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Psykhe (Santiago)

On-line version ISSN 0718-2228

Psykhe vol.15 no.2 Santiago Nov. 2006

http://dx.doi.org/10.4067/S0718-22282006000200010 

PSYKHE 2006, Vol.15, Nº 2, 105-116

ARTICULO

Paternidad: Representaciones Sociales en Jóvenes Varones Heterosexuales Universitarios sin Hijos

Fatherhood: Social Representations of Heterosexual Young Male College Students Without Children

Gonzalo Gallardo, Esteban Gómez, Magdalena Muñoz y Nicolás Suárez
Pontificia Universidad Católica de Chile

Dirección para Correspondencia


RESUMEN

Se presenta los resultados de una investigación cualitativa acerca de Representaciones Sociales sobre Paternidad, en jóvenes varones universitarios sin hijos, entre 18 y 25 años de edad. Se utilizó metodología cualitativa con un diseño de carácter descriptivo-analítico, recolectando los datos mediante cuatro grupos focales, y analizando los resultados a través del método de la Teoría Empíricamente Fundada. El fenómeno principal consignado en esta investigación consiste en la transformación de la Paternidad-Tradicional y el surgimiento de una Nueva-Paternidad, en donde las cualidades evaluadas como positivas de la Paternidad-Tradicional se conservarían, pero transformadas mediante el proceso central de incluir la afectividad en la representación social de paternidad.

Palabras Claves: representaciones sociales, paternidad, afectividad.


ABSTRACT

Results of a qualitative research about Social Representations of Fatherhood, on young male college students without children, between 18 and 25 years of age, are presented. A qualitative methodology with a descriptive-analytical character design was used. Data was gathered from four focus group interviews, and results were analyzed using the Grounded Theory Method. The main phenomena consigned on this research has to do with the transformation of traditional fatherhood and the emergence of a new fatherhood, in which those characteristics that are valued positively in traditional fatherhood would be conserved, but transformed by the central process of including the affectivity in the social representation of fatherhood.

Keywords: social representations, fatherhood, affectivity.


En las últimas décadas se ha producido una transformación cultural influida por lo se ha señalado como el fenómeno de la posmodernidad (Berciano, 1998; Brunner, 1998; Roa, 1995), constatándose un debilitamiento en las relaciones sociales de autoridad (Ehrenberg, 1999; Gergen, 1997; Lipovetsky, 1986) y en las estructuras o representaciones sociales (RS) fijas e incuestionables acerca de cómo se debe vivir la vida (Bauman, 2001). Una de las consecuencias de estas transformaciones sería la progresiva desvalorización y desacreditación de la figura del Padre (Morandé, 1996).

En Chile, el Informe de Desarrollo Humano (PNUD, 2002) constata la fragilidad de los imaginarios colectivos actuales, un protagonismo del consumo y los mass media, una creciente individualización, el debilitamiento de las tradiciones y una diversidad social segmentada, entre otros. Estos cambios habrían influenciado en gran medida la transformación de los roles tradicionales de género.

El concepto de Género articula las características que la cultura produce y atribuye a cada sexo, prescribiendo roles y conductas propias a hombres y mujeres. Masculinidad y feminidad serían construcciones sociales interrelacionadas y susceptibles de cambio (Astudillo, 2004).

Tradicionalmente, se le adjudicaba a la mujer las tareas de crianza y cuidados de los hijos. Al hombre se le asignaban características de dominación, independencia y estatus en el campo de lo público. Estos estereotipos estarían modificándose, transformándose los modelos hegemónicos de paternidad patriarcal y multiplicándose los significados y RS asociadas al fenómeno (Aguayo & Romero, 2006; Astudillo, 2004; Fuller, 2000a; Olavarría, 2001; Rivera & Ceciliano, 2004).

La presente investigación tuvo como objetivo identificar las RS de estudiantes universitarios heterosexuales de clase media sin hijos, sobre la paternidad. Estos sujetos pertenecerían al grupo en que la influencia de la posmodernidad es más profunda, al estar más expuestos a los procesos de globalización (Olavarría, 2000). Considerando la carencia de investigaciones nacionales en este grupo de sujetos y la elevada probabilidad de que éstos sean padres, resulta relevante focalizarse en dichas RS. Así, los resultados de esta investigación pretenden constituirse en un aporte al conocimiento académico.

En este estudio se abordó: (a) significados asociados a "paternidad", (b) RS acerca del rol, (c) fuentes de influencia que las configuraron, (d) aspiraciones y expectativas, (e) miedos y dificultades sobre paternidad y (f) lugar que ocupa la paternidad en el proyecto de vida.

Antecedentes

La paternidad como objeto de estudio articula "mecanismos sociales de regulación, mecanismos culturales de representación y mecanismos subjetivos que dan sentido a la vivencia personal" (Ortega, Centeno & Castillo, 2005, p. 38). En este artículo, se aborda el componente cultural de representaciones sociales.

Las RS, en tanto conocimiento cotidiano de características particulares, se definen como una construcción sociocultural (Wagner & Elejabarrieta, 1994), cuyos contenidos son influenciados por procesos emergentes desde lo social, influyendo a su vez sobre dicha realidad (Jodelet, 1988 citado en Avendaño, Krause & Winkler, 1993). Así, las RS se refieren a imágenes y modelos que explican algún fenómeno relevante para un grupo social determinado (Avendaño, Krause & Winkler, 1993).

Según Moscovici (1984), las RS tienen dos características centrales: (a) son una forma específica de comprender y comunicar el conocimiento de las personas y (b) se re-construyen constantemente según el mundo social se modifica, exigiendo la adaptación a nuevas condiciones de la realidad circundante.

La profundización de las RS sobre paternidad y la clarificación de los factores que influencian la relación padre-hijo(a), se ha tornado una tarea de importancia para la investigación social (Barker, 2003; Rivera & Ceciliano, 2004), especialmente si se considera que en las políticas públicas y legislación Latinoamericanas se sigue excluyendo a los hombres como padres (o bien se los incluye punitivamente). Esto generaría una importante barrera para la participación masculina en los programas derivados de dichas políticas (Aguayo, 2003; de Keijzer, 2001).

Perspectivas Teóricas que Enmarcan el Discurso sobre Paternidad

Entre los elementos relevantes para comprender el discurso sobre Paternidad, está la evolución del Sistema Patriarcal, que se define como una estructuración sociocultural en la que los varones adultos dominan al resto de la comunidad (de Keijzer, 2001; Vera, 1987). El sistema patriarcal ha sido la matriz de desarrollo y validación cultural de la denominada masculinidad hegemónica, dentro de la cual se comprende la Paternidad-Tradicional. A este respecto, se ha señalado que:

Tradicionalmente la responsabilidad de los hombres frente a su familia ha sido la de proveedor en un sentido económico y la de no involucramiento en el cuidado y desarrollo temprano de los hijos, ni de dar muestra de cariño, por considerarse esto como una responsabilidad propia de las mujeres. También ha sido una responsabilidad tradicional de los hombres ejercer control sobre la conducta de sus hijas e hijos… (Ortega, Centeno & Castillo, 2005, p. 37).

En esta línea, Jiménez (2004) muestra que las representaciones tradicionales de paternidad se inscriben en las construcciones sociales como un opuesto del referente femenino materno naturalizado y sacralizado socialmente. Según la autora, se ha generado a través de la historia una noción del amor materno como fruto de lo natural, indubitable e irreemplazable.

En las últimas décadas, estas características se han visto trastocadas por cambios económicos, sociales y políticos como: exigencia de mayores ingresos familiares para satisfacer las necesidades vinculadas a una sociedad de consumo; deterioro del poder adquisitivo; la incorporación de las mujeres a la vida pública; creciente urbanización; cuestionamientos desde movimientos feministas y homosexuales; cambios en las relaciones de género y familia, y políticas públicas y leyes de protección de la familia, la infancia y la mujer (Astudillo, 2004; de Keijzer, 2001; Fuller, 2000a; PNUD, 2002). Todo ello se ve reflejado en el actual replanteamiento y transformación de los roles tradicionales masculinos, siendo uno de sus síntomas la confusión creciente que muchos hombres tienen sobre lo que la sociedad espera de ellos como hombres y como padres (Olavarría, 2001). Este replanteamiento del modelo hegemónico de masculinidad y paternidad muestra discontinuidades en la sociedad chilena; así, "los varones más jóvenes, urbanos y con mayor escolaridad aparecen más cuestionadores de la paternidad de sus propios padres, del modelo tradicional" (Aguayo & Romero, 2006, p. 3).

Autores como Rivera y Ceciliano (2004) y Chodorow (1994 citada en Fuller, 2000a), plantean que la figura de un padre proveedor no resulta suficiente para apoyar el desarrollo emocional de sus hijos e hijas. Asimismo, estos autores exhortan al desarrollo de una Nueva-Paternidad que incluya un mayor involucramiento afectivo con el niño/niña, participando "responsablemente en todas las actividades de los menores, sin necesidad de femenizarse; pues de la masculinidad pueden rescatar elementos positivos para el ejercicio de una paternidad responsable" (Rivera & Ceciliano, 2004, p.33). En este sentido, Gilmore (1990 citado en Fuller, 2000a) podría leerse como un aporte al desarrollo de una paternidad no feminizada, al defender una masculinidad asociada a un sistema moral denominado "hombría real": generosidad desinteresada hasta el punto del sacrificio de la propia vida si es necesario defender y proveer de un refugio seguro a "su gente".

Para Morandé (1996) la paternidad sería una experiencia de profundo significado humano, íntimamente ligada a la donación incondicional e irrevocable de la libertad propia para asumir la responsabilidad por la existencia del hijo, cuyo nacimiento marca un hecho que acompañará a los progenitores toda su vida. Según el autor, esto necesita ser reaprendido por los padres de la posmodernidad para poder asumirse plenamente como tales.

Funciones Asociadas al Rol Paterno

Desde la literatura revisada, aparece mencionada la función de sostener a la madre en sus labores mediante un apoyo cotidiano, afectivo y material a la misma, sin señalar la responsabilidad directa del padre en las tareas de cuidado y crianza del hijo (González, 1991; Lamb, 1997). Esta interpretación de la función paterna se enmarcaría en lo que para otros autores se conoce como paternidad hegemónica o tradicional (de Keijzer, 2001; Olavarría, 2000, 2001), en la cual emerge una división sexualizada de las tareas de crianza: la madre es considerada como responsable principal del cuidado del hijo y el padre funciona como un sostén de la madre.

Otra función es la intervención del padre en la formación de sus hijos, la cual no se limita a la satisfacción de las necesidades materiales, sino que incluye la estimulación de su desarrollo psíquico y espiritual, mostrando un ideal de sociedad y un código ético y valórico (González, 1991).

Una última función identificable, es la de ser un agente catalizador o facilitador de la integración del hijo al mundo (González, 1991). El padre debe introducir al hijo a los distintos espacios socioculturales, incentivando el trabajo, la vida pública, la religiosidad y espiritualidad (Olavarría, 2001).

Investigaciones Actuales Sobre Paternidad

En un informe realizado para UNICEF por Aguayo (2003), se concluye que la paternidad es un tema emergente en Ciencias Sociales y se destaca la existencia de un modelo predominante de paternidad hegemónica, con las características antes señaladas.

Recientes investigaciones cualitativas sobre masculinidad y paternidad realizadas en Latinoamérica, se centran en los significados de la paternidad y su relación con el sistema social sexo-género. En Perú, se reconstruyó significados y prácticas de la paternidad con padres varones de niveles medios y populares, en sectores urbanos y rurales (Fuller, 2000c). En Colombia, Viveros (2000) ha investigado los significados atribuidos a la paternidad y su ejercicio en sectores medios y populares. En Venezuela, Mora, Otálora y Recagno-Puente (2005) investigaron los significados asociados al hijo en hombres y mujeres de sectores menos favorecidos. En Chile, Olavarría (2000) ha realizado investigaciones sobre significados de la paternidad con varones que eran padres. En México, Alatorre y Luna (2000) investigaron los significados y prácticas de la paternidad en hombres y mujeres de sectores medios y populares. En Brasil, Fachel (2000) estudió en distintas ciudades las RS sobre sexualidad y reproducción. Estos estudios muestran que en la construcción de la identidad masculina la paternidad emerge como un eje central (Fuller, 2000a). Más allá de las diferencias en las prácticas concretas, y si bien no existe una visión única de los significados asociados, el padre se concibe en estas investigaciones como:

… aquel que protege, provee, forma y educa (...) [asimismo, la paternidad] se vive como el momento en que se cierra la etapa juvenil, significa un reordenamiento de la vida del varón y su inserción a un nuevo período en el que obtiene pleno reconocimiento social (Fuller, 2000a, p. 28).

En la misma línea, en las investigaciones mencionadas, "aparece un nuevo mandato moral que se resume en dos grandes demandas: diálogo horizontal entre padres e hijos/hijas y mayor participación del padre en la crianza de los hijos" (Fuller, 2000a, p. 28). Sin igualar este mandato a la afirmación de que en el pasado no hayan existido padres cercanos e involucrados en la crianza de sus hijos, sí se señala que "los varones de hoy en día se contrastan claramente con un modelo de paternidad más distante y reclaman mayor cercanía" (Fuller, 2000a, p. 28).

Tensionando el discurso social, y de la mujer en particular, que demanda a los hombres una mayor participación e involucramiento en la crianza, resultan interesantes las conclusiones de la investigación de Mora, Otálora y Recagno-Puente quienes señalan que:

La sobrevaloración del rol materno impide que el padre asuma a su vez otras funciones con respecto al hijo. La madre debería ceder parte de su espacio en la relación exclusiva con el hijo, y dejar así que el padre aprenda a tener una mayor proximidad en la crianza (2005, p. 131).

Además, cabe destacar que un número importante de hombres expresa su incompetencia para desempeñarse conforme a las exigencias y expectativas actuales sobre su rol como padres, debido a la existencia de una jornada laboral muy extensa y la ampliación de los días trabajables (Olavarría, 2001).

Investigaciones en Chile Sobre Paternidad

José Olavarría (2000, 2001) ha realizado investigaciones sobre significados de paternidad con padres heterosexuales de sectores medios y bajos. Claudia Cruzat (2003) investigó RS sobre paternidad, con cuarenta jóvenes varones de sectores populares, con y sin hijos. Sonia Montecino (2002) realizó un estudio cualitativo en quince hombres y quince mujeres evangélicos de la comuna de La Pintana sobre las representaciones y relaciones de género, entre cuyos elementos investigó la paternidad. Otra investigación es la de Escobar y Muñoz (1995) que estudiaron la experiencia subjetiva de paternidad en padres adolescentes.

Como primer hallazgo, cabe señalar que a nivel nacional el cuestionamiento a la Paternidad-Tradicional proviene de la necesidad de lograr relaciones más cercanas e íntimas, requerimiento frente al cual muchos hombres se sienten incapaces de responder, debido a la ausencia de referentes que puedan servir como modelos de interacción (Montecino, 2002; Olavarría, 2000).

Para los varones más jóvenes, un padre debe ser expresivo en sus sentimientos y cariñoso con sus hijos y participar e involucrarse en las actividades de éstos (Cruzat, 2003; Olavarría, 2001). La intensidad de esta forma de relacionarse disminuye con padres de generaciones anteriores.

… los jóvenes de sectores medios alto, empiezan a plantearse nuevas formas de paternidad que apuntan a compartir la calidad de proveedores con sus parejas con una mayor intensidad afectiva y a participar más activamente en la crianza, formación y acompañamiento de los hijos (Olavarría, 2000, p. 171).

Mediante la comparación con su experiencia de haber sido hijos, los varones aprenden a analizar las decisiones e historia de crianza que tienen o han tenido con sus propios hijos (Cruzat & Aracena, 2006; Olavarría, 2001). Además, se constata que el aprendizaje sobre la paternidad en los hombres, se deriva en gran medida de lo que aprendieron de su padre y de su madre. En esta línea, se señala que el aprendizaje de ser padre comienza a través de la internalización de su figura paterna en la vida cotidiana, con una persona que ejerce de padre y/o por la representación que hacen de él la madre y/u otros familiares, frente a la cual se busca la imitación o la diferenciación (Cruzat, 2003; Olavarría, 2001). Para hombres de sectores populares evangélicos, se ha encontrado que el modelo de aprendizaje estaría fuertemente anclado en la enseñanza de la Biblia y la imitación de la imagen de Dios Padre (Montecino, 2002).

Olavarría (2001) señala que si bien el afecto y la expresión de cariño eran relevantes, los padres limitaban la interacción emocional como una forma de prevenir en sus hijos hombres toda clase de conductas que pudiesen ser etiquetadas como femeninas o que sugirieran homosexualidad, lo que puede consignarse como un miedo asociado a la paternidad. Otro miedo asociado, sería la cesantía. Ya que la función económica y laboral sigue apareciendo como central para los padres, uno de los principales factores atribuidos al riesgo de abandono paterno es la cesantía (Cruzat, 2003).

La función proveedora del padre, cuestionada como insuficiente en estratos socioeconómicos altos, se muestra como una conquista positiva en sectores populares evangélicos. Se constata la presencia de una "identidad masculina en tránsito", que reelabora los patrones populares tradicionales de virilidad. Así, ser padre surge como un aprendizaje que "se configura (…) en la noción del proveedor que "invierte" la plata en la familia, que no derrocha y que contribuye a la reproducción cotidiana y futura del núcleo. De ahí, entonces, surge el concepto de ser `responsable' " (Montecino, 2002, p. 83).

La paternidad es significada por los varones en general como un conflicto que los limita, en tanto implica profundas modificaciones en sus proyectos de vida. Dichos cambios devienen de las responsabilidades que se asocian a mantener o participar en la conformación y desarrollo de una familia (Olavarría, 2001). Un elemento que facilita incluir a los hijos(as) en el proyecto de vida, es significar la paternidad positivamente (Escobar & Muñoz, 1995).

Con respecto a las vivencias asociadas a la paternidad novata, la gran mayoría se siente incompetente y poco preparada. Los jóvenes se sienten solos y desamparados y con menos apoyo que las adolescentes embarazadas, tanto de su familia, como de las instituciones o programas (Cruzat & Aracena, 2006). Escobar y Muñoz (1995) señalan que los padres adolescentes ven la relación con su hijo y la madre de éste en términos de una unidad afectiva, estando en algunos de ellos la relación con el hijo condicionada a la relación de pareja.

En conclusión, se plantea que las RS de paternidad actual incluyen como componentes característicos y diferenciadores (en relación a la Paternidad-Tradicional) la cercanía afectiva de los padres en la vida diaria, la comunicación, la tolerancia y la flexibilidad. También los diferenció el mayor compromiso en la crianza de los hijos y la participación en las actividades domésticas (Olavarría, 2001).

Método

Diseño

La presente investigación, de diseño descriptivo-analítico y relacional, empleó una metodología de carácter cualitativo (Flick, 2004). El acceso a los procesos subjetivos de los jóvenes por medio de metodología cualitativa, permitió construir conocimientos teóricos sobre las RS asociadas a la paternidad de forma estructurada y flexible a partir de los datos obtenidos (Ruiz, 1996).

Participantes

Se utilizó un Muestreo Intencionado (Flick, 2004) a través de los criterios de inclusión y selección de la muestra. El marco muestral se definió en términos de los rasgos prescritos en el campo de estudio, es decir: jóvenes universitarios heterosexuales de nivel socioeconómico medio, de entre 18 y 25 años de edad, sin hijos. Los sujetos se seleccionaron en base a los criterios señalados, considerando diversas carreras (Ingenierías, Psicología, Educación, Derecho, Enfermería, Agronomía, Sociología) y universidades (Universidad Católica, Universidad Diego Portales, Universidad de las Américas y Universidad de Santiago).

Recolección de Datos

La técnica utilizada fue el Grupo Focal, por facilitar el intercambio de ideas entre los participantes a partir de sus sentimientos, creencias y experiencias, brindando así información en profundidad sobre el tema en cuestión (Andrade, Shedlin & Bonilla, 1987). Se utilizó el material de tres grupos focales (N = 6, 7 y 6 participantes) realizados el año 2003 por miembros del equipo actual de investigación y se realizó un grupo focal el año 2005 (N = 8 participantes), para aportar nueva información. En total se realizó 4 grupos focales, con un N = 27 sujetos. Todos los grupos focales fueron guiados por objetivos y criterios muestrales similares. A cada sujeto se le solicitó su participación y aseguró el manejo confidencial de la información a través de una carta de consentimiento informado en resguardo de los aspectos éticos.

Análisis de Datos

El análisis se realizó según los procedimientos estipulados en la Grounded Theory (Glaser & Strauss, 1967; Strauss & Corbin, 2002), permitiendo construir modelos conceptuales con respecto al fenómeno de estudio. La primera etapa fue la codificación abierta, correspondiente al examen y fragmentación de la información recopilada para organizar el material en conceptos y categorías. Se utilizó la estrategia de "comparación permanente", que facilitó extraer las percepciones y representaciones reiterativas del discurso.

Como criterio de rigor se utilizó la triangulación de investigadores (Pedersen, 1992), ya que la codificación de los datos fue discutida y definida por consenso.

Posteriormente, los datos se organizaron analíticamente en modelos relacionales más abstractos, correspondientes a la codificación axial y codificación selectiva. En estas dos fases del análisis se destacó los fenómenos relevantes emergentes del discurso de los sujetos, obteniendo modelos descriptivos y relacionales.

Por espacio, en este artículo se presentan solamente los resultados relacionales, que muestran dos fenómenos principales y un fenómeno global, modelando el estado actual de las RS sobre Paternidad en el grupo estudiado.

Resultados

Codificación Axial

A continuación, se despliega el análisis realizado en torno a dos fenómenos centrales: (a) Importancia de la calidad de la relación de pareja para ser buen padre y (b) Formación integral de una persona como función central de la paternidad actual.

Figura 1
Importancia de la calidad de la relación de pareja para ser un buen padre


Figura 2
Formación integral de una persona como función central de la paternidad actual

La paternidad a la que aspiran los jóvenes del estudio se asume como un nuevo rol, aún por delinear y el cual ha de ser aprendido por el padre y facilitado en su ejecución por la madre. La emergencia de nuevos roles de género y la percepción de un cambio en el rol tradicional del padre, sientan las bases para el surgimiento del pensar una buena paternidad inserta en una relación de pareja de calidad. Ser un buen padre se vuelve una aspiración común entre los jóvenes entrevistados, para lo cual se hace imperiosa y necesaria una relación de pareja estable, afectiva y comprometida. El matrimonio, si bien aún mantiene su importancia como institución social, pierde peso frente a la relevancia dada a estos factores. Una relación de pareja buena y estable permitiría, entre otras cosas, establecer con el hijo un mayor compromiso, estar más presente y distribuir roles y tareas de manera compartida y equilibrada con la madre.

Las dudas que pudieran llegar a surgir en los futuros padres con respecto a sus capacidades y competencias parentales se ven subsanadas con la presencia de la madre, percibida como competente y buena de forma innata (lo que podría considerarse un remanente de una concepción tradicional de género), a diferencia de ser un buen-padre que es concebido como un rol adquirido cuyo aprendizaje sería por ensayo y error. Se piensa así la paternidad como una experiencia compartida y aprendida junto con la madre, en donde ésta última se convierte en una facilitadora de espacios novedosos para el padre en su relación con el hijo, como por ejemplo participar en la crianza, estimular la sensibilidad del hijo o entregarle afecto, desplegándose así la paternidad en espacios anteriormente propios de lo materno, marcados por el tinte de lo afectivo. Es importante destacar que para estos jóvenes lo afectivo sí formaría parte de la paternidad.

[…] poder disfrutar más con los hijos y darles ese cariño que generalmente sólo se lo entregaban... o generalmente se lo entregan sólo las madres (II:2)

De no existir una buena relación de pareja o si el hijo fuere fruto de una relación de pareja ocasional, la paternidad se torna absolutamente diferente a la planteada como una buena paternidad: se desarrollaría un menor compromiso y participación en la crianza, dificultando la generación de un lazo afectivo importante con el hijo.

[…] si fue una relación ocasional yo diría «lo siento, tú no te cuidaste», porque una persona con la que no se tiene ningún vínculo afectivo… y eso implica muchas diferencias, es decir, cuando uno tiene, cuando es con una persona que tiene vínculo afectivo, uno, puta, busca soluciones y va a la pelea.... (III:58)

Los jóvenes del estudio generan una notable diferenciación entre los tipos de pareja con los cuales se podrían llegar a ver envueltos: entre "buena/estable" y "mala/ocasional". Es principalmente en torno a la pareja "buena/estable" que surge la noción de "buena paternidad" y el brindar al hijo un espacio ideal para su formación integral. Cabe destacar que frente a la posibilidad de una paternidad inesperada, este tipo de pareja facilita asumir la responsabilidad y el compromiso, mientras que si se trata de una relación de pareja ocasional y/o carente de afecto, el asumir se ve muy dificultado. Como la paternidad inesperada se vivencia como un sacrificio e interrupción del proyecto de vida en estos sujetos (existiendo la posibilidad de culpabilizar al hijo), una relación de pareja "buena/estable" ayudaría a aceptar el hecho y significarlo positivamente; por ejemplo, como una confirmación de la propia identidad masculina (por haber asumido su paternidad).

Como segundo fenómeno de importancia emerge la "Formación Integral de una Persona" como la función central de la paternidad actual. Dicha función se comprende como derivada de asumir las características inherentes al modelo de Nueva-Paternidad, que incluye ciertos rasgos de la Paternidad-Tradicional evaluados como positivos (asegurar calidad de vida, actuar como figura de autoridad), pero transformándolos a la luz de la inclusión de la afectividad como eje rector de la paternidad actual.

...creo que la principal función de los padres es la de formar (…) o sea, lo principal en un papá es formar a la persona, en general, o sea, «esto está bien, esto está mal», no sé, sigue tu criterio, o sea, enseñarle cosas (III:13)

Estos rasgos, aunados a una expectativa de ser competente más allá de lo material con el propio hijo, influyen como condiciones causales sobre el fenómeno.

Las características señaladas se insertarían en un contexto histórico y socio-cultural más amplio, en donde se percibe a nivel discursivo un desprestigio social del machismo (entendido como un patrón de conductas legitimado por la masculinidad hegemónica descrita en la literatura). Además, los entrevistados postulan un resquebrajamiento del entramado microsocial, incluyendo la percepción de una falta de comunicación en la familia actual y el debilitamiento de los vínculos familiares producto de una actitud general de individualismo en la sociedad. Frente a la desintegración y a la segmentación social, los jóvenes estudiados reaccionarían valorando lo afectivo, lo emocional y los elementos que cohesionan a la familia. Este contexto, en el cuál surge el fenómeno destacado, fomentaría los cambios en las representaciones relativas a la paternidad y en el rol tradicional del padre, influyendo y facilitando el proceso de asumir la Nueva-Paternidad.

Una buena relación de pareja facilitaría el compromiso y la responsabilidad para con el hijo, tanto por razones prácticas (vivir o mantener una relación estable con la madre que permita la presencia con el hijo o hija) como por favorecer la preparación integral que los jóvenes consideran necesaria para ser buenos padres, preparación que incluiría el logro de estabilidad emocional y madurez psicológica (influido directamente por una relación de pareja de calidad), buena educación y tener resueltos los conflictos con sus propios padres. Todo lo anterior ayudaría a los padres a cumplir con su función central: formar de manera íntegra a una persona.

Yo creo, insisto, la paternidad (…) involucra un compromiso muy fuerte porque es un hijo, que tú tení que entregarle lo que más puedas, es una cuestión integra y para llegar a poder entregarle todo eso, uno tiene que estar bien preparado,(...) uno tiene que estar preparado como persona para entregarle todo, cien por ciento (I: 35)

Al valorar la función formadora, se plantea como necesaria la búsqueda de funciones que vayan más allá de ser un proveedor tradicional. En este caso, los sujetos dan importancia a la formación valórica, incluyendo la estimulación de la autonomía y sensibilidad del hijo, el entregar afecto y asegurar un soporte integral, priorizando la función de ser guía del hijo. También se señala una búsqueda de coherencia personal como hombre y como padre, entendiendo los jóvenes que, más allá del discurso, son las acciones y conductas del padre las que delinean a la persona del hijo.

Las implicancias derivadas de este fenómeno tienen que ver con lograr una mayor realización personal para su hijo, pero también con mejorar el status y éxito social del padre, al ser reconocido como un "buen padre" si cumple con los requerimientos de la Nueva-Paternidad.

Un aspecto a destacar es que no sería el padre quien está llamado a evaluar los resultados de su función paterna. Esta descansa en los propios hijos:

...pero al final el que evalúa el éxito de la paternidad son los hijos, ahí es donde entra el tema de que uno escuche a su hijo, uno lo escuche (I: 36)

Figura 3
Transformación de la paternidad-tradicional /surgimiento de la nueva-paternidad


Codificación Selectiva

Desde la perspectiva de los entrevistados, grandes cambios sociales habrían modificado los tradicionales roles de género presentes en la cultura contemporánea. Entre estos cambios, el ingreso de la mujer al mundo laboral sería una condición fundamental del contexto, que favorecería el surgimiento de un nuevo fenómeno con respecto a la paternidad. La reivindicación de los derechos de la mujer y la generación de un discurso social que valida y valora lo femenino, habrían generado un sistemático desprestigio de las prácticas tradicionales de género, englobadas bajo el concepto del "machismo". Al adquirir valor los distintos referentes de lo femenino, en oposición y resistencia a lo tradicional, todo el espectro de lo emocional es incorporado en los nuevos roles parentales. Específicamente en esta investigación, la inclusión de la afectividad en la paternidad actual -promovida desde la valoración de lo femenino- sería el eje central y causa en el actual proceso de transformación de la paternidad. Esta transformación no implicaría un abandono total de lo que se comprende como Paternidad-Tradicional. La transformación reseñada alude a la emergencia de una Nueva-Paternidad que, por un lado, deshecha todo aquello que es asumido como negativo de la Paternidad-Tradicional (rigidez, lejanía afectiva, entre otras) pero que a su vez, rescata muchas de las características propias de la Paternidad-Tradicional, traducidas, resignificadas e incorporadas a través del prisma de la afectividad a la Nueva-Paternidad.

En la elaboración de la nueva representación con respecto a la paternidad, intervendrían dos tipos de presiones sociales. En primer lugar, existirían una serie de exigencias sociales con respecto a adoptar la Nueva-Paternidad y sus características. Ser un padre afectuoso, cercano y vinculado emocionalmente con sus hijos sería un símbolo de éxito y status en nuestra sociedad. Existiría un delgado límite desde donde lograr distinguir si la asunción de la Nueva-Paternidad sería hoy un medio para dar una mejor crianza a los hijos (opción fomentada por la teoría que sustenta la importancia de las emociones en la crianza), o bien un medio para lograr acceder al status social que cada quien perseguiría hoy en día, en una sociedad descrita por los entrevistados como marcada por el individualismo y el afán de éxito social.

Como que hay un exitismo (…) y dentro de ese exitismo también está el tener una familia exitosa, (…) siento como que el rol de ser buen padre es casi como (…), obedece las órdenes de este libro, (…) es como parte del sistema, ¡cachai!, tení que ser buen padre por lo tanto teni que llevar todos los días en las mañana al colegio a tu hijo, (…) tení que acompañarlo (…) llevarlo a pescar una vez al mes, (…) hay una serie de conceptos que están creados, (…) no nacen de la naturalidad del ser padre, sino que están encerrados en un sistema de lo que significa exitismo como persona (…) exitismo individual.(I:31)

En segundo lugar, la otra presión social interviniente sería la exigencia desde las generaciones anteriores por el cumplimiento de los roles parentales tradicionales de género.

[…] yo feliz me quedaría con mi hijo cuidándolo y si mi mujer se va a trabajar contenta (…) pero viene toda esta figura (…) de la sociedad, toda esta imposición de qué va a decir tu vecino, qué va a decir tu familia (…) supuestamente es la mujer la que se queda en la casa, cuida los hijos (…). Si es al revés, estoy (…) cambiando roles, roles tradicionales (I:10)

Ambas presiones, contradictorias entre sí, intervendrían en la gestación del fenómeno, siendo elementos que posibilitarían la permanencia de características tradicionales tamizadas por lo afectivo dentro de un imaginario de paternidad renovada. Esto se percibe claramente al tomar nota de las consecuencias del fenómeno descrito: (a) cambia el rol del padre desde ser un padre proveedor a un padre preocupado por la calidad de vida de su hijo, (b) de ser un padre que sólo imponía reglas a uno que aspira a un equilibrio entre amistad y autoridad, (c) del fin de una paternidad lejana en afectos y ausente de la crianza a un padre presente en la crianza de sus hijos y cercano afectivamente.

El padre emergente adquiere una función central signada por los sujetos como propia del padre tradicional: formar al hijo. La diferencia radica en que la formación propuesta aspira a ser integral: incluye las emociones en la vinculación con su hijo, asumiendo para ello tareas de crianza tradicionalmente femeninas e imitando algunas de las características maternas en su nueva forma de relación. De ahí la característica interviniente de la presencia de la pareja en la formación del fenómeno. Es la pareja un modelo a seguir para poder adquirir las cualidades de la Nueva-Paternidad.

[…] algunos años atrás era algo como súper específico de la mamá cambiarle los pañales, prepararle la papa a la guagua y hoy en día veí papás que andan con su guagua (…) les cambian pañales, los llevan al colegio, les hacen cariño, pero también los forman, (…) tomar elementos, cosas que esperaí que sean como constructivas y buenas para tu hijo y dárselas (III:13)

Discusión

Como síntesis de los resultados obtenidos, cabe señalar que el fenómeno principal consignado en esta investigación es la Transformación de la Paternidad-Tradicional y el Surgimiento de la Nueva-Paternidad, en donde las cualidades evaluadas como positivas de la Paternidad-Tradicional (asegurar calidad de vida y actuar como figura de autoridad) se conservarían, pero transformadas mediante el proceso central de incluir la afectividad en la RS de paternidad. Este fenómeno enmarca la estructura discursiva que vuelve comprensibles y coherentes las siguientes dos ideas en los sujetos investigados: (a) la importancia dada a la calidad de la relación de pareja como condición para ser un buen padre; (b) que la función paterna central en la actualidad se comprende como la formación integral de una persona.

A continuación se discutirá los resultados obtenidos a luz de los antecedentes teóricos y empíricos que fundamentaron esta investigación.

Los cambios derivados de la posmodernidad, la globalización y las transformaciones económicas, sociales, culturales y políticas observadas en Chile, con las consecuentes modificaciones en las RS que se le asocian (PNUD, 2002; Roa, 1995), apoyan las características contextuales señaladas en los resultados, especialmente lo referido a la modificación de los estereotipos tradicionales de género (Astudillo, 2004). En los sujetos existiría un discurso que desvaloriza el sistema de creencias y prácticas asociadas a la masculinidad hegemónica. Este discurso posibilita la consagración de la Formación Integral de una Persona como función central del padre. Formar una persona integral implicaría no sólo transmitir normas y reglas de comportamiento y valores como guías para la vida, sino también incluir la afectividad. La posibilidad de que los sujetos de la investigación se permitan adoptar matices tradicionalmente femeninos, añadiendo lo afectivo y la ternura como una posibilidad del Ser-Hombre, sin dejar de ser hombres, requiere pensarse desde un proceso de cambio, de transformación de la identidad masculina. Para formar un nuevo tipo de hombre, se necesita ser a su vez un nuevo tipo de hombre.

Pese a ello, es posible vislumbrar remanentes del machismo en la paternidad inesperada con una pareja ocasional, situación en que se reeditarían las características mencionadas con respecto al patriarcado (Vera, 1987), tendiéndose a desvalorizar a la madre como persona, tratándola como un objeto posible de ser desechado junto al hijo, sin mayores remordimientos al respecto. Es la cualidad de pareja "mala/ocasional" la que facilita esta operación en los participantes. Tensionando este fenómeno, emerge la importancia de la calidad de la relación de pareja como un elemento central que favorece la adopción de la Nueva-Paternidad.

Hay concordancia con los planteamientos de Gilmore (1990 citado en Fuller, 2000a), de rescatar las características asociadas al padre tradicional, de entrega, sacrificio y protección, y la propuesta de Rivera y Ceciliano (2004) de estimular al hombre a un rol más activo, afectivo y presente en la crianza, sin feminizarse en el proceso. Asimismo, estos hallazgos están en línea con los resultados reportados por Fuller (2000a) de un mandato social que exigiría sostener un diálogo horizontal padre-hijo y una mayor participación en la crianza. Este mandato presenta mayor impacto en jóvenes varones de sectores medio altos y de elevada escolaridad (Aguayo, 2003; Olavarría, 2000), correspondiendo con las características de los sujetos investigados en este estudio.

Como principal fuente de influencia en la formación de las RS, los antecedentes empíricos mencionan el aprendizaje tanto del propio padre como de la propia madre, y la internalización del modelo paterno (Cruzat, 2003; Olavarría, 2000), frente a lo cual se desarrollaría la imitación o la diferenciación. En esta investigación, la figura del padre también aparece como central en la formación de las RS sobre paternidad, reiterándose los procesos de imitación y/o diferenciación.

En relación a los miedos asociados a la paternidad, no se encontró evidencia que sustente el miedo a la cesantía (Cruzat, 2003) o a la homosexualidad (Olavarría, 2000) detectados en la literatura. Es probable que esto se deba al nivel socioeconómico y educacional, y al rango etáreo de los sujetos, que podrían actuar como un escudo protector frente a la cesantía y sus consecuencias y como un moderador de los prejuicios hacia la homosexualidad.

Respecto al sentido de la paternidad en el proyecto de vida, Fuller (2000a) señala que la paternidad se vivencia como un reordenamiento de la vida e identidad de los hombres, lo que se constató a su vez en los sujetos entrevistados. En cambio, no se encontraron resultados que confirmaran la significación de la paternidad como un rito de paso a la vida adulta, lo que sí aparece señalado en otras investigaciones (Fuller, 2000a). Esto podría pensarse desde la condición de ser o no ser padre, que ejercería una influencia diferencial en cómo se significa la paternidad en el proyecto de vida.

A nivel de legislación, se constata en los sujetos la internalización de la obligación legal de asumir la paternidad inesperada, si bien se acota su participación a ser principalmente proveedor. Sin embargo, esto se valora como un avance respecto a generaciones anteriores, y apoya las iniciativas legislativas que buscan fortalecer la conciencia de responsabilidad paterna en el cuidado y crianza de un hijo o hija.

Una tensión importante a vislumbrar desde los resultados, es la que se desarrolla entre el nivel discursivo y el contexto del Chile actual, graficado en el PNUD (2002), que facilita las transformaciones representacionales pero que dificulta el cumplimiento cotidiano de las condiciones de "éxito" de una buena paternidad. Los resultados muestran la gran importancia asignada por los sujetos al tiempo dedicado a compartir con el hijo y a la participación en la crianza y formación integral de éste. Asimismo, Sin embargo, las condiciones laborales actuales parecen estar estructuradas como un conjunto de dificultades y trabas para la adopción de una Nueva-Paternidad; asimismo, debe considerarse que los padres siguen viéndose enfrentados a la demanda social de proveer las condiciones materiales "suficientes" para el hijo, en un contexto de consumismo y sobrevaloración de lo material, lo que dificulta aun más la transformación de Paternidad-Tradicional a Nueva-Paternidad en la práctica. Consecuentemente, los varones universitarios reclaman mayores facilitadores sociales e institucionales para poder asumir plenamente las nuevas exigencias de la paternidad. Esta constatación apunta a fortalecer las políticas públicas emergentes en Latinoamérica, destinadas a incluir al padre en la crianza y a fomentar su involucramiento en la formación de los niños y niñas. Iniciativas como el fuero paternal y permitir rutinas de trabajo realizables desde el hogar, apuntan en esta línea.

En cuanto a la relevancia de esta investigación, además de las implicancias para políticas públicas e iniciativas legales orientadas a favorecer una paternidad más responsable, involucrada y afectuosa, es posible declarar que se constituye en un aporte al conocimiento académico no abordado por otras investigaciones a nivel nacional.

Sin embargo, es necesario tomar en cuenta las limitaciones de esta investigación, que incluyen la ausencia de triangulación de técnicas de recolección de datos, que hubiesen permitido abordar aspectos como la congruencia entre los discursos sostenidos y las prácticas efectivas en jóvenes que ya sean padres. Esta investigación no logró saturación teórica, por ende se puede considerar como una aproximación al objeto de estudio, posible de ser perfeccionada y profundizada.

Para futuras líneas de investigación, se propone indagar en aspectos que dificultarían asumir y comprometerse activamente en la paternidad, ya que se constató su importancia como temática, pero no se logró definir claramente un modelo comprensivo.

Se debe considerar, por cierto, que las líneas de investigación propuestas no pueden pretender certezas absolutas, ya que, dada la naturaleza dinámica y cambiante del objeto de estudio (la paternidad), sólo es posible un acercamiento progresivo a una mayor comprensión del fenómeno, que sustente mejores intervenciones, estrategias y políticas orientadas a garantizar una mejor paternidad.

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Correspondencia a: La correspondencia relativa a este artículo deberá ser dirigida a Esteban Gómez: eagomez@puc.cl

Fecha de recepción: Abril de 2006.
Fecha de aceptación: Julio de 2006.

Agradecemos a Lilian Canales, Paulina Fernández y Consuelo Mena, estudiantes de Psicología (PUC), por su trabajo previo junto a miembros del equipo que sirvió de base para la presente investigación. Agradecemos también a la FEUC 2005, por entregar un fondo de financiamiento a la investigación y al equipo docente (Andrea Jaramillo y Soledad Ruiz) del curso "Investigación Cualitativa Avanzada", por su apoyo y formación.

Gonzalo Gallardo, Esteban Gómez y Nicolás Suárez, Programa de Magíster en Psicología, Escuela de Psicología Pontificia Universidad Católica de Chile.

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