiones el goce artístico emerge de la obra sobre las referencias al cuerpo humano, esenciales para asimilar el movimiento incesante, la multiplicidad y diversidad de la vida moderna.

En “Discurso a Herminia,” el profesor se debate entre reproducir a su alumno, Juan, lo que durante siglos se ha expuesto en los libros o en enseñarle a partir de hechos concretos y humanizados. Sólo cuando el profesor rompe sus frenos como académico, Juan empieza a escucharle y el profesor se percata de que hasta esa mañana:

[y]o no había comenzado a hablar. Lo supe unos días después. Tenía que desprenderse el hombre de su cáscara profesional para encontrarse frente a frente con el otro . . . aunque ya, entonces, ¿qué lección podría darse y recibirse sino una pura lección de humanidad?

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Jarnés apela en esta secuencia a la liberación del poder creador de las personas. De la experiencia individual deben partir las enseñanzas de la vida. Esto conduce a la inutilidad del profesor, pues lo fundamental es que cada uno sea capaz de crear, y por lo tanto, de modelar...

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