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El interés exponencial que está despertando la traducción económica en la última década se está viendo reflejado en iniciativas dispares como congresos, talleres o monografías, en los que queda manifiesta la preocupación por definir y delimitar de manera más apropiada esta especialidad, estableciendo un vínculo mayor y más eficaz con el mundo profesional. En esta línea, el libro Traducción económica: entre profesión, formación y recursos documentales, editado por Daniel Gallego, profesor de la Universidad de Alicante, y publicado como número monográfico de la revista Hermēneus es, sin duda, una acertada aportación al estudio de la traducción económica. En él se recogen diez artículos que avanzan en la aproximación a esta especialidad desde tres ámbitos: profesional, formativo e investigador.

Un primer mérito del libro –y por tanto, un atractivo del mismo– es que hace coincidir en sus páginas a profesionales y formadores en un intento de mejorar la calidad de la docencia y, por ende, el trabajo de los futuros traductores. El libro se inicia con artículos testimoniales escritos desde el ámbito de la traducción económica para dar paso seguidamente a un enfoque más académico sobre la formación en esta especialidad, sin dejar de lado propuestas más teóricas, que constituyen igualmente un pilar importante de la misma. La defensa que subyace tras este trinomio es la urgencia por vincular los tres ámbitos –profesional, formativo e investigador– con el objetivo de que la observación del mundo profesional y la reflexión que se pueda hacer desde él y sobre él motiven una docencia y una investigación más empíricas y de aplicación más inmediata. Por tanto, las páginas de este libro serán de provecho para todo aquel con un interés en la traducción económica, ya sea como estudiante, traductor en ciernes, traductor experimentado o docente.

La primera aportación sobre el ámbito profesional la firma Miguel Tolosa Igualada. Se trata de un interesante artículo de análisis de la práctica de la traducción económica, cuyos resultados pueden ser de sumo interés en el ámbito formativo. Tolosa analiza los tipos de textos y combinaciones lingüísticas más habituales en traducción económica en el mercado profesional con el doble propósito de ayudar al formador de esta especialidad a hacer una selección más “real” de los textos utilizados en clase y orientar asimismo la investigación hacia los textos más frecuentes en el mundo laboral.

También el artículo firmado por Ángel Espinosa Gadea se aproxima a la traducción económica desde el ámbito profesional. Su propuesta invita al docente a utilizar como material de clase un texto de elevada complejidad como es la documentación relativa a los fondos de inversión. Frente a prácticas didácticas establecidas y generalizadas que empiezan la casa por los cimientos con textos de economía sencillos, Espinosa plantea una propuesta arriesgada y defiende empezar por el tejado, explotando lo que él entiende como textos de concentrado financiero, que preparan eficazmente al alumno para enfrentarse posteriormente con mayor confianza y dominio a textos menos difíciles.

El tercer artículo lo aprovecha José Mateo Martínez para revisar los contenidos de las asignaturas vinculadas a la traducción de los negocios en los diversos estudios de grado y posgrado de Traducción de la universidad española y plantear un debate en torno a la heterogeneidad de propuestas dentro de esta materia. Mateo plantea algunas cuestiones puramente terminológicas, como la de establecer unas etiquetas de especialización más acertadas que las habituales, y otras de contenido, como revisar los criterios utilizados en el diseño de esta materia para hacerla más eficaz en términos de adquisición de competencias. Sin duda, una seria reflexión sobre la docencia de traducción económica que pone en entredicho, incluso, algunas cuestiones de indudable relevancia para la formación de los estudiantes.

Escrito igualmente desde el ámbito formativo y con un desarrollo muy didáctico, el artículo de Verónica Román Mínguez plantea lo que, en su opinión, deberían constituir los objetivos de aprendizaje de la traducción económico-financiera inglés-español. Para ello, la autora ordena el proceso de enseñanza-aprendizaje atendiendo a las diversas subcompetencias que debe dominar el estudiante de traducción económica, a saber, documental, textual, terminológica, temática y profesional. El interés del artículo radica en las acertadas sugerencias de Román para diseñar el contenido formativo de cada una de estas subcompetencias, y en presentar, además, una propuesta metodológica que incluye materiales docentes y diversas actividades enfocadas a la consecución de cada una de ellas.

En la misma línea de defensa de la formación en competencias modula Marie-Evelyne Le Poder su artículo, un ensayo muy interesante que pone de manifiesto la relevancia de la subcompetencia temática o cognitiva e instrumental en el proceso traductor. Le Poder presenta los resultados de un proyecto de investigación llevado a cabo junto con compañeros de los departamentos de Economía Aplicada y Sociología de su universidad en el marco de la asignatura de Traducción jurídica, económica y comercial. La eficacia de introducir en el aula actividades previas al proceso de la traducción y hacerlo desde una perspectiva docente interdisciplinar queda manifiesta en el producto final en términos de comprensión conceptual y uso correcto y preciso de la terminología y fraseología, y avala la formación de los estudiantes de traducción económica en los diversos ámbitos que necesitan para elaborar traducciones adecuadas: traducción, economía, terminología, documentación, etc.

Por su parte, Chelo Vargas Sierra comparte en su artículo lo que, sin duda, habría supuesto un reto para cualquier docente: concentrar en una única unidad lectiva del programa de Traducción económica la enseñanza de la traducción de páginas web de contenido económico. En este sentido, la página web no es más que otro tipo de texto dentro de la variedad de encargos propios de esta especialidad en el mundo profesional, por lo que el objetivo docente, alejado de las subcompetencias vinculadas a la docencia de la traducción de páginas web –textual, comunicativa y cognitiva de los géneros digitales–, queda reducido al desarrollo de la competencia instrumental en la traducción de páginas web.

En el contexto virtual se mueve igualmente Pedro A. Fuertes Olivera, con los diccionarios especializados de internet, que facilitan la adquisición de información en la traducción de textos especializados –con un sistema de datos estructurados y un acceso a estos fácil de usar y comprender–. Estos diccionarios de nueva generación presentan motores y resultados de búsqueda diferenciados, y se actualizan atendiendo a las necesidades que se detectan en los usuarios gracias a ficheros que registran sus propias búsquedas y la información que procede de la actividad académica e investigadora en torno a este tipo de herramientas.

Dos aportaciones coinciden en su aproximación desde el ámbito de la lingüística de corpus. La primera de ellas, la de Francisca Suau Jiménez, aplica la lingüística de corpus y el análisis del discurso a un corpus textual propio de la economía y los negocios (COMENEGO) para obtener un patrón interpersonal esencial tanto en la lengua origen como en la lengua meta que facilite el respeto de los presupuestos socio-lingüísticos y culturales de una lengua a través de sus textos. En medio del debate actual en torno al concepto de metadiscurso, la autora da un paso más allá al defender la inclusión en el mismo no solo de marcadores externos al discurso, sino también de marcadores de contenido.

La segunda de las aproximaciones desde el ámbito de la lingüística de corpus la firma Christian Vicente. En su artículo, Vicente defiende que una adquisición léxica competente obliga a conocer las combinaciones más frecuentes entre las palabras de una lengua. En el marco de la enseñanza de las lenguas para fines específicos, el autor presenta los resultados del análisis de los errores típicos de la adquisición de unidades fraseológicas cometidos en producciones reales de alumnos del español de la economía y los negocios como lengua extranjera, y llega a la conclusión de que la detección y clasificación en categorías de esos errores –falsos amigos, uso inadecuado de preposiciones o calcos, entre otros– resulta de gran eficacia en la docencia de la comunicación especializada.

Cierra el volumen la aportación de Patricia Rodríguez Inés, cuyo artículo resume la elaboración del componente en inglés del Corpus Multilingüe de Economía y Negocios (COMENEGO). A modo de cuaderno de bitácora, el artículo hilvana las razones que subyacen a la compilación de este nuevo corpus, así como los criterios de diseño generales y específicos seguidos en la selección de los textos. El fin último de esta herramienta –en fase de validación en el momento de publicación del artículo reseñado y que sigue a las iniciativas previas en francés y español– es ofrecer un recurso de documentación accesible y fiable para la traducción económica, que sea representativo de los géneros propios de este campo de especialidad, y cuyo impacto en el trabajo de profesionales de este ámbito de especialidad será previsiblemente muy positivo.

Resumiendo, estamos ante un volumen cuyas diez valiosas aportaciones satisfarán tanto a quienes abran sus páginas buscando orientaciones prácticas de aplicación en el aula como a quienes lo hagan motivados por el interés de profundizar en el vínculo entre el mundo académico y el profesional. Un libro, pues, que, con conocimiento y acierto, reflexiona sobre la traducción económica en un contexto que obliga cada vez con mayor urgencia a establecer ese vínculo de manera más certera y eficaz.